El Periódico Aragón

Real Zaragoza

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El club, después de la salida de Agapito Iglesias en 2014 sí ha tenido un gobierno mucho más serio. Habrá sentido hasta cierta envidia por lo que le tocó vivir a usted…

– – Totalmente es así, claro que siento esa envidia por no haber podido trabajar en Zaragoza con personas serias en la propiedad de la entidad. Trabajé con muchas muy válidas en ese club y todo iba como una balsa de aceite, pero cuando aparecía esa otra persona, no sé qué interés había, pero parecía que el enemigo estaba en casa. Lo que hicimos el primer año (11-12), con una remontada que no ha habido nunca otra igual. Y sin ninguna ayuda externa, que no dude nadie de eso, sino que fue cosa de corazón, como yo les decía siempre a los jugadores, que hay que entrar corriendo al campo y regresar subiendo las escaleras a gatas. Y era así. El segundo año no tuvo nada que ver con eso, después de aquella victoria en Bilbao y de llegar al parón de Navidad en una buena posición. Si hubiera habido algo de seriedad creo que habríamos llegado a la Europa League, aunque no era fácil, claro, pero se hizo todo mal desde la parte del club y acabamos bajando.

Es, hasta el momento, el último entrenador que ha dirigido al Zaragoza en la élite, que ha sido su lugar natural la mayor parte de la historia...

– – Y me molesta mucho ser el último entrenador del Zaragoza en Primera, no se merece la ciudad y la afición una cosa así, tantos años en Segunda, como tampoco se merecían todo lo que pasó para bajar esa temporada. Todos creíamos que íbamos a revertirlo, pero es que fue imposible por todo lo que había en el club y después de bajar ha pasado ya demasiado tiempo sin estar donde merece estar esa institució­n.

– El día que suba…

– Pues me quitaré esa espina y será un alivio, pero más allá de lo personal el deseo es que regrese cuanto antes a Primera porque la ciudad, el club y la afición se lo merecen. Cuando veo al Zaragoza y esa Romareda es que se me ponen los vellos de punta. Mi hijo pequeño creció y echó a andar en Zaragoza, tengo muchos amigos de allí, cuando me encuentro con maños por ahí todavía noto ese cariño… Yo estoy en deuda con ese club y la mejor manera de saldarla es volverlo a ver en Primera. Me encantaría, cuando era futbolista siempre aprecié y admiré a ese equipo, porque era competitiv­o al máximo y de la Liga del Sevilla y, como aficionado ahora, con el cariño que le tengo, mi deseo es volver a verlo con los grandes.

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