El Periódico Aragón

20 años de la división de los españoles

- Nicolás Espada

Imaginar lo que hubiera pasado en España si con la gestión de los atentados del 11M en Madrid, de los que mañana se cumplen veinte años, el Gobierno central no hubiera metido tanto la pata es insospecha­do. Aquellas jornadas terribles vividas entre el miedo, la desesperan­za y la incomprens­ión marcaron el futuro inmediato del momento. El Gobierno de Aznar insistía en responsabi­lizar a ETA mientras los especialis­tas en islamismo y muchas pruebas policiales acusaban a Al Qaeda de la autoría de la masacre de los trenes, lo que al final se confirmó. Y tres días después una rebelión democrátic­a acabó con los días del PP en el Gobierno y dio paso a una división social en nuestro país de la que todavía no nos hemos recuperado. Incluso hubo momentos que fue a más y sigue.

Ahora que estamos asistiendo a muchos recuerdos, muchas opiniones, oyendo muchos comentario­s desafortun­ados de aquellos días, son también muchos de los que estaban cerca de los protagonis­tas, o ahora se encuentran dentro de las mismas siglas, los que se echan las manos a la cabeza. ¡Vaya torpeza politizar los atentados! Porque la matanza de Madrid debería de haber unido a los españoles en contra del terrorismo, como así pasó en las grandes manifestac­iones celebradas en las principale­s ciudades del país al día siguiente de los atentados. Pero 24 horas después, sin embargo, se abrió una brecha aún no cerrada entre los que pensaban que todo era fruto del apoyo español a la guerra de Irak y los que decían que ETA al menos tenía que haber ayudado a hacer tal masacre. Una división que veinte años después sigue sin estar cerrada. Porque hay gente que aún sigue pensando en uno y en otro argumento, aunque no sea cierto ninguno. Todavía se celebran actos de recuerdo a las víctimas del 11M por separado. Unos grupos, unas asociacion­es de víctimas del terrorismo por un lado y otros, por otro. Ni los juicios, ni las investigac­iones políticas ni mucho menos el tiempo han podido acabar con una división que sigue en la mente de los españoles.

Dos décadas después deberíamos de asistir a un momento en que no todo fuera blanco o negro. Pero la ley de amnistía, el caso Koldo, la memoria democrátic­a... todo tiene una cara A y una cara B. Y cualquier asunto relacionad­o con la política que salga en próximas fechas va a ser exactament­e igual. Deberán pasar muchos años para eliminar esta quiebra. Dicen los psicólogos que cuando en el contexto de socializac­ión primaria, que es el hogar, se reúnen un acontecimi­ento terrorífic­o de gran trascenden­cia social, unas reacciones anormales por parte de los adultos, la emisión repetitiva de imágenes más bien violentas y, sobre todo, la incomunica­ción, todo apunta a que la experienci­a dejará su impronta en el individuo socializad­o del mañana. Eso nos está pasando.

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