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De la misma manera que la primera vez que alguien consiguió hacer flotar la primera embarcación en un río o un mar seguramente algún otro empezó a pensar en lo fácil que sería arrebatarle las posesiones que llevaba, siendo este el inicio de lo que conocemos como la piratería; también se empezó a pensar muy pronto en los posibles usos militares que podía tener la aeronáutica una vez que despegó el primer aeroplano. Sin duda, una de las consecuencias más terribles del uso de la aviación ha sido el de la utilización de los aviones para realizar bombardeos aéreos, ya fuera sobre posiciones militares del enemigo o incluso directamente sobre civiles.
Este artículo tiene precisamente hoy su sentido porque un 3 de marzo del año 1938 se produjo el bombardeo aéreo de la localidad turolense de Alcañiz, perpetrado por la aviación italiana de Mussolini que estaba dando apoyo al bando franquista, y que fue uno de los más terribles de todo el conflicto al dejar centenares de muertos y heridos en una población sin objetivos militares.
Ya desde la Antigüedad, el ser humano ha intentado crear artilugios que le permitieran volar, pero fue sobre todo a partir del siglo XVIII cuando comenzaron a aparecer los famosos globos. Que se tenga constancia, el primero de estos globos ya con tripulación voló en Francia el 15 de octubre de 1783, llegando a recorrer hasta 8 kilómetros en él. Seguramente no se tardó mucho tiempo en pensar lo útiles que podían ser estos artefactos para conseguir durante una guerra conocer desde las alturas cómo era el avance de un ejército enemigo, pues podía brindar una información vital para partir con ventaja en una batalla.
Si vamos más adelante, la primera vez en la que se lanzaron explosivos desde el aire fue en el año 1848, cuando el Imperio austríaco los utilizó para intentar aplacar una revuelta en Venecia desde globos aerostáticos. Pero lo cierto es que la primera vez en la historia de la aviación en la que se planificó un bombardeo con aviones lo llevó a cabo el Ejército del Aire de España el 5 de noviembre del año 1913. En él, se utilizaron biplanos Lohner Pfeilflieger de construcción alemana que en principio estaban sólo pensados para labores de reconocimiento aéreo. Estos aparatos fueron cargados con bombas Carbonit de 10 kilos cada una y despegaron ese 5 de noviembre del aeropuerto de Tetuán con la misión de bombardear las posiciones enemigas durante la Guerra del Rif. Un levantamiento contra el establecimiento del protectorado español en el norte de Marruecos, y que ya había provocado terribles derrotas como la producida sólo unos años antes, en 1909, en el Barranco del Lobo.
En cuanto a bombardeos aéreos sobre poblaciones civiles, se conoce un caso de un avión italiano desde el que se habían lanzado algunas granadas en Libia en 1911, aunque a esto no se le puede llamar realmente un bombardeo aéreo planificado. El primero lo desarrolló la aviación alemana durante la Primera Guerra Mundial, que el 25 de mayo de 1917 lanzó desde 23 bombarderos varias bombas sobre la población inglesa de Folkestone, algo que se repitió sobre la misma Londres tan sólo unas semanas más tarde.
Desde entonces, el uso indiscriminado de este tipo de guerra aérea tanto sobre objetivos militares como civiles fue creciendo, algo que se vio en la Guerra Civil Española por parte de ambos bandos, pero que llegó a unos niveles inimaginables especialmente durante la Segunda Guerra Mundial. Uno de los más famosos fue el Blitz que lanzó la Alemania de Hitler sobre Gran Bretaña, con enormes ataques sobre diferentes ciudades británicas que trataban de hacer el máximo daño posible, minar la moral del enemigo y también su capacidad bélica. Los aliados harían más tarde lo mismo sobre territorio alemán. Por ejemplo, uno de los casos más famosos fue el bombardeo sobre la ciudad de Dresde realizado por las fuerzas aéreas británicas y estadounidenses y que destruyó casi por completo la ciudad, dejando alrededor de 25.000 muertos entre la población civil.
Los estadounidenses también realizaron grandes bombardeos de este tipo sobre las ciudades de Japón en ese conflicto, pero desde luego los más famosos de la historia son los que se realizaron a principios de agosto de 1945 con las primeras bombas atómicas lanzadas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Con tan sólo dos bombas, ambas ciudades quedaron totalmente arrasadas provocando miles de muertos que además no se quedaron sólo ahí, pues los efectos de la radiación todavía se siguen sintiendo hoy en día. Un terror aéreo que tristemente seguimos viendo hoy en día en conflictos actuales como los que están abiertos tanto en Ucrania como en Gaza.