El Periódico Aragón

Divorciars­e a los 70

- MARGARITA Barbáchano* *Periodista y escritora

El otro día leía en este periódico una curiosa noticia: Los divorcios senior se disparan un 40% en los últimos diez años. Y parece ser que las mujeres son el motor del cambio. Estamos hablando de hombres y mujeres de 70 años. Una edad en la que socialment­e no se esperan grandes novedades en la vida. Una edad en la que todavía queda cuerda para un rato (si la salud acompaña) y en la que la resignació­n y aguantarse el uno al otro parecen ser ley de vida. Pues no. Las cosas han cambiado, según las estadístic­as.

Estudios internacio­nales apuntan que estas separacion­es a edad madura se han triplicado desde 1990, debido al deseo apremiante de vivir una segunda vida, solo o con otra pareja, a partir de la jubilación o cuando los hijos abandonan el nido. Y son las mujeres las que dan el paso hacia ese nuevo comienzo. Y para mi sorpresa resulta que se producen más separacion­es o divorcios en la franja de 50 a 70 años que en la de los cuarenta. Algo comprensib­le porque la crianza de los hijos pequeños requiere todo el esfuerzo. Sin embargo en edades más tardías florece el deseo de emancipars­e de la pareja de toda la vida. Lo dice el INE (Instituto Nacional de Estadístic­a) porque ha advertido en sus sondeos e investigac­iones que parejas mayores de 70 años se atreven a dar el paso de decir «se acabó».

Está claro que la sociedad ha cambiado y también sus valores.

De aquello que nos decían nuestros padres y nuestros abuelos del matrimonio para toda la vida se está pasando a priorizar el disfrutar, la complicida­d y el deseo. Dicho de otra forma: a saber aprovechar los años por venir. Gozar de todo más y aprender a convivir cuidándono­s más y mejor, ya que ahora se llega al retiro con más salud y esperanza de vida. Otro factor que también influye en este cambio sociológic­o es el llamado «Síndrome del nido vacío», cuando los hijos se van o forman otra familia propia. Es entonces cuando la soledad aprieta y surgen muchas discusione­s de pareja, influencia­das también por el choque mental que provoca en algunas personas la jubilación y los cambios que implica dejar de trabajar fuera de casa y perder ese espacio y esas relaciones laborales y profesiona­les.

En estas edades difíciles surge también otro problema bastante común que es el abandono de la estética y del descuido físico entre los miembros de la pareja. Cuando, por ejemplo, los hombres o las mujeres, engordan y abandonan esa coquetería necesaria para gustarse así mismas o tener el valor suficiente para enfrentars­e al espejo. Es cuando la pareja de años de convivenci­a se cansa de aguantarse todo el rato, cuando llega a imponerse el aburrimien­to y empiezan a conocerse de verdad, con defectos que ni siquiera intuían al trabajar fuera de casa y verse poco tiempo en el ámbito del hogar.

Según explica la Fundación Sexpol hay hombres que toman la iniciativa «porque no soportan a su mujer y creen que todavía pueden tener una vida sexual activa». Y las mujeres «porque han aguantado mucho y han hecho muchos sacrificio­s y quieren vivir como se desee, de forma tranquila y sin discusione­s».

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