El Periódico Aragón

Viaje a ninguna parte

El Casademont Zaragoza vuelve a caer sin competir en otra preocupant­e actuación

- RAQUEL MACHÍN ZARAGOZA

Momento delicadísi­mo para el Casademont Zaragoza, que no solo no mejora, no avanza, sino que a estas alturas de temporada presenta unos síntomas más que preocupant­es. Porque no solo pierde, lo que podría entenderse ante un equipo mejor como el Gran Canaria, es que no compite, va de sonrojo en sonrojo y todavía no tiene asegurada la permanenci­a en la ACB. En el Gran Canaria Arena volvió a recibir un buen repaso, a encajar un carro de puntos (111-85), a decir adiós a sus opciones antes del descanso, a no tener argumentos para competir.

Ahora mismo el Casademont Zaragoza es un equipo sin alma pero también sin capacidad táctica o baloncestí­stica para hacer otra cosa. Solo ha ganado un partido en la segunda vuelta después de siete jornadas y ha completado una semana horrible con tres palizas de aúpa frente al Barcelona (41), contra el Chemnitz (-34) y en Gran Canaria (-26). Y todo esto llega después de tres semanas de parón en las que el equipo no se reforzó, no recuperó a Mark Smith y, desde luego, no ha mejorado un ápice su juego. Al contrario, parece haber retrocedid­o varios meses.

La gestión de la situación y de los recursos de Porfirio Fisac no funciona. El técnico, que insiste en que los jóvenes den pasos adelante como si fueran ellos quienes debieran ganar los partidos, optó de inicio por Andronikas­hvili, que no fue solución de nada, solo apostó por Langarita cuando perdía por 25 y sacó a Traoré al final para evitar cualquier percance con los pocos titulares que le quedan. La defensa aragonesa fue una

verbena –es fácil que cualquier rival roce el récord de triples– y, el ataque, un desastre. El equipo sufre para generar puntos, que no tiene amenaza exterior no solo porque ha perdido a Smith, sino porque apenas genera espacios, que ahora cojea en prácticame­nte todas las posiciones. Y todo esto a una semana de un partido crucial frente al Palencia, rival directo por la salvación.

Pocos minutos duró la igualdad, no llegó ni a ocho. Al Casademont solo le dio para responder con un parcial de 0-7 el 8-2 con el que comenzó el partido, pero a partir de ahí el dominio del Gran Canaria fue bastante claro. El conjunto aragonés adoleció de lo ya conocido: muy pocos puntos fruto de sus enormes dificultad­es para generar en ataque. Más escasa amenaza exterior, pérdidas ante una defensa más dura, laxitud atrás. Y, como una bola de nieve, todos esos problemas se van juntando hasta hacer un problemón, que es el que tiene este equipo ahora mismo.

Porque, además, apenas tiene segunda unidad más allá de Kravic, a pesar de todos los cambios y recambios del año, y sin banquillo es mucho más difícil. Sobre todo ante un rival como el Gran Canaria, cuarto clasificad­o, con más plantilla y más equipo. Era cuestión de tiempo que entraran los lanzamient­os de Landesberg o de

Albicy, o de Shurna, o de Brussino. Hay donde elegir. Así, el equipo local iba sumando y sumando mientras el aragonés no encontraba la manera. Más allá de Watt era todo un erial. La diferencia fue subiendo y subiendo hasta llegar a los 20 puntos al descanso (47-27).

En la segunda parte mejoró el acierto ofensivo del Casademont, que encontró el triple como vía de anotación. Pero si el acierto aragonés fue bueno, el local resultó superlativ­o, por lo que la diferencia no solo no se reducía sino que aumentaba. Con 25 puntos de diferencia (65-40) entró al partido por primera vez Lucas Langarita. Y el zaragozano dio el paso adelante tan reclamado por su entrenador. Desde el triple, penetrando, desde la media distancia, hizo 14 puntos en cinco minutos a caballo del tercer y el último cuarto. Una aportación que no devolvió emoción al partido, decidido desde hacía rato, pero sí evitó que el equipo de Fisac avanzara hacia el ridículo.

El zaragozano y Santi Yusta, que tomó el timón al final para irse hasta los siete triples anotados, fueron la única nota positiva de un final que ya no tenía historia y en el que solo estaba pendiente anotar por cuánto volvía a perder el Casademont Zaragoza. Esa es la triste realidad del equipo zaragozano en el momento clave de la temporada, en el que se decide todo y los equipos deben alcanzar su máximo de forma y juego para conseguirl­o. En el caso del equipo aragonés es todo lo contrario. Fisac tiene mucho que hacer para arreglar este desaguisad­o porque el juego y la imagen dejan bastante que desear y todavía no ha asegurado la permanenci­a.

El equipo aguantó ocho minutos y no tuvo respuestas ni en defensa ni en ataque

 ?? ACB PHOTO ?? Yusta busca el aro rival ante la defensa de Lammers durante el partido de ayer.
ACB PHOTO Yusta busca el aro rival ante la defensa de Lammers durante el partido de ayer.

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