Ola de protestas en Argentina por las medidas económicas
El Gobierno de ➲ Milei se encomienda a su plan de choque
El diputado Damián Arabia estaba tan feliz disfrutando de Venecia que no dudó en mostrar en su Instagram su jocosa inmersión en el carnaval veneciano. «Militaba el ajuste mientras disfrutaba de un lujoso viaje», señaló el diario Ámbito Financiero sobre el viaje del legislador de derechas. «Lo que yo haga con mi vida privada, con mi orientación sexual y mi tiempo libre, no debiera ser tema de conversación pública», se defendió Arabia.
Pero las vacaciones en los canales del legislador oficialista se convirtieron sin embargo en un temas de «conversación público», con sus memes y sus correspondiente insultos en el espacio virtual, porque coinciden en Argentina con una ola desatada de conflictos sociales y sindicales.
Durante las últimas horas una huelga de los trabajadores ferroviarios paralizó el servicio por completo. A la par protestaron también los médicos. El lunes lo harán los maestros y es muy posible que no comience el ciclo lectivo. «Deben acomodarse a la nueva situación de la Argentina», se quejó el ministro del Interior, Guillermo Francos.
Ayer se movilizaron en la capital contra el programa económico del presidente Javier Milei las organizaciones sociales. «El Gobierno está llevando adelante un crimen social hacia millones de familias que hoy no tienen un plato de comida», dijo la dirigente Marianela Navarro. «Su posición es intransigente. El presidente abandona a los pobres, excluye a los trabajadores. Hoy hay 44.000 comedores populares que esperan que el Estado y la ministra (de Capital Humano) Sandra Pettovello entreguen el alimento».
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MÁS PARALIZACIONES La Confederación General del Trabajo (CGT), que ya realizó una huelga contra el anarcocapitalista, que ha superado los cien días en la presidencia, advirtió que será inevitable otra paralización de actividades en un corto plazo. Uno de sus principales dirigentes, el sindicalista de los obreros de la construcción, Gerardo Martínez, se reunió con la número dos del Fondo Monetario Internacional (FMI), Gita Gopinath, para expresarle su preocupación por los efectos de un programa económico gubernamental que ha pulverizado aún más los salarios como consecuencia de la devaluación del 118% de la moneda, la estampida inflacionaria y el drástico corte del gasto público.
De acuerdo con el diario La Nación, Gopinath escuchó decir a Martínez que con su Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), que limita el derecho a huelga, termina con las indemnizaciones por despido y recorta otros derechos laborales, «Milei puso en tela de juicio el contrato social del país».
El mandatario reiteró el viernes por la noche que las amarguras que padece buena parte de un país con 57,4% de pobres son inevitables debido a la herencia que dejó «el populismo», pero pronto se verá una luz al final del túnel. La dolarización dibuja una sonrisa en el horizonte. El Gobierno de ultraderecha cifra sus esperanzas en el programa de choque del ministro de Economía, Luis Caputo. Fundamentan su entusiasmo señalando que, en enero pasado, el sector público registró un superávit financiero a costa de la drástica reducción del gasto estatal: la inversión en obra pública se derrumbó más de un 80%, mientras que los subsidios al transporte, el gas, la luz y la electricidad tuvieron podas del 64%.
Subirse a un autobús cuesta un 200% más que en diciembre. Las pensiones y ayudas a la población más vulnerable se redujeron un 30%. La inflación, que ha sido en diciembre del 25% y en enero del 20%, provocó una merma de la capacidad de compra de los trabajadores formales del 23%.