«Me consterna lo que Occidente está permitiendo hacer a Israel»
Profesor emérito de Ciencias Políticas de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) Bichara Khader (Zababdeh, Palestina, 1944) ha luchado durante toda su vida por la paz. Especialista en el mundo árabe, esta tarde, a las 19.00 horas, imparte una confer
— Usted ha vivido desde la distancia un conflicto que no empezó el 7 de octubre, sino que viene de hace más de 75 años…
— Cuando nací, en 1944, no existía Israel. Esta última ofensiva la estoy viviendo con consternación y asombro, sobre todo por la amplitud de la ofensiva para destruir Gaza y el uso de la hambruna como arma de guerra. Pero la consternación no solo es por lo que hace Israel, sino también por lo que Occidente le permite hacer. Tengo amigos que han perdido a 40 o 50 miembros de su familia. Las heridas físicas se pueden curar, pero las de la memoria no, y esto seguirá siendo un trauma durante muchas generaciones.
— A usted también le tocó de cerca, cuando el Mossad (servicio secreto israelí) asesinó a su hermano Naïm, primer representante de la OLP en Bruselas, en 1981.
—Cada familia palestina puede contarte una historia triste. En Bélgica, yo opté por una carrera académica, mientras que mi hermano, doctor en Derecho, optó por una carrera política. Era una figura carismática y muy querida, con un trabajo magnífico en la Comunidad Europea. Fue una pérdida enorme, y sigue siendo un trauma importante.
— ¿Se sienten abandonados, teniendo en cuenta la reacción occidental a otras invasiones como la rusa en Ucrania?
— Gaza ha revelado la verdadera naturaleza del Estado de Israel, que continúa ocupando nuestro territorio e instalando asentamientos que lo fragmentan más, acosando a diario a los palestinos. No hay que olvidar la nakba silenciosa que se produce en Cisjordania. Es un Estado cada vez más radical, con el apoyo de EEUU y con la complicidad de la Unión Europea, que ha impuesto 13 paquetes de sanciones a Rusia porque considera que la ocupación del este de Ucrania es ilegal. Y tienen razón, pero Israel está ocupando Palestina desde 1967, vulnerando el derecho internacional y humanitario.
— En los últimos tiempos, las relaciones de algunos Estados árabes (Marruecos, Arabia Saudí…) están yendo hacia la normalización de Israel, pese a que el pueblo árabe sigue apoyando la causa palestina.
— Los palestinos se sienten un poco abandonados por sus hermanos árabes, los Estados oficiales, con esta política de normalización que fue fomentada por Trump, un presidente que era más sionista que los propios sionistas. Ha querido marginar el problema palestino activando acuerdos con Bahréin, los Emiratos Árabes Unidos, Marruecos o Sudán. Esto es una contradicción total con el sentimiento popular, ya que los sondeos hablan de un 90%
de rechazo a esta normalización, pero los Estados son sordos.
— Hablemos del contexto que rodea a Hamás.
— Hamás aparece en 1987, casi autorizado por Israel. Era un modo de dividir el movimiento nacional palestino. Con el tiempo, Hamás se ha radicalizado e Israel ha lanzado cuatro ofensivas (2008, 2011, 2014 y 2021) con una táctica llamada cortar el césped. Es decir, debilitar el movimiento pero dejarlo vivo. El propio Netanyahu reconoció en 2019 que había que mantener a Hamás, porque su existencia permite dividir el movimiento palestino, y ha permitido su financiación. Como profesor de geopolítica, mi trabajo no es condenar, sino explicar el porqué de este ataque terrorífico, es decir, la contextualización histórica y sus motivaciones inmediatas.
— Usted es un experto en el mundo árabe. El vicepresidente de Aragón, Alejandro Nolasco, habló de dejar de nacionalizar a quienes vinieran de culturas islámicas.
— Ni existen religiones de la espada, ni existen religiones de paz. Todo
depende de cómo se instrumentalizan. Hubo cristianos que produjeron las cruzadas e impusieron la fe católica durante el colonialismo. En el Islam hay varias corrientes, y no puedes analizar el caso de más de un billón de musulmanes a través del prisma del movimiento yihadista o de los flujos de inmigración ilegal. En Europa hay un proceso de radicalización que intenta criminalizar a cada musulmán, acusándolo de ser potencialmente un terrorista. Buscar enemigos para granjear votos en las elecciones es lamentable y revela, por un lado, pereza intelectual y, por otro, inconsistencia moral.
«Las heridas físicas se curan, pero las de la memoria no. Gaza será un trauma durante generaciones»
— Huntington hablaba del choque de civilizaciones. ¿Teme que se pueda llegar a un conflicto?
— No soy partidario de las tesis de Huntington, tienen poca relevancia científica. Aceptar al otro como un ciudadano de pleno derecho es la única forma de acabar con la cultura del odio y con la islamofobia. El ejemplo es el antisemitismo europeo del siglo XIX, que derivó en el Holocausto del XX. Se empieza con un discurso de odio y se puede acabar en un conflicto mayor.