Menos cafeína para un pleno con bajas revoluciones
La cafetería de las Cortes de Aragón ofreció ayer un servicio de circunstancias para dar un lugar de descanso a los diputados, que tuvieron un menú de cáterin debido a que la empresa adjudicataria cesó su actividad
Tan solo la tribuna de intervenciones está, habitualmente, más concurrida que la cafetería de las Cortes de Aragón durante un pleno. Ayer, sin embargo, se registró una rara avis digna de marcarse en rojo en la hemeroteca.
La empresa adjudicataria del contrato de la cafetería no ofrecía su servicio desde ayer, en una primera jornada del pleno ordinario de la semana. La falta de cafeína, el consenso en torno al impuesto a las renovables o la buena intención de los diputados hizo que, durante la mayor parte del día, las revoluciones no se pasaran de vueltas. Quizá fue una mezcla de todo, quién sabe.
El silencio reinaba en la cafetería desde el punto de la mañana, cuando es habitual ver a diputados, equipos y periodistas tomar el primer bocado del día, rumbo al duelo parlamentario. La alarma de los cafés y los almuerzos no sonó hasta las 10.30 horas: poco antes, en los pasillos y en los teléfonos móviles, se empezaba a difundir el rumor de que sí habría algo que llevarse a la boca durante la jornada.
La misma empresa de cáterin que se encargó de servir las comidas a los diputados –que tuvieron que apuntarse previamente en una lista para tener todas las raciones
controladas– ofreció un pequeño ágape a mitad de mañana. Grandes termos con café y leche caliente, bandejas con diferentes marcas de tés y cafés de sobre y un par de platos con bollos dulces y salados componían el primer menú de la jornada parlamentaria.
La tranquilidad que reinó en la zona durante toda la mañana también se vio al mediodía, poco antes del receso de 45 minutos reservado para la ocasión. Sillas y mesas vacías, las vitrinas sin ningún aperitivo
y la vajilla apilada, completamente limpia. El lío, para las 14.00 horas, ya estaba dirigido hacia el restaurante, donde todos los parlamentarios y sus equipos iban a comer. El menú, ofrecido por la misma empresa de cáterin, un plato combinado, postre y agua o vino, todo a elección del comensal.
Una jornada poco trascendental en lo parlamentario, con una de las soluciones a encontrar entre cafés y no entre los sillones del hemiciclo.