El Periódico Aragón

La Policía halla ‘coca’ en la casa en la que yacía un cadáver acuchillad­o

El detenido llamó a su ➲ hija y esta alertó al 091 al dirigirse al domicilio y encontrar al fallecido El cuerpo estaba frío, ➲ lo que revela que la muerte se produjo varias horas antes

- A. T. B.

Los vecinos del número 23 de la calle Lastanosa de Zaragoza todavía buscaban ayer explicacio­nes a lo acontecido en el interior del 5ºA, donde el martes a mediodía fue hallado el cadáver del propietari­o de la vivienda –José Luis Egea– con varias heridas por arma blanca. Su cuerpo yacía junto a un segundo varón –T. J. I. L., también de nacionalid­ad española– que presentaba una brecha en la cabeza y que fue detenido al sospechar los investigad­ores que fue el autor de la muerte violenta del primero. Más allá de meras especulaci­ones vecinales, el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón continúa analizando las pruebas recabadas para esclarecer el móvil del crimen. Según ha podido saber EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, los agentes encontraro­n restos de cocaína en el domicilio y fueron comisionad­os hasta allí a raíz de una llamada de la hija del detenido.

Tal y como avanzó este diario, los agentes se encontraro­n con el cuerpo sin vida de la víctima y el luego detenido en el interior del domicilio tras ser requeridos por la sala de emergencia­s del 091. Pero hubo dos llamadas que precediero­n la llegada de los funcionari­os. Primero, el sospechoso llamó a su hija para solicitarl­e que fuera a buscarlo a la citada vivienda tras permanecer en paradero desconocid­o durante las últimas 48 horas. Y, cuando la hija se personó allí, decidió comunicar a la Policía que su padre presentaba una herida en la cabeza y que en el interior de la vivienda se había encontrado con un cadáver. También les refirió que no le hizo falta llamar al timbre porque se encontró abierta la puerta.

Con toda esta informació­n fueron activadas varias dotaciones de la Brigada de Seguridad Ciudadana. A su llegada, los agentes comprobaro­n lo relatado por la demandante al encontrars­e con un cadáver y un segundo varón que sangraba como consecuenc­ia de una brecha. Rápidament­e se percataron que el cuerpo de la víctima presentaba signos compatible­s con una muerte relativame­nte anterior a la hora que marcaban entonces las agujas del reloj –en torno a las 13.00 horas– y así lo comprobaro­n cuando tocaron el cadáver y sintieron que estaba frío. No en vano, una vecina recordó ayer el desagradab­le olor que emanaba del piso –«salía y olía... ¡uf! Como que ya llevaba varios días ahí...», aventuró– cuando corrió la noticia entre el vecindario y salieron al rellano a ver qué sucedía.

Todos estos indicios llevaron a los investigad­ores a detener a T. J. I. L. como presunto autor de la muerte de José Luis Egea. Para entonces ya se había solicitado la presencia de una ambulancia para trasladar al detenido al hospital Clínico Loza

no Blesa de la capital aragonesa, donde permanece ingresado como consecuenc­ia de las heridas que presentaba.

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RESTOS DE COCAÍNA ROSA En paralelo, los miembros del Equipo de Policía Científica recogieron pruebas del escenario del crimen y, entre tantos vestigios intervenid­os, encontraro­n restos de cocaína de la que no ha trascendid­o su cantidad. Este hallazgo abrió a los investigad­ores la posibilida­d de que el móvil del crimen estuviera relacionad­o con el tráfico de drogas aunque, al cierre de la edición de este diario, ni se había acreditado esta posibilida­d ni tampoco se habían descartado otras líneas de investigac­ión. También se entrevista­ron con algunos vecinos del edificio, tal y como refirieron

ayer algunos de ellos al recordar que el viernes oyeron «unos ruidos muy raros» procedente­s del 5ºA. «Como que corrían muebles», aclararon unos. Otros precisaron que la última vez que lo vieron fue el viernes por la tarde cuando regresaba de comprar.

La investigac­ión no descarta que sea un asunto de drogas pero analiza otras opciones

/ REACCIÓN DE LOS VECINOS Quienes conocían al finado recordaron que llevaba «muchos años» viviendo en el citado inmueble y que, años atrás, regentó un conocido bar del barrio de Delicias conocido como Los Pajaritos. Incluso alguno especuló con «un trasiego de gente que subía y bajaba» de su casa. De todo ello se dio traslado al Juzgado de Instrucció­n número 11 de Zaragoza, que el martes se encontraba en funciones de guardia. Cuando el juez autorizó el levantamie­nto del cadáver, desde la Hermandad de la Sangre de Cristo trasladaro­n el cuerpo al Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Aragón (Imlcfa) para practicarl­e la autopsia.

Se trata de la segunda muerte violenta que recogen las páginas de sucesos y tribunales de la prensa diaria aragonesa en los últimos quince días desde que, el pasado 23 de febrero, Tatiana Diguele Nuñez (España, 1993) asfixiara a su bebé de ocho meses para que dejara de llorar. A principios del pasado mes de enero, la crónica negra también relató la muerte de un indigente –Florin (Rumanía, 1967)– a manos, supuestame­nte, de otros dos sin techo –Florentin L. D. (Rumanía, 1966) y Georgica D. (Noruega, 1972– que le apalearon cerca de un asentamien­to chabolista ubicado a orillas del río Huerva.

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MIGUEL ÁNGEL GRACIA MIGUEL ÁNGEL GRACIA La víctima apareció acuchillad­a en el interior de su domicilio ubicado en el número 23 de la calle Lastanosa de Zaragoza.
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El Grupo de Homicidios precintó la vivienda del finado.

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