El Periódico Aragón

«El teatro siempre será mi gran amor y el Principal, mi casa»

Tras casi 20 años afincada en Madrid, la actriz zaragozana vuelve al Teatro Principal con la obra ‘Un delicado equilibrio’. Se representa­rá hasta el domingo con Alicia Borrachero y Manuela Velasco en el elenco

- RUBÉN LÓPEZ Zaragoza

La actriz zaragozana Cristina de Inza se fue a Madrid con casi 40 años –por amor– dejando tras de sí una consolidad­a trayectori­a en compañías teatrales de la comunidad. En la capital logró hacerse un hueco y trabajar en numerosas series de televisión y algunas películas, pero asegura que el teatro sigue siendo su «gran amor». En mayo de 2022 ya regresó al Principal con Imanol Arias y Muerte de un viajante y ahora, a sus 58 años, vuelve con Un delicado equilibrio en una adaptación del célebre texto de Edward Albee que ganó el Pulitzer en 1967. La obra, que se representa­rá hasta el domingo con seis intérprete­s sobre el escenario, realiza una sutil disección de la familia de clase mediaalta americana de los años 60, criticando la institució­n familiar dominada por las apariencia­s que ha olvidado los sentimient­os y la ternura.

— El propio Albee definió su obra como «tensa y turbulenta». ¿El objetivo es remover conciencia­s?

— La obra es una crítica a las estructura­s y a la forma de relacionar­nos que tenemos los seres humanos. Albee escribió su texto en 1967 pero estamos en 2024 y se podría hablar casi de lo mismo. Y más ahora que nos rodean tantas pantallas, la superficia­lidad, el enseñar lo bonito de la vida y lo bien que me lo paso. El texto es totalmente vigente y habla de una familia de clase media alta de EEUU pero su historia es universal y puede pasar en cualquier parte del mundo.

— Vuelve con ella a su ciudad.

— Siempre es muy especial y muy emocionant­e volver. Aquí está mi familia y todos los compañeros de profesión que mantengo... Es como regresar a mis orígenes y a esa joven entusiasta que entró con 17 años en la Escuela de Teatro de Zaragoza. El Principal es como mi casa porque aquí he actuado con todas las compañías aragonesas en las que he estado: Nuevo Teatro de Aragón, el Temple, Teatro Luna de Arena... El Principal debería ser la casa de todos los actores aragoneses y tengo la sensación de que ya no es así. Ojalá se pudieran ver aquí más produccion­es locales, aunque también es cierto que antes había más compañías en la comunidad.

— ¿Cómo ve la escena teatral aragonesa?

—No se puede comparar con la ebullición que había hace 30 años. Había más compañías de texto y hacíamos muchas giras por España y también en Sudamérica. Teníamos un Centro Dramático Aragonés y una gran actividad que poco a poco se ha ido apagando. Sé que se necesita dinero para todo eso, pero también se necesita cambiar el enfoque. Lo vemos también en el audiovisua­l. Habría que hacer más produccion­es de ficción realizadas e interpreta­das por gente de aquí, que para eso tenemos

una televisión autonómica. Alguna cosa se va haciendo, pero nada que ver con otras comunidade­s en las que hay un gran tejido que permite a los actores vivir de su profesión.

— Usted se fue a Madrid casi a los 40 años con una carrera muy consolidad­a en Aragón. No debió de ser fácil...

— Sí, fue bastante duro. Llegué a una selva en la que no conocía a nadie. Me acuerdo de estar viendo una serie de televisión y apuntar los directores de castin que aparecían en los créditos... Poco a poco fui haciendo anuncios y cortos hasta que un día invité a un director de castin a una obra que hice en Madrid con Teatro del Temple (Picasso adora la Maar). Vino y poco después me llamó para la serie El pasado es mañana que protagoniz­aba Remedios Cervantes. Hice 120 capítulos y fue como un máster para mí porque yo no tenía formación en televisión. A partir de ahí un proyecto me fue llevando a otro. Hay que hacerlo muy bien cuanto te surge la oportunida­d y demostrar tu talento, pero la suerte interviene mucho en nuestra profesión.

— Muy pocos actores pueden vivir de su pasión...

— Es complicadí­smo. Pero es algo que yo tuve claro desde el principio. Mi madre también, por eso me obligó a estudiar otra cosa. De hecho, soy maestra e hice también Turismo. Recuerdo que cuando vivía en Zaragoza trabajaba de junio a septiembre en Peñíscola como animadora. Con ese dinero vivía el resto del año pudiendo hacer teatro los fines de semana. Después he tenido la suerte de poder vivir de mi pasión, pero no es lo habitual.

«He tenido la suerte de poder vivir de mi pasión, pero no es lo habitual en este oficio»

— ¿Lo suyo fue algo vocacional?

— Totalmente. Fui a Escolapias aquí en Zaragoza y ya allí empecé a hacer mis primeras obras de teatro. Nació esa vocación y con 13 o 14 años me apunté a clases los fines de semana con Cristina Yáñez. Luego ya entré a la Escuela de Arte Dramático de Zaragoza y ahí empezó todo.

— Ha hecho cine y televisión, pero sobre todo teatro.

— Yo soy mujer de teatro y siempre será mi gran amor. Pero el cine y la televisión también me han dado grandes alegrías, como por ejemplo haber interpreta­do a doña Encarna en la serie Amar en tiempos revueltos. Nunca me habían ofrecido un papel así de mujer malvada y lo disfruté muchísimo.

 ?? Miguel Ángel Gracia ?? La actriz zaragozana Cristina de Inza, ayer en el Teatro Principal.
Miguel Ángel Gracia La actriz zaragozana Cristina de Inza, ayer en el Teatro Principal.

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