El Periódico Aragón

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La derrota ante el Amorebieta confirma que el Zaragoza ha tocado fondo y deja expuesto a Velázquez, sin respuestas en las últimas semanas, y con un clarísimo divorcio con la afición

- S. VALERO

Velázquez, el primer entrenador de Cordero, supo frenar la caída al llegar. Después, la nada

El Amorebieta, colista y que no había ganado fuera de casa, dio el golpe de gracia a lo que se venía adivinando en las últimas semanas, donde se percibía la caídaa todos los niveles de este Zaragoza de Julio Velázquez, que está ya tendido en la lona, con solo un punto de los últimos 12, con un divorcio claro con la grada, que ya avisó en La Cerámica y que ayer dejó a las claras que pide un cambio de rumbo, en el banquillo, por supuesto, pero también miró al palco. Con 13 jornadas por delante, con Valladolid y Espanyol en el horizonte, el panorama ya no puede ser más negro. O sí...

La derrota deja más expuesto que nunca a Velázquez, el primer entrenador de Cordero, no se olvide, al que los resultados, que le sostuviero­n poco, ya no lo mantienen, y desde luego no lo hace el fútbol, una propuesta escuálida, sin argumentos, en el que el juego brilla por su ausencia, con un rendimient­o futbolísti­co paupérrimo en el que es obvio que tienen mucha culpa los futbolista­s, pero el principal foco señala siempre al entrenador, la cuerda que siempre se rompe. El técnico se ha quedado en el abismo, pendiente de la decisión del club, que debe valorar si el peligro de que la temporada se termine de complicar es real, porque ya es obvio que la palabra playoff es un chiste viendo el rendimient­o que se ve, el que dio cuando Escribá se tuvo que marchar en una caída imparable y el que ofrece ahora, después de que Velázquez frenara esa dinámica hasta que de nuevo llegó la imparable crisis.

El Zaragoza ya ha demostrado muchas veces en esta etapa eterna en Segunda que tiene sobrada capacidad para que se le complique todo cuando ya la oscuridad se ha cernido sobre él. Y quedó palpable con el gol de Morcillo de falta directa en la última jugada del partido.

Acertó Velázquez a su llegada buscando una mayor solidez con un esquema con tres centrales, cerrando vías de agua, generando mayor solvencia, pero la terrible reiteració­n de una apuesta que no funciona lo condena. Al Zaragoza no lo mejoró en esa faceta, en la capacidad en ataque, en el desborde y la generación de juego, el mercado de enero, más allá del acierto en la contrataci­ón de Badía, salvador de puntos mientras ha podido, y de la desgracia de la lesión de Guti. La caída en las últimas semanas, cada vez con menos fútbol, con dos derrotas seguidas en casa, ante equipos de abajo, un Cartagena que fue colista y un Amorebieta que lo es, y el gris empate en Villarreal le han situado en un punto sin retorno.

Y esa sensación se aumenta por el divorcio con la grada, el que ya se vivió en el derbi con el Huesca que propició la salida de Escribá con una victoria en 11 jornadas tras el gran inicio del pleno al 15. En La Cerámica ya lo había dejado claro el zaragocism­o, pero la pitada al descanso y al final, tras consumarse la derrota con el Amorebieta, lo dejó cristalino. La afición no quiere ni un segundo más a este Zaragoza vulgar de Velázquez, aunque esa solo sea la primera de las cosas que cambiaría.

La actual situación señala también a una propiedad que, dos años después de llegar, no abandona de la mediocrida­d al Zaragoza y a unos jugadores superados y de paupérrimo rendimient­o en la mayoría de los casos. ¿Puede ser peor? Sí, por supuesto. No frenar esta caída, no buscar un giro, mantener la actual situación, con un entrenador que no encuentra el rumbo aún podría aumentar el drama, si eso es posible, y el peligro de bajar, que sí lo es.

El mensaje futbolísti­co es nulo y la reiteració­n en una apuesta que no funciona, terrible

 ?? MIGUEL ÁNGEL GRACIA ?? El lamento Pablo Campos atrapa el balón ante la mirada de Azón y Lecoeuche y la desesperac­ión de Vallejo. -
MIGUEL ÁNGEL GRACIA El lamento Pablo Campos atrapa el balón ante la mirada de Azón y Lecoeuche y la desesperac­ión de Vallejo. -

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