Escombros y basuras
Daniel Gallardo Marín
Los lugares abandonados personifican de un modo crudo el poder de la dejadez y el más firme presagio de la victoria final de la suciedad y la basura, personalizado en el tramo de Utebo, carretera de Logroño y límite de Garrapinillos. Arcenes y medianas de ese tramo de autovía invadidas por maleza y suciedad. Ambas marquesinas sin papeleras, usadas en su día por cívicos usuarios del bus a la espera del casetero.
Hoy, sin ellas, excusa para que el incivismo campe a sus anchas, llenado ese hábitat de todo tipo de desperdicios. Siguiendo en la misma zona sitiada por el desparpajo de lo sucio, en ese lugar de nadie, junto a la urbanización Torreblanca y las ruinas de lo que fue centro comercial Aldi, se extiende una gran parcela cubierta de maleza y restos de plástico de todo tipo, despojos que el viento ha ido depositando procedentes del centro comercial Alcampo, donde los conejos y algún otro tipo de roedor campan a sus anchas. Tampoco es que rompa la armonía en ese averno, no falta una charca rodeada de escombros y basura orgánica, que nadie acierta a retirar, a pesar de las denuncias de quienes vivimos junto a tanta inmundicia. Espacios otrora llenos de proyectos y esperanzas, hoy siguen olvidados.
Mientras tanto pasan los años, sea por inacción de ayuntamientos, en ese tradicional abandono que sufren los barrios, mayor si se trata de la periferia de estos, el sucio paisaje sigue estando presente. Lugar abandonado que representa la derrota de una ofensiva culturalmente elogiada: la de la limpieza. En ellos la responsabilidad social se diluye, y la tarea de eliminar las cosas indeseables queda abortada. Uno piensa que se blinda la suciedad con los años, pero yo al menos no puedo.