Ocho de cada diez casos
Amador y Matilde llevan 82 años juntos. Él tiene 102 años y ella, 98. Viven en una residencia de Almassora (Castellón), donde el pasado 15 de febrero celebraron san Valentín con algunos de sus hijos y nietos. ¿Cuál es el secreto de una vida de pareja tan longeva? Según Matilde, «no discutir nunca».
La frase es preciosa, pero falta a la verdad. Los psicólogos especializados en relaciones de pareja aseguran que el conflicto es inevitable (y saludable si se gestiona bien) y que la principal fuente de disputa son los hijos. La situación se pone especialmente tensa con la discrepancia, cuando los progenitores piensan y actúan de manera distinta. Hay dos momentos extremadamente complicados: la primera infancia y la adolescencia.
«Los hijos ponen a la pareja al límite», explica la sexóloga y terapeuta de pareja Núria Jorba. Con 15 años de experiencia profesional, la especialista subraya que ocho de cada diez parejas que acuden a consulta lo hacen motivados por problemas que tienen un mismo origen: los hijos. «A lo mejor su principal motivo para pedir ayuda profesional es otro. Pero, en varias sesiones, nos damos cuenta de que la raíz del asunto son, efectivamente, los hijos», añade Jorba, que asegura que el torbellino de la crianza y la educación es de tal envergadura que casi un 70% de las parejas no sobrevive a los cinco años del niño.
Los estudios de Julie y John Gottman, dos reputados psicólogos estadounidenses que han pasado toda su vida profesional estudiando las relaciones amorosas, revelan que casi el 70% de los conflictos que tienen lugar en una pareja son irresolubles. Eso no implica sentenciar a muerte a la relación. «Tenemos que aprender a convivir con la diferencia y el desacuerdo, desarrollando habilidades de comunicación y negociación», sentencia la psicóloga y terapeuta familiar Laura Morán en su libro Perfectamente imperfectas. El secreto para que tu relación de pareja funcione.
En algunas ocasiones, la brecha de género y el machismo latente hace que los hombres comuniquen con más imposición. En el caso de parejas heterosexuales, a veces los roles hacen que sea la mujer la que se encargue más de las cosas, pero sea el hombre el que decide más. «A nosotras todavía nos cuesta empoderarnos en la comunicación y no nos posicionamos lo suficiente», concluye Jorba.