Ni una más
Examen final en Valladolid para un Velázquez que se juega el cargo y el Real Zaragoza no caer más bajo ante un rival envuelto en dudas
No va más. Julio Velázquez afronta la final de esta tarde en Pucela como un partido a vida o muerte en lo que a su continuidad en el banquillo del Real Zaragoza se refiere. Una derrota (sería la tercera en los cuatro últimos encuentros) abocaría, a buen seguro, al técnico a una destitución que difícilmente podrá volver a esquivar después de que los rectores del club le concedieran una oportunidad más tras el bochorno del pasado domingo ante el colista Amorebieta.
El choque se las trae. No solo para Velázquez sino también para un Zaragoza que no puede caer más bajo. El pronunciado derrumbe de los aragoneses les viene apartando cada vez más de cualquier aspiración más allá de volver a salvar el pescuezo. Es decir, como casi siempre. Con los puestos de descenso ya más cerca que los que conceden el derecho a luchar por ascender, el cuadro aragonés afronta la cita ante el Valladolid con la imperiosa necesidad de sumar para frenar una caída que comienza a dar miedo. La derrota no solo afectaría al entrenador en primera persona, sino también a las constantes vitales de un vestuario en el que ya se ha instalado la inquietud y donde ya se habla de sumar cuanto antes los mismos 50 puntos de cada temporada. Por si acaso.
El Valladolid afronta la cita envuelto en dudas. Tampoco son buenos tiempos para Pezzolano, que, a diferencia de Velázquez, sí tira de autocrítica y de empatía con el aficionado a la hora de comprender su enfado y los nervios provocados por la irregularidad del equipo, que viene de caer en Andorra a pesar de haberse adelantado en el marcador. Sexto, con 45 puntos, el cuadro blanquivioleta aventaja en ocho a un Zaragoza que encara el desafío en cuadro como consecuencia de sus numerosas bajas.
Y es que no estarán los sancionados Mouriño y Mollejo, a los que se unen las bajas de los lesionados Nieto, Cristian, Guti, Bakis, Borge y Francho, lo que aboca a Velázquez a volver a completar la citación con canteranos, que, hasta ahora han afrontado cada desplazamiento como un viaje de turismo habida cuenta de que el técnico casi nunca ha contado con ellos. Quizá las bajas o la aparición de Terrer el pasado domingo anuncien un improbable cambio de escenario en este sentido.
Porque todo apunta a que Velázquez, que negó ayer haber recibido un ultimátum, se la jugará con los mayores. Los de siempre. Badía, el más fijo del equipo ahora mismo, estará escudado en retaguardia por una previsible línea de cinco en la que Jair sustituirá al sancionado Mouriño para formar junto a Lluís López y Francés en el eje de la zaga. El hispano-luso acumula ya prácticamente dos meses sin jugar, una larga ausencia destinada a acabar hoy en un exigente escenario que impone una mejor versión de Jair que la mostrada antes de caer en el ostracismo.
El segundo cambio asegurado en defensa será la vuelta (confirmada ayer por Velázquez) de Fran Gámez en el carril diestro en detrimento de Zedadka, empeñado en aumentar la incomprensión en torno a su fichaje en el mercado invernal. El valenciano, uno de los mejores del equipo hace bien poco, lleva sin ser titular desde hace un mes, contra el Eibar. En el otro costado, todo apunta a que Valera volverá a ejercer de carrillero.
La sensible baja de Francho en la medular obliga a Velázquez a buscar un recambio que, en nin
gún caso, ofrecerá prestaciones parecidas a las del canterano, especialista en el despliegue, el largo recorrido y el trabajo solidario. Grau emerge como la alternativa con más opciones de acompañar a Marc Aguado y Toni Moya en un centro del campo más estético que de pico y pala.
Arriba, Azón podría recuperar el puesto perdido el pasado domingo para acompañar, en principio, a Maikel Mesa, que aguanta en el once a pesar de su bajo momento. La pérdida de Mollejo resta aún más pegada a un Zaragoza lastrado por sus sempiterna enemistad con el gol.
El Valladolid, por su parte, afronta la cita con cambios. La baja de Sylla que, junto a César de la Hoz, deberá cumplir ciclo de sanción, propiciaría la titularidad de Marcos André, con más opciones de ser titular que un Negredo con experiencia, y que está deseando poder demostrar su hambre desde que llegara en enero a orillas del Pisuerga. El desborde de Amath o la calidad de Monchu en la medular emergen como algunas de las principales amenazas de un Valladolid envuelto en dudas tras los últimos resultados.
Porque necesita hacer olvidar la derrota sufrida ante el Andorra y reconciliarse con una afición que, incluso con el 3-0 endosado al Oviedo hace dos semanas, seguía reclamando la dimisión de Pezzolano. Así que se avecina un duelo de banquillos calientes entre dos equipos deprimidos, si bien a Velázquez, en su vuelta a casa, el agua ya le llega más allá del cuello.