Francia, primer país en proteger el aborto en la Constitución
Aval del 90% a la inclusión de la «libertad garantizada» para interrumpir el embarazo La reforma responde al retroceso en el mundo de los derechos de la mujer
Un «momento histórico» para el feminismo francés. A menudo utilizado sin rigor, este adjetivo es pertinente para calificar lo vivido ayer en el palacio de Versalles. Francia se ha convertido en el primer país en el mundo en proteger con claridad el aborto en la Constitución. Más del 90% de diputados y senadores que votaron –el mínimo exigido para una reforma constitucional es el 60%– respaldaron la inscripción, en el artículo 34 de la Carta Magna, de «la libertad garantizada» de las mujeres «para interrumpir voluntariamente el embarazo».
El presidente francés, Emmanuel Macron, probablemente promulgará la medida el viernes, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer. No solo representa la primera reforma constitucional de su presidencia, sino una de las políticas feministas más ambiciosas desde su llegada al Elíseo, en 2017.
Por primera vez desde 2007 Francia modifica su Constitución. Lo hace para petrificar en la cúspide de su pirámide legislativa una de las grandes conquistas de la lucha feminista: el aborto. «Es una etapa fundamental que quedará en la historia. (…) Estamos dando una segunda victoria a Simone Veil», aseguró el primer ministro Gabriel Attal, refiriéndose a la carismática ministra liberal que logró la legalización del aborto en 1975. «Aún estamos lejos del final del camino, pero nos acercamos a la igualdad» entre hombres y mujeres, añadió el joven responsable del Ejecutivo, de 34 años, quien llegó a Versalles acompañado por Jean Veil, el hijo de Simone.
/ SOLEMNIDAD Y SIMBOLISMO Con 780 votos a favor y 72 en contra, una muy amplia mayoría de diputados y senadores ratificó la constitucionalización del aborto. Para modificar la Carta Magna en Francia, hace falta un referéndum o una votación en formato Congreso, es decir, los 925 diputados y senadores reunidos en un mismo hemiciclo en Versalles, como en este caso. Tras la adopción de manera unánime en la Asamblea Nacional (30 de enero) y el Senado (28 de febrero), no había suspense respecto a la votación de ayer. Era un trámite, pero cargado de solemnidad y simbolismo.
El anuncio del resultado de la votación llegó acompañado por una gran ovación. «Os doy las gracias por ellas», dijo la presidenta de la Asamblea, la macronista Yaël Braun-Pivet. «Qué felicidad haber construido esta votación con todos vosotros, con casi todos los grupos», destacó la senadora socialista Laurence Rossignol desde el estrado del monumental salón. «Francia recupera hoy el hilo de la historia del país de los derechos humanos», añadió. Esta exministra consideró que esta medida es un mensaje para los «Trump, Orbán, Bolsonaro y Milei». De hecho, la idea de inscribir el aborto en la Constitución irrumpió con fuerza en el debate público galo tras la sentencia
del Supremo de EEUU en junio de 2022. Ese fallo permitió que al menos 14 estados ilegalizaran la interrupción voluntaria del embarazo.
La senadora ecologista Mélanie Vogel y la diputada Mathilde Panot, de la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos), impulsaron en el otoño de 2022 propuestas legislativas para constitucionalizar el derecho al aborto. Los partidos afines a Macron también respaldaron entonces esa medida, aprobada en la Asamblea Nacional en noviembre de ese año. Entonces, sin embargo, los diputados y senadores no lograron ponerse de acuerdo sobre un misma redacción, una de las condiciones sine qua non para modificar la Carta Magna. Un año después, llegó el acuerdo. Para ello han pasado de la inclusión «del derecho al aborto» a la «libertad garantizada». Es una definición menos exigente para el Estado.
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UN INHABITUAL CONSENSO Desde la izquierda hasta la ultraderecha, pasando por los afines a Macron y la derecha republicana, representantes de todas las orientaciones han respaldado esta medida. Este consenso se ve impulsado por la opinión pública, claramente favorable al aborto. El 86% de los franceses respaldan la modificación de la Carta Magna, según sondeos recientes. Y aunque es evidente que Francia se ha derechizado en la última década en cuestiones como la inmigración, el país ha evolucionado de manera progresista en este tema o en los derechos LGTBIQ+.
«Hay momentos en la vida de un país en que la unión y el interés general deben imponerse a las peleas», destacó Attal. «Por primera vez en nuestra historia, el Congreso lo preside una mujer», recordó Braun-Pivet, sobre uno de los numerosos símbolos de la jornada.
Uno de los pocos momentos de tensión se vivió durante la intervención de Hélène Laporte, de Reagrupación Nacional (RN, partido de Marine Le Pen). Para ella se haya impuesto la idea de que «el derecho al aborto está en peligro y que resulta urgente constitucionalizarlo». Aunque tanto la RN como Reconquista de Éric Zemmour respaldan la ley Veil, sigue habiendo en Francia asociaciones antiaborto, que se manifiestan con cierta regularidad, también ayer en Versalles.
A pesar del histórico paso dado, el plazo que las francesas disponen para interrumpir su embarazo (14 semanas) resulta inferior al de España (22) o el Reino Unido (24). Entre 3.500 y 5.000 ciudadanas francesas van cada año al extranjero para abortar.
La senadora Rossignol declaró que esto es un mensaje para los «Trump, Orbán, Bolsonaro y Milei»