El filón de la logística
El desarrollo de Aragón como uno de los epicentros del transporte de mercancías del sur de Europa exige la puesta en servicio de infraestructuras que permitan estar a la altura del reto. El tren de los fondos europeos quizá sea la última oportunidad
Aragón por tierra, mar y aire. Este lema bien podría servir para vender la comunidad como uno de los nudos logísticos más importantes de España y del sur de Europa. Sin embargo, para que esta realidad sea tal es necesario redoblar esfuerzos, no tanto desde el punto de vista de potenciar este territorio como origen y destino de mercancías y viajeros, sino desde la perspectiva de impulsar las infraestructuras de comunicaciones que hagan posible que la ubicación privilegiada de Aragón de un salto cualitativo que la convierta realmente en un gran vértice de desarrollo.
Las instituciones y las empresas se enfrentan al riesgo de caer en la autocomplacencia tras comprobar que continúa el goteo de inversiones ligadas a la situación estratégica de la comunidad. Sin embargo, el potencial es mucho mayor, por lo que sería un grave error no poner toda la carne en el asador para aprovechar la oportunidad que ofrecen los fondos europeos y situar definitivamente a Aragón como uno de los referentes logísticos por excelencia del viejo continente.
La cumbre celebrada esta semana en Logroño sirvió para visualizar el frente común formado por cinco comunidades autónomas (Aragón, Cantabria, País Vasco, La Rioja y Comunidad Valenciana) y exigir que el corredor Cantábrico Mediterráneo vea la luz antes del año 2030. Que no exista una conexión ferroviaria que una Aragón con Cantabria y Valencia resulta inaudito en un país que aspira a alcanzar importantes cotas de desarrollo, ser eficiente, competitivo y sostenible. La organización radial de las comunicaciones en España comienza a pasar factura a comunidades como la aragonesa, a pesar del elevado potencial que ofrece. Son ya muchas las empresas que urgen a que la mejora de las infraestructuras para poder crecer y competir en los mercados. Stellantis, BSH, Inditex, Pikolín, Saica y Grupo Jorge son solo algunas de las compañías que comercializan sus productos a terceros países e impulsan las exportaciones de la comunidad hasta el punto de ser un vector clave en el crecimiento de la economía.
Pero el ejemplo del corredor Cantábrico Mediterráneo no es único. Otro de los proyectos que permitirán mejorar los tránsitos de mercancías será la autopista ferroviaria entre Algeciras y la plataforma logística de Zaragoza, lo que evitaría 9.000 toneladas de CO2 al año y la circulación de casi 50.000 camiones por los más de mil kilómetros que separan ambas ciudades. Esta conexión resultaría clave para el comercio internacional entre el sur de Europa y el norte de África, que se encuentra en claro desarrollo. El futuro de Aragón, por tanto, pivota en el desarrollo de este tipo de infraestructuras que conecten el corredor Cantábrico, el Mediterráneo y el Atlántico. El clúster de logística de Aragón (Alia) es consciente de esta realidad. Sus casi 160 socios celebrarán esta semana una jornada en la que se analizará la gestión de cargas ferroviarias por las empresas y la propuesta de nuevas líneas de transporte desde Zaragoza hacia Francia y Portugal.
Hoy, las plataformas logísticas aragonesas albergan más de 600 empresas en las que trabajan alrededor de 21.000 personas. Pero la cifra no deja de crecer. ¿Dónde está el límite de la logística como factor de desarrollo de Aragón? Quizá no existe, a tenor de que se encuentra en el epicentro del 75% del Producto Interior Bruto (PIB) de España y de las comunidades más desarrolladas del país. La realidad actual es que la comunidad suma 18 millones de metros cuadrados de suelo logístico (13 de ellos en Plaza), existen ya más de 80 conexiones para el transporte de mercancías desde Aragón a los puertos de Barcelona, Valencia, Bilbao y Tarragona, y cuenta con 21 vuelos de carga hacia México, toda Europa y Asia.
Latinoamérica, Europa, Asia y África son los puntos cardinales a los que Aragón debe mirar como destinos de las mercancías de un mundo global en el que las infraestructuras de comunicación son y serán (todavía más) el factor diferencial para ser o no ser. Las administraciones, los agentes sociales y las empresas han de impulsar un frente común a nivel nacional y europeo para que, sin más dilación, se pongan en marcha las conexiones que la comunidad lleva años reclamando.
Aragón debe mirar a los cinco continentes como destino de sus mercancías en un mundo global donde la intermodalidad es y será el factor diferencial