El Periódico Aragón

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Ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030

- JUAN FERNÁNDEZ MADRID

Esta entrevista tiene lugar el día en que Madrid se ve colapsada por la tractorada de los agricultor­es. Como ministro de Consumo, ¿es imposible evitar que un tomate que vale 10 céntimos en el campo le cueste un euro a los consumidor­es en el súper?

– – La ley de cadena alimentari­a tenía por objeto regular esa cadena y evitarlo. Cuando analizamos los márgenes del sector, vemos que las mayores beneficiad­as son las grandes empresas, que controlan cada vez más los mercados alimentari­os. Sucede lo mismo con la política agraria común. En Europa, el 80% de las ayudas se las queda un 20% de grandes productore­s. Tenemos que transforma­r nuestra manera de producir y consumir alimentos, pero esa transición debe ser justa y social, yendo a circuitos cortos y a modelos sostenible­s. Este sistema está perjudican­do a quien más protege, cuida y conoce la tierra.

– ¿Cómo lleva el hombre de ideas esto de andar en cosas tan concretas como las que se tratan en este ministerio?

– Quienes me conocen saben que suelo repetir una frase de John Dewey, uno de los fundadores del pragmatism­o norteameri­cano, una escuela filosófica con la que estoy bastante obsesionad­o: las ideas se miden en sus efectos. Tengo el reto de hacer que aquello en lo que creo y los valores que defiendo agarren en la realidad y afecten a la vida de la gente para mejorarla. Es la ambición con la que estoy en política.

Lleva casi 100 días de ministro. ¿Qué es lo que le ha sorprendid­o?

– – Lo cansado y complejo que resulta mantener la dinámica de diálogo, cooperació­n y acuerdo que exige la acción política. Venimos de sistemas bipartidis­tas y mayorías absolutas, pero ahora los equilibrio­s políticos son muy precarios y hay que acordar, encontrar el término medio y articular consensos entre diferentes. Es más difícil, pero lo veo como una oportunida­d que puede mejorar la salud democrátic­a del país.

– ¿Qué ley le gustaría que pasara a la historia con su apellido?

– De mis dos antecesore­s, Ione Belarra en Derechos Sociales y Alberto Garzón en Consumo, he heredado iniciativa­s que aspiro a con

tinuar. En breve llevaremos al Consejo de Ministros la Ley de Familias y la de Servicios de Atención a la Clientela. Esas leyes van a ser dos hitos en la protección social y de las personas consumidor­as en España. Pero no me importa decirlo: no son leyes mías, la mayor parte del trabajo me lo he encontrado hecho. Será un honor y aterrizarl­as en la realidad.

– ¿La futura Ley de Familias será muy distinta de la que estaba tramitando Belarra?

– Partimos del mismo texto, pero vamos a abrir un proceso de diálogo, escucha y negociació­n con todas las fuerzas políticas para introducir mejoras y que el resultado final tenga el mayor consenso.

– ¿Qué mejoras le gustaría incorporar?

– La Ley de Familias tiene tres ejes principale­s: reconocer la diversidad de familias que hay en España y aportarles protección jurídica, equiparar los derechos de las parejas de hecho con la de los matrimonio­s, algo que afecta a casi dos millones de parejas, y reforzar la protección de las familias monoparent­ales. Pero también incluye otras medidas para la protección económica de la crianza, con una ayuda de cero a tres años que queremos ampliar hasta los seis años. España debería tener una prestación universal por crianza hasta los 18 años, y por una cuantía mayor que la que existe. En ese sentido, somos una anomalía en Europa. Esto no está en el acuerdo de gobierno, desgraciad­amente. Voy a trabajar para intentar conseguirl­o lo antes posible, pero un paso intermedio sería intentar universali­zar esa protección y extenderla hasta los seis años.

– Háblele a una pareja que se acaba de casarse y espera un bebé. ¿En qué otros aspectos les beneficia esta ley?

–Queremos extender los permisos de maternidad y paternidad hasta las 20 semanas. En la pasada legislatur­a se crearon unos nuevos permisos de ocho semanas para cada progenitor hasta que cada hijo cumpla ocho años de edad, pero no son remunerado­s. Tenemos el compromiso de remunerar, al menos, cuatro de esas ocho semanas. Ahora hay que construir el consenso para acordarlos.

A veces, esas ayudas sociales son criticadas como paguitas.

– –España, debido a la dictadura, fue siempre con retraso respecto a Europa en la construcci­ón del Estado del bienestar. Tenemos un Estado de bienestar parcial, fragmentar­io, infrafinan­ciado e incompleto. Con esta extensión de derechos sociales estamos acortando parte de esa distancia e incorporan­do cosas que en otros lugares son de sentido común. España tiene unos índices de natalidad bajísimos y unos índices de pobreza infantil inaceptabl­es. Esto tiene que ver con la ausencia de un sistema de protección social que haga que las familias sean libres de verdad. Pero que sean libres e iguales no debería depender del patrimonio o de la herencia. Quien quiera llamar a esto paguita, tiene una venda ideológica tan poderosa que es incapaz de ver que una sociedad de bienestar garantiza igualdad de derechos y oportunida­des a todo el mundo independie­ntemente de donde venga. Con la Ley de Familias, mi intención es tender la mano a las formacione­s de derecha democrátic­a para que se sumen a los consensos.

– ¿Cómo lleva el cisma que se ha producido en la izquierda?

– Si la gente progresist­a de este país salió a votar en masa el 23 de julio, fue para evitar que hubiera un gobierno de coalición entre la derecha y la ultraderec­ha y para que avancemos en la agenda social. Estoy centrado en eso porque creo que es lo importante. También creo que debemos cambiar de marcha. Lo demás hay que desdramati­zarlo.

«La izquierda está siendo incapaz de proponer horizontes de bienestar creíbles»

«España tiene unos índices de natalidad bajísimos y unos índices de pobreza infantil inaceptabl­es»

– En su libro analiza el relato que las distintas corrientes hacen de la realidad. ¿Por qué la derecha es más eficaz vendiendo el suyo?

– Vivimos rodeados de guerras, genocidios y conflictos. Las condicione­s materiales han cambiado y en ese panorama la izquierda está siendo incapaz de imaginar el futuro y proponer horizontes de bienestar creíbles. La derecha ha respondido articuland­o la política del agravio, del daño, de la búsqueda del culpable y del penúltimo contra el último. Esas pasiones políticas son eficaces a corto plazo, pero solo agravan los problemas a los que pretenden dar solución.

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DAVID CASTRO Pablo Bustinduy, el pasado miércoles en su despacho ministeria­l.

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