Calma tensa ante
Los pueblos ribereños de Aragón esperan la cresta de la riada a lo largo del
Calma tensa. Son las dos palabras que definen la sensación de los pueblos ribereños aragoneses, donde esperan a lo largo del día, previsiblemente desde las 9.00 horas, que la cresta de la crecida del río Ebro alcance sus inmediaciones. Localidades como Novillas, Pradilla, Boquiñeni, Cabañas, Gallur o Alcalá se verán afectadas por una riada que, pese a todo, ha aminorado en las últimas horas frente a las previsiones que se contemplaban, quedando en torno a los 1.900 metros cúbicos por segundo. Aún así, Aragón activó ayer el nivel 1 de alerta en la reunión del Centro de Coordinación Operativa (Cecop), tras la que también se anunció que estaba previsto pasar hoy al nivel 2 de emergencia, algo que finalmente se hizo efectivo cerca de las 21.00 horas.
Y es que en la jornada de ayer, pese a ser relativamente «tranquila», el Ebro dejó varias instantáneas a su paso por algunas de los pueblos ribereños de la provincia de Zaragoza, tras haber alcanzado sus picos previamente en localidades de los territorios colindantes. En Logroño, entre las 8.45 y las 9.15 horas, se registró un caudal de 972 metros cúbicos por segundo, tras duplicarse en solo 24 horas, mientras que en la localidad navarra de Castejón llegó a los 2.100 metros cúbicos por segundo, cifras similares a las registradas por la tarde en Tudela.
Mientras, la capital aragonesa se prepara para recibir mañana la punta de la crecida con cifras que, en principio, oscilarán entre los 1.600 y los 1.800 metros cúbicos. En ese sentido, el Ebro llegó a cuadruplicar ayer, en tan solo 48 horas, su caudal. Así, a las 12.00 horas ya rozaba los 800 metros cúbicos por segundo, mientras que el pasado lunes, a esa misma hora, era de solo 198. Al cierre de esta edición, el río ya alcanzaba los 900 metros cúbicos por segundo, una cifra que, de cualquier forma, prevé duplicarse entre hoy y el sábado.
Por su parte, la vicepresidenta segunda de Aragón, Mar Vaquero, aseguró que el Gobierno de Aragón estaba trabajando desde hace días con «planificación, previsión y anticipación» ante la crecida del Ebro, por lo que «está preparado» para poder tomar decisiones, con un seguimiento «muy puntual» de la situación del río.
Unas decisiones que se vieron reflejadas en el Cecop, donde se decidió que se activaría el nivel 2, el de emergencia, para que la UME pueda intervenir. «Estos caudales nos llevan, posiblemente, a una situación de emergencia a partir de mañana por la mañana (por hoy), que es cuando entra esa punta de avenida en Aragón y, por lo tanto, a tomar medidas de protección para las personas y los bienes de nuestra comunidad», dijo Miguel Ángel Clavero, director general de Emergencias de la DGA.
Asimismo, los efectivos de la DPZ y de la propia Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) también están preparados para apoyar y coordinarse con el resto de instituciones en caso de que sea necesario.
En el primer caso, Juan Antonio Sánchez Quero anunció que la institución provincial pondrá a disposición de los municipios cercanos al Ebro «todos los medios humanos y materiales del SPEI (servicio de bomberos) y del servicio de Recursos Agrarios, Vías e Infraestructuras», tras apuntar la necesidad de estar «preparados» porque será una crecida extraordinaria, pese a que se espera inferior a las de 2021 y 2018. La CHE, por su lado, subrayó que la guardería fluvial de la confederación «está siguiendo con atención» la evolución del episodio, y tras la actuación de técnicos de Comisaría en Navarra, están listos ante posibles intervenciones en Aragón. Del mismo modo, Endesa ha activado un dispositivo de emergencia para evitar daños a la red eléctrica durante las crecidas.
En lo que respecta a los pueblos de la ribera, todos coincidían en definir la jornada de ayer como «tran
La comunidad activa el nivel 2 de emergencia y los efectivos de la UME, la CHE y la DPZ están listos para actuar
quila», así como en mostrar su expectación ante los sucesos que se avecinan a lo largo del día. «Va a ser una crecida extraordinaria, pero no alarmante», reconocía a este diario Pedro Sanz, alcalde de Cabañas, quien aseguraba que el casco urbano de la localidad «no va a tener problemas». «Por lo que hemos visto que hay en Tudela y Castejón, no debería haber demasiado problema», añadía, aunque admitía que la dimensión de la crecida no se conocerá «hasta que no pase la cresta».
El alcalde de Pradilla, Raúl Moncín, explicaba a EL PERIÓDICO que, «como es habitual», ya se han inundado el parque y el campo de fútbol del pueblo, además de los campos colindantes. Además, Moncín lamentó la falta de comunicación con las administraciones que, según decía, «solo nos han mandado un papel a las 13.00 horas diciendo que activaban la alerta».
Raquel Coscolla, primera edil de Boquiñeni, esgrimía que las afecciones en esta localidad habían sido las «normales» cuando se dan episodios de este tipo. La peor parte, en cualquier caso, se la están llevando los agricultores afectados, como Alberto Ayesa, de Novillas. «Si se va rápido el agua, puede que no haya mucho problema», afirmaba esperanzado, aunque proseguía: «He estado revisando varios campos de alfalfa que tengo juntos, que suman unas seis hectáreas, y ya estaban regados».
En el caso del pueblo novillero, el reventón de un dique preocupó a los agricultores por la mañana, aunque fue solventado rápidamente y se logró evitar males mayores. «Si seguimos así, puede llegar el día en el que todo se acabe. La única solución es limpiar la vegetación del río, o estas situaciones serán cada vez más habituales. Necesitamos encontrar el punto medio entre los damnificados y las administraciones, porque sino será imposible», concluía Ayesa en tono resignado.