Mujeres, inmigrantes y trabajadores precarios, los que más ayudas piden
La renta media por persona en Aragón fue de 14.810 €, una cifra similar al año anterior El pago de la vivienda es uno de los principales problemas, según Cáritas
La encuesta de condiciones de vida y la tasa de riesgo de pobreza viene a señalar la «brecha que existe entre las personas que se van quedando en exclusión social», que además se ha ido incrementando desde la pandemia. Así lo asegura África Navarro, secretaria general de Cáritas Zaragoza, que en estos momentos se encuentra cerrando la memoria del año pasado.
Una percepción que también confirma Fernando Pérez Valle, coordinador autonómico de Cruz Roja, que en 2023 tenía previsto atender a 2.000 familias en el proyecto de atención urgente a necesidades básicas y, sin embargo, llegaron a 5.084. «Hemos multiplicado por tres la previsión» y si hablamos de personas, han podido llegar a alrededor de 15.000, teniendo en cuenta una media de tres miembros por familia. La renta media por persona en Aragón, según el informe del Instituto Nacional de Estadística, es de 14.810 euros. Casi 800 euros más que la media nacional y también 800 euros más que el año pasado.
La renta por unidad de consumo asciende a 21.430 euros, mientras que por hogar supera los 35.000, casi dos mil euros más que el año anterior y 4.000 y 6.000 si se toman los valores de referencia de hace una década. En el caso personal, el incremento ha sido de una media de dos mil euros.
La vivienda es uno de los principales quebraderos de cabeza de las familias, según
Cáritas, ya que el pago mensual se ha incrementado exponencialmente en los últimos años. De hecho, es la demanda de ayuda para pagar la hipoteca o el alquiler lo que solicitan a las entidades sociales como Cáritas. «La petición de ayudas para vivienda ha superado el importe de la alimentación», señala Navarro, que asegura que en el concepto de hogar se incluye la luz o el gas, pero también el «alquiler de habitaciones», que en los últimos meses ha crecido enormemente. De hecho, asegura que ha crecido un 5% el número de personas que solicita ayuda para esto. «Son personas que tienen un techo pero no es un hogar y eso nos indica la gran precariedad», ya que supone que con su sueldo «no les llega para pagar el alquiler y solo pueden acceder a una habitación», explica. Esa es la tendencia que se ve desde Cáritas, asegura Navarro, que también reconoce que ha repuntado casi un 1% las personas que tienen un empleo pero solicitan sus servicios porque no llega para «pagar sus necesidades» básicas.
Esta es otra de las principales demandas, ya que en muchos casos son personas «cuyas condiciones de vida o habilidades les impiden acceder a un trabajo», señala. «Hay muchos que se han quedado atrás en cuestión de habilidades digitales», dice. En cuanto a los perfiles, la mayoría son personas solas, un 64% son mujeres que son «cabeza del hogar» y muchas de ellas con hijos o mayores a su cargo.
En el caso de Cruz Roja, en los últimos años han notado un incremento «muy fuerte» en la atención en situación de extrema vulnerabilidad como las que describe la tasa Arope.
De acuerdo a sus datos, en 2013 atendieron a algo más de 10.000 personas mayores y casi 7.500 en extrema vulnerabilidad. En la última memoria publicada son más de 11.100 y más de 11.500 respectivamente, lo que significa que en mayores «seguimos estables pero en colectivos vulnerables se ha multiplicado por dos la atención».
Ahí hay que añadir, aseguran tanto Navarro como Pérez, la situación de los inmigrantes, muchos de ellos en situación irregular, por lo que no pueden acceder ni a un trabajo ni a ayudas. «Están fuera del sistema», señalan desde ambas oenegés. A ellos, precisa el coordinador autonómico de Cruz Roja, se suman desempleados y en precariedad laboral, mujeres en dificultad social y solicitantes de asilo y de refugio.
Además de ayuda material y económica, en Cruz Roja también han sumado en sus programas de extrema vulnerabilidad apoyo «psicosocial y emocional, de empoderamiento o talleres de empleo, entre otros», así como de atención a personas sin hogar o de prevención de la exclusión residencial.
En diez años se ha multiplicado por dos la atención a personas en extrema vulnerabilidad
Cruz Roja ofrece ayuda emocional, de empoderamiento y talleres de empleo