El olvido a los enfermos de ELA
350 diputados durante 78 días y algunos por comisiones, tiempo que emplean los congresistas en sus sesiones plenarias representando a toda la ciudadanía, al margen de su actividad en sus respectivas formaciones, que en el caso del Senado el tiempo de presencia se relaja a 49 jornadas al año. Su estancia, un tercio del calendario laboral del resto de españoles, conlleva una paga mayor de 3.000 euros mensuales. A esta asignación se le añade una indemnización mensual que varía en función de la provincia donde han sido elegidos. Su función de control, orientación política y tramitación de proposiciones de la cámara, obligado trabajo, del que por ello cobran, muchas veces queda en entredicho. Quizás el esfuerzo de sus señorías en no acudir fuera problema de horario en su apretada agenda trabajo, fuese el motivo de la no asistencia para haber dado respuesta a una proposición de ley, hoy en cajón de los olvidos. Proposición que la Cámara aprobó por unanimidad en marzo de 2022 como la Ley ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) para las personas que sufren tan terrible enfermedad, rechazada en principio por falta de presupuesto al resultar excesivamente cara.
Bien estuvo el exjugador de fútbol y enfermo de ELA Juan Carlos Unzué como ponente en la jornada vivida en el Congreso al denunciar la ausencia de congresistas y su falta de empatía y humanidad, al negarle la posibilidad de vivir dignamente antes de morir.
Sí fueron muchas las personas que conviven con esa dolencia degenerativa las que asistieron, con sus propios medios ni cobro de dietas, demandando una regulación que les garantice una vida digna. Enfermos que en algunos casos prefieren morir por carecer de recursos.