Las migraciones climáticas se multiplican
Cada año más de 20 millones de personas son desplazadas de sus hogares por desastres naturales El fenómeno sigue siendo invisible, pero los expertos avisan de que puede crecer
Nadie se considera migrante climático, pero cada año más de 20 millones de personas son desplazadas de sus hogares debido a desastres naturales. La cifra de ciudadanos que han tenido que abandonar sus casas tras el impacto de una tormenta extrema, una inundación repentina o un incendio voraz no ha dejado de crecer en las últimas décadas. También son cada vez más las personas que se ven obligadas a abandonar su país de origen tras ver cómo los extremos climáticos arrasan completamente con sus medios de vida. Según alertan los expertos, el número de desplazamientos y migraciones motivadas por el clima están aumentando exponencialmente pero, aun así, para muchos siguen siendo invisibles.
La crisis climática está ocasionando dos tipos de movimientos migratorios. Los desplazamientos internos surgen como primera respuesta ante el impacto de un fenómeno meteorológico extremo. En la gran mayoría de casos, se trata de personas que huyen de una zona catastrófica y se refugian en localidades vecinas, siempre dentro de las fronteras de su país, en busca de un lugar donde estar a salvo. En Pakistán, por ejemplo, más de ocho millones de personas tuvieron que abandonar sus hogares tras una inundación extrema registrada en 2022. Ese mismo año, en Filipinas, un ciclón desplazó a más de cinco millones de ciudadanos. Y en China, casi cuatro millones de personas tuvieron que huir tras el impacto del tifón Muifa.
La mayoría de estas personas desplazadas acaban retornando a sus hogares después de que el peligro haya pasado aunque, en muchos casos, a su regreso se encuentran con situaciones de pobreza aún más acentuadas. Un tercio de los desplazados por calamidades climáticas, por el contrario, jamás regresan a su lugar de origen. En gran parte, por miedo a la llegada de otro extremo climático similar. O simplemente por no querer volver a un lugar desastrado y tener que hacer frente a todos los daños ocasionados.
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FLUJOS MIGRATORIOS Las migraciones externas son el último recurso para personas que ven cómo las sequías extremas, la defode restación o la escasez de agua han coartado completamente sus medios de vida y necesitan huir para seguir sobreviviendo. Según explican los expertos, este fenómeno es especialmente difícil de cuantificar, ya que las migraciones siempre son multicausales y rara vez se consigue vincular un flujo migratorio a una sola razón.
«Nadie dice que ha tenido que huir de su hogar por la crisis climática. La gente huye de la pobreza, las guerras, la precariedad. Pero si preguntas, en el fondo, ves que la crisis climática está en la base de muchos de estos problemas», comenta el antropólogo social Miguel Pajares, autor de varios ensayos sobre refugiados climáticos y presidente de la Comissió Catalana d’Ajuda al Refugiat (CCAR).
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LOS TRES IMPULSORES La crisis climática está impulsando flujos migratorios, tanto internos como externos, cada vez más grandes y cada vez más extendidos. Según explica la ambientóloga Gisela Torrents, los fenómenos meteorológicos extremos son una de las principales causas tras esas migraciones. En este caso, explica, sabemos que la crisis climática ha incrementado exponencialmente estos eventos en las últimas décadas. Y de seguir así, todo apunta a que las tormentas, las inundaciones y los huracanes extremos seguirán aumentando.
Otro de los motivos climáticos detrás de muchas migraciones es, justamente, el impacto de la crisis climática en los recursos naturales y en los bienes esenciales. «Las sequías extremas, la desertificación y la falta de lluvias dejan a regiones enteras sin posibilidad de cultivar alimentos o de obtener algo tan básico como el agua y esto acaba provocando que la gente tenga que migrar», explica Torrents, del Observatori DESCA.
La escasez de recursos naturales también acentúa la pobreza de las poblaciones, provoca guerras y da lugar a oleadas de violencia. Solo entre 2020 y 2022, por ejemplo, se registraron más de 200 conflictos armados relacionados con la gestión del agua en diferentes regiones del mundo. «Esta escalada de violencia vinculada a la guerra por recursos naturales también impulsa migraciones», añade Torrents.
También preocupan las pérdidas y daños causados por el avance de la crisis climática. Por ejemplo, por el aumento del nivel del mar. «En las pequeñas islas del Pacífico como Tuvalu, donde residen más de 12.000 personas, el aumento del nivel del mar podría provocar la desaparición completa del territorio en unas décadas. Toda esta gente se verá obligada a migrar», comenta Torrents. Según un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el aumento del nivel del mar podría desplazar a más de
400 millones personas en las próximas décadas.
La actual magnitud de las migraciones climáticas, y sobre todo la previsión de que este fenómeno podría ir a más en las próximas décadas, obliga a abordar debates cada vez más espinosos y complejos. Uno de los más importantes, según destaca Alfons Pérez, es «el reparto de responsabilidades». «Los países ricos seguimos explotando los recursos del sur global, seguimos alimentando una crisis climática que les está perjudicando y, después, nos negamos a hacer frente a las consecuencias de todo esto. Por ejemplo, las migraciones que originan en estas zonas», afirma el especialista del Observatori del Deute en la Globalització (ODG).
Otra de las aristas más importantes de este debate es su dimensión jurídica. En estos momentos, apenas existen normativas específicas que amparen los derechos de los refugiados climáticos. La figura de los desplazados por desastres naturales es reconocida en varios tratados internacionales pero cada país gestiona este fenómeno a su manera. Las migraciones climáticas, en cambio, permanecen en un limbo aún más laxo. «Las personas que migran por motivos climáticos no tienen ningún tipo de protección internacional», comenta Beatriz Felipe Pérez, investigadora de la plataforma de derecho y justicia ambiental CICrA.
SIN AMPARO JURÍDICO Según la normativa actual, solo pueden acogerse al régimen de refugiados aquellas personas que, por ejemplo, están siendo perseguidas o que han tenido que huir de su hogar por una violación sistemática de los derechos humanos. «Los efectos de la crisis climática no encajan en estas definiciones, pero eso no quita que efectivamente se trata de un fenómeno que está causando cada vez más migraciones dentro y fuera de las fronteras de los países», añade esta especialista.
El aumento de desplazados y migrantes climáticos se ha convertido en el elefante en la habitación en los grandes foros internacionales sobre políticas climáticas. En las cumbres del clima de Sharm el-Sheikh y de Dubái, por ejemplo, el fenómeno de las migraciones climáticas apareció en varias mesas de trabajo pero ni así consiguió entrar en los acuerdos finales.