El Periódico Aragón

Historia y reflexión sobre la Cincomarza­da

En una guerra entre compatriot­as aragoneses, no se puede hablar de buenos (isabelinos) y malos (carlistas)

- JOSEP Miralles Climent* *Doctor en Historia

En el contexto de la primera guerra carlista (1833-1840), Aragón se vio sometida a una división entre carlistas e isabelinos. Los carlistas defendían el antiguo régimen, no en sentido absolutist­a, sino en su versión tradiciona­l de reivindica­r los usos y costumbres (los fueros). Por su parte, los isabelinos o cristinos, eran aquellos liberales que apoyaron a Isabel II –la hijaniña de Fernando VII–, y a su madre, la regente María Cristina. Estos, a su vez, estaba divididos entre moderados y exaltados.

Los carlistas tenían un mayor apoyo popular que los liberales, en líneas generales se puede decir que los carlistas tenían un mayor apoyo entre los sectores campesinos y artesanos y los liberales entre la burguesía urbana.

En estas circunstan­cias de guerra, en 1938, se produjo un intento carlista de tomar Zaragoza, ciudad donde muchos carlistas, en su mayoría de barrios de clases humildes, habían sido perseguido­s y, consecuent­emente, obligados a huir de la urbe, lo que propició el enrole en las filas de

Carlos V.

Las fuerzas carlistas atacantes estaban compuestas por aragoneses, mandados por otro aragonés, el general Cabañero, que contaba con unos 3.000 hombres, y los defensores de Zaragoza con una cantidad mayor, aunque en el resto de la provincia había otros 15.000 nacionales. Les mandaba Juan Bautista Esteller, un general que llevaba solo un mes en Zaragoza, porque el capitán general de Aragón, Oraa, se hallaba ausente luchando contra las fuerzas carlistas de Cabrera.

Parece que, con cierta colaboraci­ón de zaragozano­s, por la noche, los carlistas consiguier­on entrar en la ciudad, pero por la mañana fueron rechazados, según el parte del capitán general, porque «al amanecer se generalizó el fuego y desde las ventanas y balcones arrojaron agua y aceite hirviendo, guijarros y otros efectos que causaron grave daño a los carlistas y hostilizad­os en todos los sentidos saliecompa­triotas ron…». Y el parte finaliza diciendo que fueron muertos 218 carlistas y aprehendid­os 29 jefes y oficiales, con 703 individuos de tropa, perdiendo la guarnición 104 hombres entre muertos, heridos y prisionero­s.

Después de estos hechos, el general liberal Esteller, acusado de colaboraci­onismo, fue apresado por los más exaltados y, posteriorm­ente, asesinado.

Sin embargo, a partir de 1843, Esteller será reivindica­do por los liberales moderados, y sus asesinos exaltados –que ya habían participad­o en la quema de conventos en 1835– serán juzgados, con lo que si fueron considerad­os héroes el 5 de marzo de 1838, se les juzgó como criminales en 1844, siendo tres de ellos ejecutados.

Es evidente que, en una guerra entre aragoneses, no se puede hablar de buenos (isabelinos) y malos (carlistas) como algunos pretenden con la Cincomarza­da, máxime cuando los enfrentami­entos fueron también entre los propios liberales que convirtier­on a los héroes de la Cincomarza­da en villanos. Menos aún se puede identifica­r ese enfrentami­ento en una guerra civil con el Sitio de Zaragoza, como pretenden algunos, pues, en el Sitio, frente al ejército «liberal» francés, los que lucharon fueron, mayoritari­amente, los que defendían las tradicione­s hispanas, más cercanas a las posiciones que después serían carlistas, que a la de los que defendería­n a Isabel II.

Aunque la Cincomarza­da sea una de esos tipos de fiesta que son deplorable­s por tener su origen en un enfrentami­ento entre hermanos, que al menos no se manipule hoy ideológica­mente para generar mayor división entre los zaragozano­s tratando de imponer un determinad­o discurso, tal como dijo George Orwell con aquella máxima: «Quien controla el presente controla el pasado y quien controla el pasado controlará el futuro». Mejor que de aquellas luchas saquemos una lección de concordia, paz y esperanza para hoy y para siempre.

En 1938 se produjo un intento carlista de tomar Zaragoza ciudad donde muchos carlistas, en su mayoría de clase humildes, habían sido perseguido­s

 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain