La niebla impidió la base en 2010
Quizá ya muchos aragoneses no recuerden que el aeropuerto de Zaragoza estuvo muy cerca de conseguir una base permanente de operaciones de Ryanair. En unos años en los que sí lo consiguieron otras terminales como la de Girona, la capital estuvo negociando un acuerdo millonario para conseguir, entonces, duplicar la oferta de rutas y alcanzar doce destinos en la parrilla de la pista de Garrapinillos.
A cambio de una cuantía que superaba, según trascendió, los 6 millones de euros anuales y que suponía añadir conexiones con ciudades con Marruecos, Italia, Francia y España. Pero no fructificó y, al menos públicamente, todo se achacó a una carencia importantísima en el aeropuerto como era la instalación del sistema ILS nivel III que permitía a las aeopción ronaves aterrizar en condiciones de baja o nula visibilidad. Eran años en los que la niebla, habitual en la capital aragonesa, provocaba numerosos desvíos de vuelos que se veían afectados por ella. Y acabar con ese problema suponía un desembolso millonario por parte del Gobierno central que nunca llegaba. Pero llegó y lo hizo cuando Ryanair ya ni se lo planteaba.
Tras ese traspiés en la negociación, y después de marcar el récord histórico de pasajeros en 2011 con más de 751.000 viajeros en un año, nunca más se había planteado la de pelear por esa base permanente de operaciones. Y con un motivo principal muy presente: no había ese dinero ni voluntad política de gastarlo en la compañía de bajo coste irlandesa. Por parte de una sociedad pública como la de Promoción del Aeropuerto de Zaragoza (PAZ) en la que tanto la DGA como el consistorio de la capital inyectaban más de 1,2 millones al año hasta que la ciudad decidió cerrar el grifo y dejar de aportar recursos de las arcas municipales. Ahora, con la alcaldesa Natalia Chueca al frente y este objetivo del Gobierno de Azcón, ambos del PP, quizá renazca esa aportación del ayuntamiento. Se verá con el tiempo. Lo cierto es que con menos millones para las aerolíneas, se han logrado remontar las cifras de pasajeros 12 años después.
Ryanair ofrecía doce rutas a cambio de una inyección anual de más de 6 millones