‘Años de vida’ o cómo novelar la historia aragonesa
Marta Borraz presenta su primera novela en el Paraninfo de la Universidad
La familia siempre vence, o eso afirman algunos. En la literatura, al menos, esta regla tiende a cumplirse. La casa de los espíritus, de Isabel Allende; o Cumbres Borrascosas, de Emily Brontë, dan buena cuenta de la predisposición de las sagas familiares de convertirse en clásicos de la literatura universal. Los lectores tienden a identificarse con lo narrado, pues la mayoría poseen un círculo al que denominar «familia». Si, además, también comparten una misma tierra, los lectores sentirán su historia como propia.
Partiendo de estas premisas, Años de vida solo podía convertirse en un éxito en Aragón. Y así lo ha sido: cuatro días después de su lanzamiento, su editorial, Xordica, ya planea la segunda edición. Su autora, Marta Borraz, estudia un árbol genealógico que no echa raíces al otro lado del Atlántico, sino entre las cumbres del Pirineo, y ella misma conforma una de las ramas más jóvenes. Su primera novela narra la trayectoria de sus antepasados, la familia Alamán, entre 1918 y 1975.
A través de la vida de su abuelo, Alfonso Borraz, esta abogada oscense explica cómo los episodios claves de la historia española impactaron en Aragón, especialmente en los municipios del Somontano como Alquézar o Casbas de Huesca.
Con estos mimbres, la presentación debía correr a cargo de una figura como José Luis Melero. El bibliófilo destacó el ímprobo trabajo de documentación de Borraz, que construye con éxito una novela «tan moral, tan ética, tan poco sectaria, con un ritmo trepidante y sin juicios ni condena».
La autora empezó a investigar en 2008, aunque fue la reclusión del confinamiento lo que le animó a terminar su obra prima. Pudo nutrirse
de la literatura de aragoneses como Pedro Arnal o Jorge Longarón, pero también de los testimonios de alquezaranos que vivieron la guerra civil. «Yo no quería adoctrinar, quería contar hechos históricos y cómo lo vivieron personas reales». Así lo confirmaron algunos personajes de su libro, que estaban entre el público.
Hasta el propio título es una muestra de un vasto conocimiento de las costumbres, es una expresión utilizada para dar el pésame en el norte de Aragón. «Esta contradicción, despedir a alguien con una frase que celebra la vida, siempre me ha parecido preciosa», aseguró la autora.