Solo tres culpables de los 21 condenados siguen en prisión
El Estado no vigila su ➲ radicalización, y no siguen cursos contra el odio
De 21 condenados en el sumario instruido por la matanza del 11M, transcurridos 20 años, 18 están fuera de prisión sin que el Estado pueda oficialmente seguir su paradero, sus actividades o su grado actual de implicación en la ideología o los intereses que les llevaron a participar en el mayor atentado terrorista de la historia europea.
Abdelmajid Bouchar y Rachid Aglif cumplieron penas de 18 años, y Rafá Zouhier, Mohamed Bouharrat, Hasán el Hasqui, Sael el Harrak, Hamid Ahmidan y otros cinco integrantes del grupo principal de condenados, castigos de entre 10 y 14 años sin que ninguno haya podido ser sometido por la Justicia y las Fuerzas de Seguridad del Estado a libertad vigilada al salir de la cárcel.
El seguimiento especial postcumplimiento, con informes de periodicidad mínima de un año, se prevé ahora para cualquier condena de terrorismo o de violencia de género, pero la norma no es retroactiva: cuando estos pioneros del terrorismo yihadista oyeron el fallo de la Sección II de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional aún no se había revisado la ley.
El 22 de junio de 2010 entró en vigor una reforma del Código Pe
nal que introdujo la libertad vigilada. Con la aplicación el código actual, el juez podría haber pedido el seguimiento de estos terroristas hasta 10 años después de su salida de prisión, pero no se pudo aplicar sobre sentencias ya emitidas.
«No hacemos seguimientos que no sean legales», confirma una fuente de la lucha antiterrorista, sin entrar en las operaciones en que sea necesaria alguna discreta observación. «No es frecuente que un yihadista condenado reincida», matiza otra fuente.
La libertad vigilada se introdujo en su día como «medida de seguridad» atendiendo a «la protección de la víctima» y «cuando la peligrosidad deriva del específico pronóstico del sujeto imputable».
No se pudo establecer oficialmente que esos coautores y colaboradores de la matanza se hayan desvinculado del odio que los llevó a matar. Ninguno de los condenados por el 11M se ha acogido a programas de desradicalización como el que comenzó a ensayar la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias en 2016.
De los tres que quedan en prisión, condenados a penas de más de 30.000 años, dos de ellos, Jamal Zougam y José Emilio Suárez Trahorras, no toman parte en más actividad que salir al patio cuando les toca. Otman el Gnaoui, el único que sostiene aún que no participó en los atentados, participa en la limpieza de su módulo en la prisión de León.