El veredicto de Víctor Fernández y el recado para los jugadores
En estas doce jornadas restantes veremos si el problema del Zaragoza era esencialmente de técnicos o también de futbolistas
En la rueda de prensa de presentación del martes, Víctor Fernández anduvo con el corazón encogido todo el tiempo que estuvo delante de los micrófonos. El entrenador se retiró un par de veces abrumado, con alguna lágrima en los ojos y sin poder articular palabra, circunstancia que tocó la fibra emocional del aficionado medio y que, a buen seguro, tendrá un buen retorno el domingo en La Romareda en forma de ilusión y aliento. Además de esa circunstancia, por la que ese día será recordado siempre, Fernández dejó varias perlas de las que acostumbra mientras fue capaz de hablar. Víctor es muchas cosas, pero con el manejo del lenguaje es un maestro. Suele poner el acento en el lugar correcto, afina con la dirección adecuada de los mensajes y transmite, algo fundamental para un orador. Su discurso estuvo plagado de notas emotivas, entre interrupción e interrupción, pero también tuvo gotitas de fútbol.
En este punto, con el balón en el suelo, el entrenador aragonés hizo una primera valoración de lo que había sucedido para que él estuviera allí como consecuencia de la segunda destitución de la temporada, la de Julio Velázquez, y los malos resultados del Real Zaragoza en la temporada en curso. «Los jugadores han dado muy poco», dijo.
Víctor Fernández no es diferente a cualquiera de ustedes. En el verano le gustaba la plantilla mucho más que en el invierno. Al grupo se le han ido viendo las taras conforme transcurrían los meses y los defectos han sepultado las virtudes. El técnico echa en falta velocidad, talento ofensivo puro y mejores pies. Pero, como reconoció indirectamente con su respuesta, cree que los futbolistas de la actual plantilla tienen más de lo que han dado.
A Víctor le han precedido dos entrenadores a los que la plaza les engulló. Ninguno supo dar con la tecla y estrujar el rendimiento del grupo. La mayoría de los jugadores han estado por debajo de sus máximos tanto con Escribá como con Velázquez. Ahora esos hombres están a sus órdenes. Hasta hoy, el problema del Real Zaragoza ha sido doble, de entrenadores y de jugadores, con dos técnicos perdidos y numerosas piezas claves del equipo a un nivel bajísimo durante muchos meses. En estas doce jornadas veremos si el roto era esencialmente de técnicos, carencia ahora aparentemente corregida, y también si la plantilla tenía más rendimiento del que ha dado por el momento, como vaticinó Víctor, o si definitivamente no hay tutía.