«Era muy activo. Destacaba porque tenía muchas ganas de hacer cosas»
Los padres de J. A. Bayona, verdaderos creyentes en sus hijos, se jugaron la economía familiar pagando religiosamente cada año el millón de pesetas que costaba cada curso de la ESCAC (Escuela Superior de Cine de Cataluña), según relataba el hermano gemelo Carlos en el libro J. A. Bayona. De ‘El orfanato’ a ‘Jurassic World’ en solo una década, de Laura Seoane y C. David Carrón.
Jota entró a la escuela como un terremoto. Según se cuenta, en las pruebas de acceso desafió a los miembros del comité asegurando que haría cine o sin ellos. Entre los entrevistadores se encontraba el famoso director Paco Pérez-Dolz (A tiro limpio), quien al parecer quedó impresionado por los storyboards que Bayona trajo hechos de casa. «Me lo han contado muchas veces», dice Jaume Macià, actual jefe de estudios de la ESCAC. «PérezDolz empezó a decir: ‘¡Este niño vale mucho, este niño hará cosas!’ El hombre era buen profeta».
Macià tuvo a Bayona como alumno en una asignatura de primer curso, Dramaturgia, centrada en los argumentos universales, en cómo se han llevado al cine los argumentos literarios mitológicos. «Hizo un trabajo, que conservé hasta hace poco, sobre el hombre artificial, o Frankenstein en concreto», recuerda. «Y el tío lo entregó en tapa dura, encuadernado... O sea, un trabajo de diez».
Recuerda al joven estudiante de cine como «un tío muy activo,
que destacaba porque tenía muchas ganas de hacer cosas». Y por no conformarse con cualquier clase de clase: «Si algo no le gustaba, te lo decía y protestaba. Le recuerdo en mi despacho [además de
profesor, Macià era una especie de coordinador] quejándose de algún profesor que él creía que no estaba a la altura. Pero la actitud era positiva; está bien que alguien se queje si las cosas no funcionan».