«EL ‘PRESTIGE’ REQUIERE UNA MONITORIZACIÓN QUE NADIE HA HECHO»
Miembro del comité asesor que gestionó el vertido, reclama más financiación para hacer un seguimiento de estos casos
Biólogo y profesor del CSIC, Antonio Figueras vivió en sus carnes cómo fue la gestión inicial de la crisis del ‘Prestige.’ Más de dos décadas después, recuerda el desafío que supuso hacer entender que Galicia enfrentaba una situación grave.
¿Cómo fueron esos primeros días tras el desastre?
En aquel momento era el director del Instituto
de Investigaciones Marinas y por eso me incluyeron en el comité asesor. Después me empeñé en mantener el tema abierto. En Galicia estamos tan acostumbrados a que haya accidentes (cada día pasan por su costa unos 40 barcos) que había que mostrar que esto era serio. Inmediatamente, mandé a un grupo de mis investigadores a la zona de Muxía para ver si podían recoger alguna muestra. Recuerdo una fotografía impactante: un cubo lleno de fuel con un palo de fregona clavado. No se movía, era muy denso, y estaba llegando a la costa. Había que intervenir ya. Así empezó todo.
¿Por qué no se ha vuelto a bajar al barco?
Se bajó una vez, en 2008. Lo autorizaron a regañadientes. Entonces se dijo que el ‘Prestige’ seguía contaminando, pero poco.
Aun así, requiere una monitorización que nadie ha hecho. No siempre ocurre así: décadas después del desastre del petrolero ‘Exxon Valdez’en Alaska, los expertos siguen trabajando en la zona. Aquí, la financiación solo duró tres años. Nadie se plantea ahora bajar al pecio. Lo mismo que ocurrió en Aznalcóllar, donde hubo un programa de seguimiento en su día y ya nadie sabe en qué estado se encuentra, pese a que el vertido fue monumental.
Los fondos marinos no se recuperan rápido.
Lo cierto es que no lo sabemos, porque en los proyectos de investigación no existe una continuación en el tiempo. De hecho, falta la base, la referencia. Asumiendo que la costa se ha normalizado, podríamos trazar una línea sobre cómo están los ecosistemas, la densidad de las poblaciones… Para que, si hay otras catástrofes, podamos comparar el antes y el después.
Me llama mucho la atención el desprecio sistemático que hay hacia el conocimiento. Somos una especie que está condenada a vivir en este planeta que llamamos Tierra, pero es agua. Todo lo que ocurre depende de lo que pasa en el mar.
¿Hemos aprendido algo?
Algo conseguimos, pero la vida real y los despachos funcionan a un ritmo muy distinto. Nos falta ser más profesionales. Estamos en una península, rodeados de agua, con un tráfico de mercancías monumental, y debemos estar preparados para actuar sin pensar. Mejor prevenir que tener que curar.
En estas ocasiones, ¿pesa más la política que la ciencia?
Es evidente. Solo hay que ver el caso de los pellets. La playa de La Pineda, en Tarragona, lleva décadas llena de ellos y nadie ha hecho nada. Que en Galicia, porque hay unas elecciones autonómicas, se mueva todo el mundo para rascar votos me parece indecente.