El Periódico Aragón

El Ebro pierde fuerza y «no asusta» en la ribera

La crecida del río se queda en ordinaria en una jornada en la que pronto se pasó del miedo a

- ARTURO POLA ZARAGOZA

«Es una pena por los campos, pero estamos acostumbra­dos. Lo de este año es poca cosa», dicen en Pradilla

Con el agua al cuello, pero sin llegar la sangre al río. Así se vivió en los pueblos de la ribera la crecida del Ebro. Una crecida que apuntaba a extraordin­aria pero que, conforme fueron pasaron las horas, se quedó en ordinaria al no cumplirse las previsione­s que había ido avanzando durante la semana la Confederac­ión Hidrográfi­ca del Ebro (CHE). Un aumento del caudal que no llegó a los núcleos urbanos ni causó grandes afecciones más allá de las pérdidas agrícolas, pero que dejó imágenes impresiona­ntes a lo largo y ancho del cauce del Ebro.

Quiso el azar que un 29 de febrero, un día que solo se vive cada cuatro años, llegara a Aragón otro fenómeno cíclico en estas tierras, la riada, un acontecimi­ento que no se puede prever con tanta exactitud como un año bisiesto, pero que no pilla por sorpresa a casi nadie. No por ello se bajó el nivel de alerta, aunque se vivió en los márgenes del río una jornada más plácida de lo esperado.

Los mayores momentos de incertidum­bre se vivieron a primera hora. La noche fue tensa en Novillas, el primer municipio aragonés que recibió la fuerza del agua provenient­e de Navarra. El Gobierno de Aragón activó el Plan Especial de Protección Civil de Emergencia­s ante el Riesgo de Inundacion­es (Procinar) en fase de Emergencia Nivel 2 debido a las inciertas previsione­s. Por ello, en Novillas, la cresta de la crecida (que no fue cresta, fue meseta) era esperada por la Unidad Militar de Emergencia (UME), que desplegó 66 militares y 33 medios para hacer frente a las posibles consecuenc­ias de la avenida. Fue un día en el que los distintos equipos de actuación (Guardia Civil, Protección Civil...) tuvieron un trabajo más de control que de intervenci­ón. «No hemos tenido que desalojar ninguna vivienda y se está trabajando fundamenta­lmente en tareas de achique», explicó Fernando Beltrán, delegado del Gobierno de España en Aragón, que apuntó a que el río pasó por allí con un volumen de 2.000 metros cúbicos por segundo.

El Ebro continuaba por su cauce y su próxima parada era una de las localidade­s más afectadas históricam­ente por las riadas: Pradilla, un pueblo que vivió con una sorprenden­te calma la jornada y con más curiosidad que nervios. El punto de reunión entre los vecinos fue el caracterís­tico medidor que, dentro del río, sirve para comparar las crecidas. «Mojarnos no nos vamos a mojar. Pensábamos que iba a llegar más agua. Es una pena por los campos, pero estamos acostumbra­dos», afirmó Luis, un pradillano nonagenari­o que estuvo presente en las mayores riadas sufridas en su pueblo y a la que la actual le pareció «poca cosa». Algo parecido opinaron Pilar y Carmen, que paseando agarradas del brazo observaban el campo del fútbol y el parque completame­nte inundados: «No hay mayor problema ni mayor peligro. Esto al final pasa casi todos los años».

/

REUNIÓN Las sensacione­s de los vecinos de la Ribera Alta las confirmó con datos el presidente del Gobierno de Aragón, Jorge Azcón, que se trasladó hasta las zonas afectadas y presidió una reunión de urgencia del Centro de Coordinaci­ón Operativa Integrado en el Puesto de Mando Avanzado, situado en Luceni. «Los datos son más tranquiliz­adores, lo cual no quiere decir que las precaucion­es no tengan que seguir manteniénd­ose al máximo», explicó un Azcón que corroboró lo que cada vez era más evidente: «Cuando comparamos esta crecida con las que sufrimos en 2021, en 2018, en 2015 o en

2003, nos llevan a decir que esta crecida no tiene por qué ser extraordin­aria y quedarse, por suerte, solamente en una crecida ordinaria». No obstante, el presidente de Aragón subrayó que se mantendrá el nivel 2 de emergencia hasta al menos el día de hoy, jornada en la que se va a volver a reunir el CECOPI «para reevaluar» la situación.

Citados en Luceni se encontraba­n también los alcaldes de las localidade­s afectadas, que transmitía­n también un mensaje llamando a la calma. «Estamos atentos y en constante comunicaci­ón, pero los técnicos nos han dicho que podemos estar tranquilos, que las motas han aguantado y no va a haber que evacuar ninguna granja, que era una de nuestras grandes preocupaci­ones», comentó Raquel Coscolla, alcaldesa de Boquiñeni. Su homólogo de Pradilla, Raúl Moncín, habló en la misma línea de serenidad, aunque sacó a la palestra una de las grandes reivindica­ciones de los vecinos de la zona, la limpieza del río Ebro: «Es un toque de atención. Se van haciendo trabajos, pero últimament­e la cosa está muy parada en ese sentido».

/

LIMPIEZA Con toda la sensación de peligro pasada los picos de máximo caudal del Ebro continuaro­n su camino. En Cabañas son también buenos conocedore­s del comportami­ento del río. Francisco, Santiago y Agustín, tres vecinos de Cabañas, charlaban tranquilam­ente a pocos metros del cauce «Esto no nos asusta. Ni punto de comparació­n con las de otros años, lo que sí que te trae son recuerdos. Estamos más que acostumbra­dos. Aquí la gente sabe lo que es que el agua entre en sus casas», afirmaron unos lugareños que lamentaron la falta de medidas para que las riadas no se produzcan tan a menudo: «Esta vez no va a pasar nada, pero ya veremos la que viene. Contra el fuego se puede luchar, pero contra el agua no. A Zaragoza le interesa que se inunden los pueblos de la ribera para que allí no les llegue el agua con tanta fuerza, por eso no van a limpiar nunca el río».

Mientras lo peor parece ya pasado en esas localidade­s, las miradas se centrarán hoy en la capital aragonesa, donde la punta de la crecida se espera que llegue durante el mediodía, aunque también con mucha menos fuerza de la esperada. En concreto, la CHE apuntó ayer que estiman que el pico del caudal del río Ebro llegue a los 1.600 metros cúbicos por segundo a su paso por Zaragoza, una cifra muy alejada de los casi 3.000 que se registraro­n en 2021.

Mucho más tranquilo fue el día de ayer, con una crecida en la que el Ebro solo asomó la pata en la ribera y no mostró toda su fuerza. Sus vecinos, resignados, saben de sobra que no será la última riada que vivan. Hasta la próxima.

Azcón visitó las zonas afectadas y la UME estuvo alerta aunque realizó labores más de control que de actuación

 ?? MIGUEL ÁNGEL GRACIA ?? Una caseta en los márgenes del río quedó anegada.
MIGUEL ÁNGEL GRACIA Una caseta en los márgenes del río quedó anegada.
 ?? ?? El parque de Pradilla, repleto de agua.
El parque de Pradilla, repleto de agua.
 ?? ?? Varias carreteras fueron cortadas.
Varias carreteras fueron cortadas.
 ?? MIGUEL ÁNGEL GRACIA ?? Un vecino de Pradilla señala al río.
MIGUEL ÁNGEL GRACIA Un vecino de Pradilla señala al río.
 ?? ??
 ?? MIGUEL ÁNGEL GRACIA MIGUEL ÁNGEL GRACIA ??
MIGUEL ÁNGEL GRACIA MIGUEL ÁNGEL GRACIA
 ?? MIGUEL ÁNGEL GRACIA ?? Muchos curiosos se acercaron a ver la evolución del río.
MIGUEL ÁNGEL GRACIA Muchos curiosos se acercaron a ver la evolución del río.
 ?? ?? La riada actual se quedó lejos de los niveles de las más dañinas.
La riada actual se quedó lejos de los niveles de las más dañinas.
 ?? ?? Un cartel pide la limpieza del cauce del Ebro.
Un cartel pide la limpieza del cauce del Ebro.
 ?? MIGUEL ÁNGEL GRACIA ??
MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain