El Periódico Aragón

Despedida con mal sabor

El Casademont Zaragoza volvió a caer en el partido de vuelta ante un Chemnitz muy superior y puso punto y final a su participac­ión en la FIBA Europe Cup ÊBell-Haynes brilló en el conjunto aragonés con 31 puntos

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No fue como hace una semana pero el Casademont Zaragoza volvió a perder por una gran diferencia ante el Chemnitz (102-86) en su despedida de la FIBA Europe Cup. 50 puntos de distancia en la eliminator­ia, seis cuartos perdidos y dos empatados de los ocho jugados, ha sido la realidad del Casademont Zaragoza, que se ha encontrado en el Chemnitz un muro infranquea­ble. El conjunto germano es una de las sorpresas de la temporada y ha demostrado el porqué, con su baloncesto alegre, rápido, bien jugado y ejecutado, ante un Casademont que está para pocas fiestas.

Lo mejor para el conjunto aragonés fue que volvió al completo, sin perder unidades por el camino, pese a que no hizo una rotación muy diferente a la de un partido normal, con Yusta jugando 29 minutos y un Bell-Haynes espectacul­ar con 31 puntos. Más tiempo en el banquillo estuvo Watt pero porque su rendimient­o sigue estando por debajo de su nivel, como en las últimas semanas. Traoré tuvo 20 minutos de calidad en los que sumó cosas y no aprovechó los suyos Andronikas­hvilii. Poco más tuvo un partido claramente marcado por el resultado de la ida.

El Casademont Zaragoza afrontó el duelo como debía, con intensidad, olvidándos­e de la diferencia de puntos, saliendo a competir e intentar ganar el partido. Comenzó incluso mandando en el marcador (5-9) pero las rotaciones mermaron su capacidad anotadora y el Chemnitz cogió las riendas del partido. No obstante, el conjunto aragonés logró contener la versión arrollador­a del equipo alemán que se vio la semana pasada en Zaragoza, mantuvo la igualdad en el primer cuarto (18-18) y salvó el primer momento complicado en el segundo.

Porque en cuanto pudo, en cuanto se liberó del buen hacer del Casademont, el Chemnitz quiso castigar con velocidad, dominando el rebote y anotando de tres, desde todos los frentes posibles. Consiguió una jugosa ventaja que alcanzó los catorce puntos (37-23) y que amenazó con romper el partido ante un Casademont que empezaba a precipitar­se en sus decisiones al ver que el rival podía volver a pasarle por encima. Pero el conjunto aragonés reaccionó bien, supo recuperar la calma y la intensidad para evitar una nueva paliza temprana. Encadenó varias acciones positivas en ataque y se marchó al descanso en partido (4438). Se marchó al descanso pero no a los vestuarios debido al mal estado de los mismos.

En la segunda parte comenzó de inicio Andronikas­hvili, inédito en la primera, y el Chemnitz fue decantando poco a poco el duelo, encontrand­o su ritmo, anotando de tres, castigando cada error del Casademont. A pesar de que BellHaynes se echó el equipo a la espalda y multiplicó sus prestacion­es, y sus puntos, en este parcial, el encuentro amenazó con romperse de nuevo y, esta vez, de manera definitiva. El equipo aragonés vio cómo la distancia iba aumentando poco a poco hasta llegar a los 16 puntos (77-61).

Siguió haciéndolo en el último parcial, en el que el Chemnitz logró superar la barrera de los 20 puntos imponiendo su elevado ritmo de juego. Poca historia más tenía el partido, que terminó con Fisac muy enfadado y expulsad por dos técnicas y Jack Burgess al mando del equipo ante la ausencia de Sergio Lamúa. Al Casademont se le hizo muy largo el final entre la fiesta alemana, con un pabellón en pie entregado a la fiesta de un equipo al que da gusto ver jugar, que lidera la Bundesliga y que ya está en semifinale­s europeas.

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Fiba Traoré intenta taponar a Yebo durante el partido de ayer.

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