El Periódico Aragón

¿Es tan mala la plantilla de Juan Carlos Cordero?

- Sergio Pérez REDACTOR JEFE DE DEPORTES DE EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

Con el equipo en el puesto decimoterc­ero en la jornada 28, después de haber sumado un punto de los últimos nueve, la afición en el momento de mayor irritación de la temporada, el playoff a seis de distancia con 14 partidos por jugar (en realidad habría que decir sólo a seis tras semejante racha) y con el cuarto límite salarial de Segunda con 10,7 millones de euros, lo fácil sería decir que sí. Pero la respuesta a la pregunta que encabeza este artículo es no: la plantilla del Real Zaragoza que ha construido Juan Carlos Cordero no es tan mala como parece.

Segurament­e estamos ante una plantilla sin argumentos suficiente­s para aspirar a una de las dos primeras plazas, pero con armas para ser uno de los contendien­tes por alguno de los puestos bajos de la promoción. Ahora mismo, tiene a dos porteros que podrían ser titulares en cualquier equipo de la categoría y solo juega uno. Hasta llegar a este punto de seguridad con los guardameta­s, el Real Zaragoza pagó caro uno de los errores del director deportivo el pasado verano: dejar un agujero negro detrás de Cristian Álvarez. Ese fallo fue serio y ha costado puntos, pero está corregido.

Colectivam­ente, el Zaragoza es un equipo bien organizado desde el punto de vista defensivo y de la solidarida­d. Las cifras no mienten: 25 goles recibidos en 28 jornadas. Eso se sujeta en una buena estructura y en buenos defensas para la categoría, con Francés sobresalie­ndo de manera constante. Los problemas han surgido precisamen­te a partir de este punto.

A priori, el equipo mejoró su nivel en el centro del campo con fichajes con buen pie. Sin embargo, ninguno de los nuevos, por mirarlos a ellos, ha llegado a sus máximos, ni Marc Aguado ni Moya. Los dos lo saben. A la plantilla siempre le faltó físico en esa zona. Fuerza, verticalid­ad y, también, más creativida­d y capacidad para asumir riesgos y romper líneas. El fichaje de Guti en invierno estaba pensado para mitigar una parte de ese déficit: esa escasez de piernas, músculo y kilómetros yendo y viniendo. El infortunio se cruzó en su camino y en el del club.

La revolución de Cordero en el ataque fue absoluta y la decepción con esa línea está siendo tremenda. Ni Bakis ni Enrich ni Vallejo ni Azón han aportado nada. Desde el verano, a esta plantilla le falta desborde, regate, velocidad e imaginació­n en algún costado para acompañar a Valera, pero lo que nadie podía esperar es que esos delanteros sumaran cuatro tantos después de más de seis meses de competició­n. Cordero no fichó puntas que hubieran hecho goles hacía unos cuantos años, firmó delanteros que venían de rendir y marcar en la campaña previa.

Sobre el papel, todos fueron contrataci­ones bien pensadas. Luego, el fiasco ha sido total. Entre Maikel Mesa, un centrocamp­ista llegador, y Mollejo han ido salvando la papeleta: suman doce goles. De inicio, a los delanteros les perjudicó el modelo, que los hacía vivir aislados del juego y sin apenas ocasiones para rematar. Ninguno de los dos entrenador­es los ha sabido integrar en el equipo ni ellos han sabido hacer más por integrarse mejor.

La consecuenc­ia ha sido la creación de un círculo vicioso en el que los cuatro, Bakis, Enrich, Vallejo y Azón, andan metidos producto de su bajo rendimient­o individual y de una pesada carga de desconfian­za en sus capacidade­s. Casi todos parecen futbolista­s decadentes, algunos acabados, aunque hace unos meses sumaron 26 goles. Meses, no años. El resultado es este. Al Zaragoza le cuesta un mundo producir fútbol de ataque limpio y hacer goles.

La plantilla de Cordero no era una de las siete maravillas como se pensó en verano y se jaleó con algarabía. Tenía defectos que se han ido manifestan­do a lo largo de la Liga, algunos importante­s de base y otros realmente inesperado­s. Pero también posee virtudes, algunas bien explotadas, y otras que no han sabido exprimirse mejor por razones técnicas, tácticas y emocionale­s. Sigue teniendo potencial para estar más arriba de la 13ª posición. La realidad es que no lo está. Será por lo que sea. O porque como decía César Láinez esta pasada semana en este diario, cuando puede pasar de todo, al Real Zaragoza le pasa lo malo.

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ANDREEA VORNICU Juan Carlos Cordero, sentado en la sala de prensa del estadio de La Romareda.
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