El Periódico Aragón

La gran pifia con Velázquez y la apuesta por Víctor

- Sergio Pérez REDACTOR JEFE DE DEPORTES DE EL PERIÓDICO DE ARAGÓN Víctor Fernández.=

Julio Velázquez es quien está en boca de todos ahora, y una colección de deméritos ha hecho para ello en menos de cuatro meses, pero para llegar a comprender por qué al Real Zaragoza le ha ido tan mal desde el punto de vista deportivo en esta temporada y media con la nueva propiedad hay que echar un vistazo rápido a las decisiones tomadas por la SAD en este tiempo, una concatenac­ión de errores que han llevado al equipo hasta este punto en el que está, perdido en la inmensidad de la nada tras otra derrota en Valladolid, más cerca ya del infierno que del cielo y otro proyecto frustrado, el segundo o el undécimo, como prefieran.

Cuando el nuevo grupo inversor aterrizó en la ciudad y comenzó a tomar decisiones, a nivel deportivo eligió un camino mixto. De manera sorprenden­te y manifiesta­mente equivocada, con el objetivo de que el cambio de era no fuera tan traumático y conservara alguna pieza clave para realizar una transición más serena, la SAD mantuvo a Miguel Torrecilla como responsabl­e de los fichajes y encargado del área técnica. Aquello fue hace nada, aunque parezca que haya transcurri­do toda la eternidad. El resultado es de todos conocido.

En el banquillo, la decisión fue distinta y tomó otro rumbo. El Real Zaragoza pegó un volantazo: de JIM, que venía de firmar una salvación muy meritoria en la temporada 20-21 y de terminar décimo en su segunda campaña a doce puntos del playoff,y apostó por darle el equipo a Juan Carlos Carcedo, a priori un entrenador más de este tiempo y actualizad­o. La jugada estaba bien argumentad­a desde el punto de vista teórico, pero cuando pasó por el filtro de la práctica se derrumbó y también salió mal.

Con la primera temporada del Zaragoza de Jorge Mas ya en marcha y torcida claramente, el sustituto de Carcedo fue Fran Escribá, un perfil totalmente distinto, algo habitual cuando un club acomete un relevo a mitad de temporada y busca justamente lo contrario de lo que tenía. Escribá era un técnico veterano, con casi una década a sus espaldas dirigiendo en Primera y un ascenso en su currículum.

Su primera campaña la finalizó como pudo, mejorando algo lo que se encontró. La segunda, la presente, la empezó como un trueno con cinco triunfos seguidos. Sin embargo, de manera también llamativa para un hombre de su experienci­a, la plaza le engulló en noviembre y perdió el control del equipo por completo. Poussin tuvo mucho que ver en su destitució­n. Desde entonces, el destino de esta temporada del Real Zaragoza quedó condiciona­do.

A Escribá lo había firmado Raúl Sanllehí y se lo había encontrado puesto Juan Carlos Cordero, con todo lo que ello conlleva. El director deportivo fue quien propuso el nombre de Julio Velázquez como sucesor. La idea fue aceptada. Velázquez, el tercero en discordia de la actual propiedad en temprescin­dió porada y media, señal inequívoca de lo mal que han ido las cosas en el césped en este tiempo, se ha revelado como una tremenda pifia. Una pifia su fichaje y una requetepif­ia, el empeño en mantenerlo. A Valladolid viajó crucificad­o previament­e por el zaragocism­o, sujetado por una de esas decisiones absurdas que a veces toman los clubs y que no hacen más que alargar la agonía del muerto. Y, claro, volvió a perder.

Desde hace días, Velázquez es un cadáver deportivo al que el Real Zaragoza ha mantenido artificial­mente con vida. No ha valido para nada, más que para empeorar la situación todavía más. Pero Velázquez no es la causa, es la consecuenc­ia y un símbolo de un tiempo plagado de desacierto­s en el plano deportivo. La causa de que esta segunda temporada del Zaragoza de Mas esté a punto de terminar en la basura, que aún hay que salvarla, es la misma que llevó al sumidero la primera: una cadena de decisiones erróneas en la selección de los entrenador­es y una plantilla llena de fichajes de perfil medio, o medio-alto en algún caso, que ha acabado rindiendo de manera bajísima casi al unísono, lo que da que pensar por cada uno de los jugadores y por quienes los han dirigido. Para el siguiente entrenador, el club se curará en salud. El candidato número uno es

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