El Periódico Aragón

La marea feminista inunda Zaragoza con sus reivindica­ciones

El morado invade las calles de la capital argonesa en un día repleto de reclamacio­nes Mujeres de todas las edades alzan su voz para pedir de una vez por todas la igualdad

- / A. POLA J. MACARRO ZARAGOZA

Dicen que la lucha nace cuando la desesperac­ión se impone, pero las miles de mujeres que salieron ayer a la calle demostraro­n que los movimiento­s reivindica­tivos surgen, y se mantienen vivos, cuando hay esperanza. Ese deseo y ese anhelo por cambiar las cosas y por reclamar un mundo más justo y más igualitari­o invadió ayer Zaragoza, Huesca, Teruel y otros muchos rincones de Aragón en una jornada en la que, como viene siendo tradiciona­l, el color morado inundó la comunidad en una fecha, el 8M, en la que se reflejan los anhelos por los que pelea el feminismo día tras día.

Fueron las más jóvenes, las estudiante­s, las que ya por la mañana se dejaron oír con fuerza en una marcha que comenzó en la plaza San Francisco. Las voces universita­rias eran la mayoría en una lucha por «la igualdad de derechos, el fin del patriarcad­o y una mayor representa­ción femenina en los libros de texto», una reclamació­n, esta última, que cada vez se escucha más para equiparar el peso de unas mujeres borradas injustamen­te de la Historia. Las voces reivindica­tivas no reblaron a pesar de la lluvia que les acompañó a las estudiante­s durante su camino. «Si no estudiamos a mujeres, si no tenemos ejemplos, no podemos pensar que nosotras también podemos», aseguraron algunas de las presentes. Con muchas caras pintadas y con la sensación de que «todavía queda mucho por conseguir» fueron desfilando cientos de mujeres convencida­s de que «el feminismo es una lucha intersecci­onal. Estamos unidas contra varios frentes».

No fue la manifestac­ión estudianti­l más que un preludio de lo que estaba por venir por la tarde, aunque, a decir verdad, la atmósfera reivindica­tiva se pudo sentir durante toda la jornada y, en cualquier rincón de la ciudad, el morado era el color que predominab­a. Fue a las 18.30 horas cuando el ambiente volvió a caldearse. La concentrac­ión en la glorieta Sasera de Zaragoza tuvo una buena acogida y allí se leyó el primer manifiesto del día en el que, como no podía ser de otra manera, la igualdad de género centró un relato que hizo hincapié en las distincion­es laborales entre hombres y mujeres, cobrando ellas, aún en la actualidad, un 23% menos que sus compañeros desempeñan­do las mismas funciones en el trabajo.

Fue en la plaza Aragón donde todos los manifestan­tes, alrededor de 6.000 según la Policía Nacional, se unieron y, con algo de retraso respecto a la hora prevista, la marea feminista comenzó una marcha con punto final en la plaza del Pilar, pero sabiendo que lo importante era el camino. Bajo el lema Por nuestros derechos, seguimos aquí, elegido por la Coordinado­ra de Organizaci­ones Feministas, miles de

personas unieron fuerzas a pesar de sus diferencia­s. Jóvenes, mayores, carritos de bebé y hasta sillas de ruedas avanzaron lentamente por el paseo Independen­cia. «No nos mires, únete», «La lucha será feminista o no será», «Ni una menos», y el ya clásico y muy repetido «Sola y borracha quiero llegar a casa» fueron algunos de los cánticos más escuchados y que se coordinaba­n con el sonido de las batucadas que pusieron su percusión al servicio de la causa, en una procesión en la que estuvo muy presente el pueblo palestino y el genocidio en Gaza.

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CRIANDO FEMINISTAS Desde dentro de la marcha, Cristina, de 36 años, llevó con ella a su bebé, Noa, a la manifestac­ión con una pancarta que decía «Criando feministas». «Ha nacido en un mundo más igualitari­o que en el que nací yo, pero quiero que mame esto desde la cuna para que cuando sea mayor esta manifestac­ión no sea necesaria», dijo, antes de puntualiza­r: «Y si lo es, pues que siga saliendo a la calle. Y espero que me deje ir con ella».

Abundó la presencia de chicas jóvenes, como en el caso de Rebeca, de 20 años. «He hecho doblete, también he ido esta mañana a la

de la universida­d. Si hubiera una por la noche también iría», relató. Su discurso refleja la realidad del porqué son necesarias las reivindica­ciones feministas: «Por suerte nunca he tenido un problema, pero en mi grupo de amigas he visto de todo. No queremos vivir con miedo. Es increíble que haya que pedir igualdad en 2024, pero aquí estamos».

La del ocho de marzo es una manifestac­ión en la que cada vez tienen mayor presencia los hombres y así se pudo ver reflejado ayer en las calles de la capital aragonesa. Juanjo, de la mano de su mujer Mónica, se mostró encantando y disfrutand­o de su primer 8M «desde dentro». «Realmente no sé por qué no he venido antes, igual los prejuicios. No entendería el mundo sin mujeres y para que ellas vivan sus vidas siendo libres necesitan nuestro apoyo», relató el zaragozano.

La marabunta continuó su camino y la caída del sol, junto a las farolas de la calle Alfonso fue el mejor momento para volver a comprobar la originalid­ad de las pancartas feministas. «A mí también me gustan las chicas y no las acoso», «No somos histéricas, somos históricas» o «No hay libre elección en la prostituci­ón», fueron

«No queremos vivir con miedo. Es increíble que tengamos que pedir igualdad en 2024, pero aquí estamos»

El pueblo palestino y el genocidio en Gaza estuvieron muy presentes durante toda la jornada

algunos de los carteles más fotografia­dos mientras la manifestac­ión alcanzaba la plaza del Pilar. Allí se leyó un aplaudido discurso en el que se repasó un año en el que se han dado pasos tan importante­s como la aprobación de la ley trans o la ratificaci­ón del convenio que mejora las condicione­s de las trabajador­as del hogar y de las de cuidados, así como se recordaron los problemas que están todavía por tumbar como la violencia de género, los asesinatos machistas o la brecha salarial.

«¿Quiénes nos resguardam­os y cogemos fuerzas para transforma­r la realidad bajo este paraguas? Somos muchas y muy diversas. Somos hijas y nietas de aquellas mujeres que no cotizaron a la seguridad social. Somos las pensionist­as, las madres que no pueden conciliar trabajo y crianza, las mujeres rurales, las desplazada­s. Somos las trabajador­as del hogar y los cuidados y las que han sido encerradas, las renegadas, las difamadas y las ridiculiza­das», decía el manifiesto. Y es que todas ellas, y muchas más, juntaron sus voces al unísono para recordar lo ya conseguido y reclamar lo que todavía falta por lograr. Porque el feminismo gritó ayer que «seguirá luchando sin reblar hasta que amaine».

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MIGUEL ÁNGEL GRACIA El paseo Independen­cia, repleto de manifestan­tes momentos antes de anochecer.
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Una niña sostiene una pancarta.
 ?? ?? La plaza del Pilar , abarrotada.
La plaza del Pilar , abarrotada.
 ?? MIGUEL ÁNGEL GRACIA MIGUEL ÁNGEL GRACIA MIGUEL ÁNGEL GRACIA ?? Las estudiante­s salieron a las calles por la mañana.
MIGUEL ÁNGEL GRACIA MIGUEL ÁNGEL GRACIA MIGUEL ÁNGEL GRACIA Las estudiante­s salieron a las calles por la mañana.
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MIGUEL ÁNGEL GRACIA MIGUEL ÁNGEL GRACIA La manifestac­ión fue intergener­acional.
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 ?? ?? A Teruel también llegaron los gritos de protesta.
A Teruel también llegaron los gritos de protesta.
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El morado fue el color de la jornada.
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MIGUEL ÁNGEL GRACIA

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