El Periódico Aragón

La violencia sexual se ceba en los hombres en la guerra de Ucrania

La ONU documenta decenas de agresiones a ucranianos en el contexto bélico Las mujeres asumen el rol de primera línea en la ayuda a los afectados

- IRENE SAVIO

Kateryna Shatkovska había tenido solo unas pocas sesiones con una víctima de violencia sexual, un militar, cuando este dejó de aparecer por su despacho. Entonces, esta psicóloga de 44 años le llamó e intentó persuadirl­o para que continuara con la terapia. Pero no tuvo éxito. No volvió a tener noticias de él. Con otro caso, un civil de Jersón, hubo más suerte. Shatkovska le empezó a tratar después de que la ciudad fuera retomada por Ucrania en noviembre de 2022 y, desde entonces, la vida rota de este joven ha ido saliendo del silencio. Pero aún así Shatkovska sigue tomando precaucion­es e intenta evitar que su paciente caiga en lo que se conoce como «retraumati­zación», es decir, que al relatar su calvario recuerde cosas que le generen un nuevo trauma.

Comprender la dimensión real de las violencias sexuales cometidas en el contexto de la guerra (CRSV, por sus siglas en inglés) de Ucrania ha sido, y es, una de las realidades que más desafíos plantea para los investigad­ores. Diversas

y agencias internacio­nales han ofrecido informació­n sobre este fenómeno, ha habido denuncias presentada­s por Kiev contra Moscú y un caso incluso ha llegado ante el Tribunal Internacio­nal de Justicia. Sin embargo, la guerra en curso ha imposibili­tado una radiografí­a completa. A pesar de ello, con el paso del tiempo, una realidad ha empezado a surgir de las investigac­iones de la ONU, una de las fuentes más fiables los afectados de CRSV, al menos con los números disponible­s hasta ahora, son predominan­temente hombres.

En su último informe de octu

bre, la Oficina del Alto Comisionad­o de la ONU para los Derechos Humanos (OHCHR) lo dijo con cifras. En concreto, llegó a documentar 149 casos de CRSV cometidos por soldados o agentes penitencia­rios rusos desde febrero de 2022 hasta junio de 2023, de los cuales 94 eran hombres, 51 mujeres y 4 niñas. Con ello, la OHCHR también contabiliz­ó 24 casos cometidos en zonas controlada­s por las fuerzas ucranianas, de los cuales 18 eran hombres.

Unas cifras que, además, todas las fuentes consultada­s para este reportaje consideran muy inferiores

a los casos reales, como también incide Shatkovska. «Somos consciente­s de que conocemos solo una parte de los casos, ya que muchas víctimas tienen miedo y no denuncian», argumenta la especialis­ta, en su oficina en la orilla izquierda del Dniéper, en Kiev.

«Las razones son muchas, en algunos casos se debe a que tienen familiares en zonas ocupadas [por Rusia] y temen represalia­s, o porque piensan que la sociedad les considera culpables por haber sobrevivid­o», explica Shatkovska, desde hace año y medio empleada en la red de 11 centros de sostén paoenegés ra sobrevivie­ntes creados por el Gobierno ucraniano y la UNFPA, la agencia de salud sexual y reproducti­va de la ONU. «Esto es también por el estigma», advierte. Oksana Dumska, encargada de comunicaci­ón de UNFPA, también cree que todo se debe a que «es algo nuevo» para Ucrania, ya que estos casos han crecido a gran ritmo desde 2022. Por ello «ahora mismo hay una gran necesidad de especialis­tas hombres por el crecimient­o de supervivie­ntes hombres que han estado cautivos», dice Dumska.

Sin poder anticipar si esto se logrará, una respuesta por ahora se halla en la labor de profesiona­les como Ljuba, una trabajador­a social del sur de Ucrania que comenzó a abordar estos casos después de escapar de una zona ocupada por Rusia. Ljuba, quien también solicita no utilizar su nombre real por temor a represalia­s, asegura que una de sus mayores satisfacci­ones es haber evitado dar lástima y, además, haber logrado que muchas víctimas hayan confiado en ella.

/ REFORMA DEL CÓDIGO PENAL En la respuesta a estos casos de violencia sexual, las mujeres han asumido el rol de primera línea en la ayuda a los afectados. Los centros de UNFPA son una muestra: el 90% de sus trabajador­as son de género femenino. Pero ejemplos hay muchos más. Algunas incluso son rostros conocidos en Ucrania, como Kateryna Pavlichenk­o, viceminist­ra de Asuntos Internos y coordinado­ra de la unidad de la policía que investiga la violencia sexual cometida en el marco de la guerra, e Iryna Didenko, encargada para la Fiscalía General de Ucrania. O Uliana Tokarieva, la viceminist­ra de Política Sociales, impulsora de una reforma para que se incluya la violencia sexual relacionad­a con la guerra en el Código Penal. Ahora solo se reconocen otras formas de violencia sexual y no este delito tipificado por el derecho internacio­nal.

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SERGEY KOZLOV / EFE Soldados rusos atienden un servicio religioso, en enero durante la Navidad ortodoxa.

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