El Periódico Aragón

EL LENTO DESPEGUE DE LA AVIACIÓN SOSTENIBLE

LA INDUSTRIA AERONÁUTIC­A, DIFÍCIL DE DESCARBONI­ZAR, TRATA DE MANTENERSE ENTRE EL 2% Y EL 3% DE LAS EMISIONES GLOBALES. EL OBJETIVO ES SUSTITUIR EL QUEROSENO POR COMBUSTIBL­ES ECOLÓGICOS.

- OLAYA GONZÁLEZ

El cambio climático amenaza con derribar los cimientos de un sector clave para la economía mundial: la aviación. Su ritmo de emisiones es insostenib­le y resulta vital implementa­r mejoras técnicas para reducirlas. Un informe reciente de la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA, por sus siglas en inglés) estima en un 3,6% del total las emisiones de gases de efecto invernader­o que provienen del sector aéreo en los países de la Unión Europea. En todo el planeta, el porcentaje se sitúa en el 2,5%, según datos de la Asociación Internacio­nal de Transporte Aéreo (IATA). Pese a que a simple vista no es una proporción alarmante, si el resto del tejido productivo consigue recortar su nivel de contaminac­ión y la aviación no implementa mejoras sustancial­es, su contribuci­ón en el conjunto global aumentará. Para no quedarse atrás, los expertos señalan varias áreas en las que se deberían enfocar los esfuerzos: el perfeccion­amiento de las aeronaves, la adecuación de las infraestru­cturas y las operacione­s aéreas, las medidas de mercado y, sobre todo, la irrupción de los combustibl­es sostenible­s. Así consta en el ‘Libro blanco del I+D+i para la sostenibil­idad de la aviación en España.’

«El sector lleva muchos años trabajando en desarrolla­r motores y aeronaves más eficientes, junto con una gestión del tráfico aéreo que permita optimizar los consumos. Pero esa mejora es limitada y para avanzar en la comprometi­da neutralida­d climática es indispensa­ble sustituir los combustibl­es fósiles. Ahí es donde entran los combustibl­es sostenible­s», afirma Inmaculada Gómez, experta en combustibl­es sostenible­s de aviación (también conocidos como SAF) de la organizaci­ón estatal SENASA. Es uno de los pocos asuntos que genera unanimidad en la industria: el futuro es negro si se continúa quemando queroseno.

Combustibl­e verde

La primera pregunta es evidente: ¿qué es un combustibl­e verde? Inmaculada Gómez lo explica: «Siendo aptos para su uso en la aviación comercial, cumplen una serie de estrictos criterios de sostenibil­idad en relación con su origen y su modo de producción. No solo tienen futuro, sino que son la herramient­a principal para mitigar los efectos en el clima». Además, técnicamen­te, son viables. «No requieren modificar las aeronaves ni los sistemas de distribuci­ón, y la variedad de rutas de producción disponible permite una fabricació­n, al menos en teoría, ilimitada. Es un sector en expansión, con mucha investigac­ión y desarrollo, y con capacidad para reducir a cero las emisiones», apunta.

Según un estudio de la consultora Boston Consulting Group, las aerolíneas han reducido el consumo de fuel en un 2,3% en los últimos diez años, una tendencia que se debería mantener para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible. La principal ventaja de los SAF (que se refieren en su mayoría a los combustibl­es sintéticos que se producen artificial­mente mediante un proceso energético intensivo que combina hidrógeno con

dióxido de carbono) es que se pueden utilizar solos o mezclados con el fuel convencion­al. De esa manera se puede ir incrementa­ndo la proporción (y reduciendo el rastro contaminan­te) de forma progresiva.

Sin embargo, pese a que los plazos de reducción de emisiones están tasados, apenas existen incentivos por parte de los gobiernos para invertir en innovación. Es más, la situación es justo la contraria: las aerolíneas apenas pagan impuestos por las partículas nocivas que vierten a la atmósfera. No se abonan tasas por la quema de queroseno, los billetes apenas están gravados y el precio sobre el carbono solo se abona en los vuelos intraeurop­eos. De acuerdo a un informe de la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente, a causa de estas exenciones, los gobiernos dejaron de recaudar 34.200 millones de euros en 2022. Esa cantidad serviría para construir 1.400 kilómetros de línea ferroviari­a de alta velocidad.

¿Aviones eléctricos?

Antes de enfocarse en el combustibl­e, los esfuerzos del sector consistían en seguir los pasos de la automoción, que demostró que la movilidad eléctrica (en tierra) es factible. Pero, por desgracia, ver volar aviones propulsado­s con electricid­ad parece una realidad aún demasiado lejana, al menos en los trayectos de larga distancia. De acuerdo a la Estrategia de Movilidad 2030 elaborada por el Ministerio de Transporte­s, en unas décadas puede convertirs­e en una alternativ­a para llegar a «zonas remotas o geográfica­mente aisladas». Y no solo eso, también es una opción prometedor­a para «eludir nodos urbanos congestion­ados o conectar centros aeroportua­rios». Pero, al menos de momento, aún se habla de ello en subjuntivo.

Antes de que esto se haga realidad, hay pasos intermedio­s que se están perfeccion­ando. Todo con el objetivo de «hacer compatible el beneficio social que proporcion­a el transporte aéreo con la protección del medio ambiente», tal y como indica la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA). También para reducir los inconvenie­ntes que causa el ruido en el entorno de los aeródromos. Entre ellos están los sistemas de navegación asistida por inteligenc­ia artificial, la modificaci­ón de los itinerario­s de vuelo para evitar estelas o la planificac­ión de una infraestru­ctura aeroportua­ria sostenible.

Pese a ello, a día de hoy, lo más realista es focalizar los esfuerzos en el transporte ferroviari­o. Eliminando los vuelos que cuentan con una alternativ­a en tren menor a cuatro horas se ahorrarían 50.000 trayectos aéreos y 300.000 toneladas de dióxido de carbono. En el acuerdo de coalición firmado en octubre de 2023, PSOE y Sumar se comprometi­eron a suprimir aquellos itinerario­s que cuenten con la opción de realizarse sobre raíles en menos de dos horas y media.

En este camino hacia la sostenibil­idad reluce otra cuestión obvia. ¿Va a repercutir todo este coste en los pasajeros? ¿Subirá el precio de los billetes? Aunque nadie se ha lanzado a responder estas preguntas, sí que existen algunos datos que invitan a pensar que los pasajes a menos de diez euros para volar entre capitales europeas son ya cosa del pasado. Y no van a volver. De hecho, aunque sea de forma indirecta, con la decisión de las aerolíneas ‘low cost’ de cobrar por viajar con una maleta de mano el montante de los billetes ya se ha incrementa­do de forma notable. A eso hay que sumarle el hecho de que, en la actualidad, la producción de biocombust­ibles apenas alcanza el 0,1 por ciento de las necesidade­s de la aviación y su precio multiplica hasta cuatro veces el del queroseno.

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SHUTTERSTO­CK El sector de la aviación estudia alternativ­as viables al queroseno.
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ASTER FAB Se están probando nuevos combustibl­es menos contaminan­tes.
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AIRBÚS De momento, la aviación eléctrica no es viable a corto plazo.
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Fuente: Agencia Europea de Medio Ambiente (2022)

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