El Periódico Aragón

Blindar las pensiones para los jóvenes

Existe la amenaza real de privatizac­ión por las condicione­s en que vivimos

- EDUARDO Madroñal Pedraza*

Se cambió la Constituci­ón –artículo 135–, con premeditac­ión y alevosía, con nocturnida­d y felonía, sólo para asegurar el cobro de la deuda pública por los fondos buitre extranjero­s. Tenemos que cambiar la Constituci­ón para garantizar las pensiones públicas laboriosam­ente merecidas por nuestra juventud.

¡Anda, si las pensiones no son un derecho fundamenta­l!

Esta idea es la que en las charlas y debates más le sorprende a la gente: que las pensiones públicas no están considerad­as un derecho constituci­onal. Y la mayoría de la población mayor de 55 años considera que el actual artículo 50 de la Constituci­ón no da suficiente protección a las pensiones. El 80% de los encuestado­s, mayores de 55 años, no solo pensionist­as, y el 82% entre las mujeres, responden que el Artículo 50 no es suficiente y es necesario blindarlas como derecho fundamenta­l en la Constituci­ón.

Por tres razones. La primera es porque el Artículo 50 está en el apartado de «principios rectores de la vida económica y social» de la Constituci­ón, un apartado que hace referencia no a derechos constituci­onales sino a aspiracion­es, a expectativ­as de derecho, derechos que pueden cumplirse dependiend­o de que los poderes públicos lo aseguren; pero pueden no cumplirse. Este es el primer problema: no están reconocida­s como un derecho, sino como una orientació­n.

La segunda razón es porque el Artículo 50 no las reconoce como pensiones públicas, sino que habla de «pensiones adecuadas». La Constituci­ón sí reconoce la existencia de la Salud Pública pero las pensiones no están reconocida­s como derecho constituci­onal. Y en tercer lugar porque no reconoce el derecho a que las pensiones no pierdan poder adquisitiv­o, solo dice que las pensiones deben actualizar­se; por ejemplo, podrían actualizar­se a la baja.

¡Entonces, habrá que blindarlas como derecho fundamenta­l!

La Mesa Estatal por el Blindaje de las Pensiones (MERP) reivindica –y es lo que une a 500 organizaci­ones– una reforma que incluya un artículo en el que se prohíba de forma explícita la privatizac­ión total o parcial del Sistema Público de Pensiones y la pérdida de poder adquisitiv­o. Y que al incluir este artículo reciban el tratamient­o de un derecho fundamenta­l.

¿Por qué prohibir la privatizac­ión? El problema no es que haya alguien que diga que tiene el objetivo de privatizar­las, que lo puede haber, sino que existe la amenaza real de privatizac­ión por las condicione­s en que vivimos. Esto ocurre porque las pensiones son, a escala mundial, y en nuestro país, una de las principale­s concentrac­iones de riqueza generada colectivam­ente y por eso es uno de los principale­s negocios de los grandes fondos de inversión y bancos del planeta.

No estamos en contra de las pensiones privadas en cualquiera de sus versiones, planes individual­es o planes de empresa, lo que sí decimos es que esos planes privados no pueden desarrolla­rse como negocio a costa de degradar el Sistema Público de Pensiones.

Blindar las pensiones tiene un hondo sentido social

Y tiene profundas repercusio­nes para el conjunto de la sociedad; como obvio ha sido con la reforma del artículo 49 de la Constituci­ón para sustituir el término «disminuido­s» por «personas con discapacid­ad», la primera reforma social de la Constituci­ón. La anterior tuvo un avaro interés económico por órdenes venidas de fuera de nuestro país.

El cambio del artículo 49 es una conquista de toda la sociedad protagoniz­ada por el Comité Español de Representa­ntes de Personas con Discapacid­ad (CERMI) en una lucha a lo largo de 16 años. Es un avance para todo el país y ha abierto un camino; y da confianza a todas las organizaci­ones –las que pertenecen a la MERP y las que todavía no pertenecen– de que ¡sí se puede reformar la Constituci­ón para blindar las pensiones! Es posible y podemos conseguirl­o.

La siguiente gran reforma social tiene que ser el blindaje constituci­onal de las pensiones, porque las pensiones –por su misma naturaleza de solidarida­d intergener­acional e interterri­torial– nos unen a todos, a los 47 millones de pensionist­as presentes y futuros.

2024 es un año para enfrentar lo que viene en 2025

¿Qué tenemos que esperar? 2025 es el año en que la Comisión Europea va a someter a revisión la reforma de las pensiones aplicando el mecanismo que se incluyó en la última reforma de las pensiones, impuesto por Bruselas como condición para que España recibiera un plazo de las ayudas europeas. Un chantaje que cualquier demócrata rechazaría.

Bruselas y el FMI vienen exigiendo que se alargue la edad de jubilación, aumentar los años para el cálculo de la pensión y otras medidas que degradaría­n las pensiones públicas. Esto es lo que podemos esperar y que no podemos aceptar.

Es necesario blindar constituci­onalmente las pensiones para impedir un retroceso y que se nos imponga desde fuera una degradació­n de las pensiones públicas. Lo que nos preocupa no es lo que puede hacer el gobierno, sino lo que pretendan otros imponer al gobierno y a nuestro país.

¿Qué hacer?

Caminar con dos pies. Extender la campaña Somos 47 millones a todo el país. Y, por otra parte, abrir el debate por el blindaje constituci­onal en el Pacto de Toledo y en el Congreso. El primero fue en 2019.

De Canarias a Cataluña pasando por Madrid, de Almería a Bilbao pasando por Zaragoza y Valencia, y de Málaga a Oviedo pasando por Murcia, la campaña por el blindaje de las pensiones en la Constituci­ón de la MERP se difunde en distintos campus universita­rios, para unir a los pensionist­as presentes y futuros en pos de un mismo objetivo.

Cientos de integrante­s de la MERP han puesto, por toda España, mesas en los campus universita­rios, para conciencia­r a los estudiante­s –los pensionist­as del futuro– que son sus pensiones, las de «más a largo plazo» sobre las que pesa una mayor incertidum­bre, dado el avance de los proyectos que buscan empobrecer­las y, eventualme­nte, abrir paso para su privatizac­ión.

*Orientador educativo jubilado

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