El Periódico Aragón

La policía confirma que el incendio de Valencia ha dejado ya 9 muertos

El recuento definitivo de las víctimas sigue abierto hasta revisar los escombros Para evitar imágenes macabras, la Policía Nacional montó un túnel

- TERESA DOMÍNGUEZ VALENCIA

Los cuerpos calcinados de nueve de las víctimas mortales del devastador incendio que en la tarde del jueves arrasó dos torres de un edificio residencia­l en el valenciano barrio de Campanar ya están en el Instituto de Medicina Legal (IML)_de Valencia, donde desde ayer están siendo sometidos a las correspond­ientes autopsias.

El recuento definitivo de víctimas sigue abierto, ya que, al cierre de esta edición, se habían inspeccion­ado las 138 viviendas, pero en muchas de ellas, las más afectadas por el fuego, los bomberos han encontrado muchos escombros, de manera que no habrá certeza de que no hay más cadáveres hasta que no sean removidos todos esos cascotes y enseres abrasados.

Por el momento, la cifra oficial de víctimas es de nueve fallecidos –los ocho cuerpos completos y uno, incompleto– y un desapareci­do. El jueves por la noche, la cifra que se barajaba era de cinco fallecidos –la familia formada por una pareja y sus dos hijos, una niña de 2 años y una bebé de 2 semanas, cuyos cuerpos abrazados fueron rescatados ayer del baño de su vivienda, y un quinto cuerpo hallado en otra casa– y 14 desapareci­dos.

$_De los HABLANDO HASTA EL FINAL primeros se tenía constancia por las imágenes captadas por los drones que los bomberos volaron tanto alrededor del edificio como en el interior de la vivienda de la puerta 97, la de la familia. De ellos se sabía con certeza que estaban en el interior porque estuvieron hablando con familiares y amigos hasta el último momento. Después, otro de los drones grabó el cuerpo de un quinto fallecido.

En cuanto a los desapareci­dos, se llegó a la cifra de 14 personas después de que, la Policía Nacional, por su parte, con visitas a todos los hospitales de la ciudad, y la Policía Local, por la suya, con entrevista­s realizadas a pie de edificio a familiares y allegados, cruzaran sendas listas de personas que a última hora de la noche seguían sin dar señales de vida.

Por fortuna, cuatro de esas personas simplement­e no estaban en el edificio y el viernes, a primera hora, acudieron al lugar para explicar que no estaban entre las víctimas. La lista se redujo a diez.

Desde primera hora de la mañana de ayer, equipos conjuntos de bomberos y agentes de la Policía Científica de Valencia iniciaron la inspección del edificio, aún humeante y con focos de fuego todavía activos en puntos del interior. Los primeros tenían por misión ir asegurando el paso a los segundos, dada la posible inestabili­dad de la estructura, que en ese momento aún no había sido revisada, por lo que se desconocía si existía peligro de derrumbe en alguna zona o, incluso, de colapso de la estructura esqueletiz­ada tras el devorador efecto del incendio.

Los segundos, fotografia­r y documentar cómo, dónde y en que estado y posición estaban los cuerpos de las víctimas mortales, así como inspeccion­ar el edificio para establecer tanto la causa inicial del siniestro como los motivos por los que las dos torres se convirtier­on en una gigantesca tea en apenas una hora.

La prioridad, en todo caso, era el rescate de los cuerpos para iniciar cuanto antes su identifica­ción y poder informar de manera definitiva a sus familiares.

Para ello, se activó el protocolo de grandes catástrofe­s creado a partir de la tragedia del metro, que el 3 de julio de 2006 provocó 43 muertos en la estación de Jesús, en Valencia.

Para ello, se crearon tres equipos con personal del Instituto de Medicina Legal (IML) de Valencia, formados por un forense y un técnico, y de la Comisaría General de Policía Científica, que envió a 15 agentes a primera hora desde su sede en Madrid a la zona cero de la tragedia, seis de ellos de la Unidad Central de Identifica­ción. Fueron estos seis los responsabl­es de participar con los forenses y los técnicos en las primeras tomas de datos para agilizar las identifica­ciones.

En aplicación de ese protocolo, se estableció una carpa a la salida de la rampa del aparcamien­to del inmueble adonde fueron conducidos los cuerpos de las víctimas a medida que los bomberos y los policías científico­s terminaban su trabajo en el interior del edificio.

Para evitar imágenes macabras, la Policía Nacional montó un túnel de rescate con los elementos de nilón que utilizan habitualme­nte para preservar las escenas del crimen de las miradas morbosas. A través de ese pasillo, fueron portando los primeros cadáveres, protegidos dentro de sudarios, hasta la carpa.

Una vez en el interior del recinto, el forense, el técnico y los especilial­istas en identifica­ción de cadáveres de la policía nacional iban tomando los primeros datos que pudieran servir para saber el nombre y los apellidos de cada una de las víctimas mortales.

$_Los primeros cuerpos en llegar fueron, precisamen­te, los del matrimonio formado por Ramón y Marta y sus dos bebés, sin duda, el momento más duro para quienes intervinie­ron en su rescate y posterior examen. A medida que este primer equipo iba completand­o su labor, los cuerpos iban siendo trasladado­s al furgón fúnebre estacionad­o al lado de la carpa, para su traslado al Instituto de Medicina Legal, en la Ciudad de la Justicia, donde ayer tarde comenzaron a practicars­e las primeras autopsias.

En total, los nueve cuerpos fueron evacuados en tres furgones distintos. La familia al completo, en el primero, y el resto, en los dos siguientes vehículos.

Una vez en la sala de autopsias, los forenses iniciaron el estudio de los cuerpos para determinar la causa de la muerte y los agentes de la Policía Científica tomaron huellas a los cuerpos en los que fue posible, así como ADN y estudios radiológic­os y odontológi­cos.

Aunque apenas ha trascendid­o informació­n de este proceso, algunas fuentes han apuntado a este diario que en la mayor parte de los cuerpos examinados el viernes por la tarde se aprecian síntomas de muerte por inhalación de monóxido de carbono.

Ayer al mediodía, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, destacó en su visita a Valencia, la oleada de «empatía y solidarida­d» por parte de los vecinos del barrio de Campanar, que se movilizaro­n desde el primer momento para prestar ayuda a los afectados por la tragedia. Hasta la Escuela de Valientes, situada a menos de una manzana del lugar del incendio, se desplazaro­n «cientos y cientos» de personas para colaborar, según detalló su directora, Amalia Correcher. «Tenemos mantas, tenemos comida y en todo lo que podamos ayudar, aquí estamos», aseguró.

EL MOMENTO MÁS DURO

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BIEL ALIÑO / EFE Una mujer se toma una fotografía ante el edificio incendiado en Valencia.

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