Sonrojo en el Palau
El Casademont cae por 41 puntos frente al FC Barcelona con un Hernangómez excelso
El Casademont Zaragoza fue un juguete en manos de un FC Barcelona espoleado por la derrota en Euroliga del pasado viernes frente al AS Monaco, que se recreó en el aro rojillo con un Willy Hernangómez en plan estelar (23 puntos, 14 rebotes y un 42 de valoración en apenas 20 minutos sobre la pista).
Los de Porfirio Fisac mantuvieron la apariencia hasta el segundo periodo, boqueando con los rebotes en ataque y desangrándose por un tiro exterior horripilante (9% de acierto con 2 de 22 intentos) y una defensa cambiante que se mostró incapaz de frenar el poderío del pívot madrileño, sobrado para alcanzar el 75% de acierto (6 de 8) en las acciones cerca de canasta.
Solo Kravic con sus recursos para hacerse valer en ataque (18 puntos), el empeño de Bell-Haynes con sus penetraciones (15 puntos) y Watt (otros 10 puntos) sacaron la cara de un equipo negado en el tiro exterior, en especial Santi Yusta, que lo intentó en seis ocasiones y no acertó en ninguna.
El insuficiente descanso de los azulgrana podía haber resultado un factor a tener en cuenta para calibrar las opciones de los aragoneses, pero en cambio reforzó a los locales, que, como había reclamado el técnico Grimau en la previa, mantuvieron la intensidad y la fuerza en los duelos que se estilan en la Euroliga. Y así se impusieron en los uno para uno a los rojillos, muy por debajo tras varias semanas sin competir.
La holgura en el luminoso permitió incluso al técnico el darle a la ruleta de los cambios y dosificar a su quinteto titular. Y, obviamente, dada la profundidad de su plan
tilla, le resultó fenomenal, con 68 puntos aportados por los jugadores salidos del banco, frente a los 29 anotados por los zaragozanos.
El Casademont salió de inicio con Bell-Haynes, Langarita, Yusta, Sulejmanovic y Watt y los dos hombres altos pronto vieron que la tarde sería de aúpa. Fisac probó la zona, la defensa adelantada, los marcajes más estrechos, pero Hernangómez recibió siempre muy fácil en la pintura en duelos muy desequilibrados que no se veían reforzados por las necesarias ayudas de otros jugadores rojillos.
El ataque zaragozano aportaba lo que podía y con un rebote aquí de Watt, una penetración allá de Bell-Haynes ambos sostenían un cierto equilibrio en un marcador que dejó un 21-16 al final del primer cuarto. Aun así, se echó en falta que el base canadiense conectase algo más con sus compañeros y no lo fiara todo a su propia inspiración. Las carreras de Langarita tampoco encontraron complicidad, Mencía parecía sumarse por momentos a los palmeos y rebotes de Kravic y Watt y, de hecho, se movió bien, pero sus manos no atinaron con el aro. Además, los minutos físicos de Dídac Cuevas también cayeron en saco roto.
CASTIGADOS El inestable andamiaje aragonés comenzó a tambalearse en cuanto los azulgrana calentaron sus muñecas en el tiro exterior, otra de las razones finales para lo abultado del resultado final. Los rojillos aunaban esfuerzos para tapar las vías de agua en la pintura mientras dejaban posiciones de tiro muy cómodas desde lejos. Al descanso, con ese 50-34 ya preocupante, Fisac lamentaba los yerros en las acciones básicas. Su cara en los primeros planos fue empeorando en el tercer cuarto, cuando su repertorio de esquemas y alternativas se reveló incapaz de secar la producción azulgrana.
Con suficiencia, el FC Barcelona soltó la mano y castigó severamente el aro aragonés con un Brizuela inmaculado en los tiros de tres (4 de 4) que aprovechó lo que le cuesta defender esas acciones a McFadden. También se mostró sin tacha Jokubaitis (2 de 2). Si hasta Willy Hernangómez se animó a probar de lejos y sumar otro triple en pleno fuego a discreción de sus compañeros.
Para entonces ya estaba muy claro que, con porcentajes de acierto cercanos al 60%, los azulgrana se aprestaban a un paseo militar en el que quien más y quien menos buscaba su acción de brillo. Para colmo de males y en medio de un tanteo apabullante que ya sonrojaba, Mencía cayó lesionado y tuvo que retirarse al banco en busca de una bolsa de hielo para sumar una desgracia más a la larga lista de desdichas de la presente temporada. La parte final del choque fue un ir y venir sin control entre las exhibiciones de poderío de los locales y un Casademont en el que solo las continuaciones de Kravic le permitieron seguir sumando.