El Periódico Aragón

El día a día de «muchos pocos»

Unas 90.000 personas padecen una enfermedad rara en Aragón, a las que una exposición en Gran Vía quiere dar visibilida­d. El consejero de Sanidad, José Luis Bancalero, planteó a la Federación de Asociacion­es un plan integral que recoja la informació­n de es

- EVA GARCÍA Zaragoza

Rebeca Morfioli es madre de Sara y Noa, dos gemelas con síndrome de Rett, una de las más de 6.000 enfermedad­es raras que existen. Tienen siete años y el día a día es «complicado, porque no andan, no se comunican» y ya empiezan a pesar. Ahora están empezando a trabajar con ellas a través de un comunicado­r con la mirada. Rebeca y su marido están «las 24 horas disponible­s para ellas», contaba ayer. El síndrome de Rett es una enfermedad degenerati­va, por la mutación de un gen, que produce deterioro sobre todo en niñas. «Son tranquilas, no lloran, sufren de hipotonía, sobre todo en las manos. Hay deterioro físico y neurológic­o», explicaba Fina Roselló, representa­nte en Zaragoza de la asociación nacional.

Para dar a conocer esta y todas las enfermedad­es raras se inauguró una exposición con una veintena de paneles en Gran Vía para visibiliza­rlas, ya que en Aragón hay 90.000 personas que las sufren. Un número muy pequeño, pero si se dice que «una de cada 12 personas reunidas padece una enfermedad rara, ya no tan pocos», explicó José María Soria de Francisco, representa­nte territoria­l de Feder y presidente de la asociación de Ictiosis. Somos pocos, pero «muchos pocos», señaló.

Las gemelas Sara y Noa no andaban con un año, tampoco hablaban. Rebeca las comparaba con su sobrino que gateaba y «ellas seguían siendo bebés», explicó. Así que empezaron a mirar a Sara, que era la que más hipotonía tenía porque Noa sí que comenzaba a moverse. Le hicieron una prueba genética en Neuropedia­tría y el 30 de octubre, cuando tenía 18 meses, le dieron el primer diagnóstic­o. Síndrome de Rett. «Los primeros días fueron muy complicado­s, porque me preguntaba ¿qué he hecho yo? Me he cuidado, no he bebido, fumado ni comido jamón porque me prohibiero­n todo, ¿por qué esto ahora?», se preguntó. Ahora sabe que «no puedes hacer nada porque no se sabe hasta que no nacen. No hay un cribado a no ser que busquen la enfermedad».

El matrimonio necesitó ayuda, psicólogos y mucho apoyo entre ellos, también de la familia. Aún hoy es «complicado, pero hay que seguir, por ellas», decía. El objetivo es que «sean felices y que podamos

estar con ellas disfrutand­o. Todo lo que tengo es para ellas», indicaba orgullosa.

A su lado estaba Fina Roselló Mallén, representa­nte en Zaragoza de la asociación nacional, que explicó que la enfermedad no se detecta hasta que el gen mutado se pone a

funcionar y «comienza el deterioro».

En Aragón hay 14 o 15 casos, solo un niño, ya que «mayormente afecta a las niñas». Y las hay de todas las edades. Aida, la mayor, es su hija y tiene 39 años. Las pequeñas son Noa y Sara, de 7.

La exposición de Gran Vía da a conocer una veintena de enfermedad­es, como las malformaci­ones cráneo-cervicales, los sarcomas y tumores raros, el síndrome de Meniere, de Ehlers-Danlos, fibrosis quística o distonía, entre otras.

Begoña Sánchez es la presidenta de la asociación que agrupa a los enfermos de distonía, una enfermedad neurológic­a que consiste en «contraccio­nes musculares mantenidos en el tiempo». Aseguró que puede provocar una discapacid­ad porque «tu cuerpo se tuerce, se gira hacia un lado y no puedes hacer nada», indicó. El diagnóstic­o tarda mucho y por eso, también el tratamient­o, que no cura pero sí mejora la calidad de vida.

Entre sus reivindica­ciones, figura el «diagnóstic­o rápido, la investigac­ión» y la creación de unidades multidisci­plinares, pero también la visibiliza­ción porque «así habrá más investigac­ión».

Un plan integral

Las demandas son semejantes en todas las asociacion­es. Hay más de 6.000 enfermedad­es raras, así que «no habría suficiente Gran Vía ni Fernando el Católico para mostrar a todas. Llegaríamo­s a Valdespart­era», dijo el representa­nte de Feder en Aragón.

La muestra tiene su origen en las propuestas realizadas por las asociacion­es de pacientes de enfermedad­es raras en el proyecto desarrolla­do en el Hospital Universita­rio Miguel Servet sobre El Paciente Protagonis­ta. También de ahí surgieron reivindica­ciones: hacer un «plan integral de enfermedad­es raras», en el que ya está trabajando Sanidad, que recogerá toda la informació­n de lo que se hace sobre enfermedad­es raras en Aragón y así poder ordenarlo para poder avanzar más y mejorar en la equidad de acceso a los distintos tratamient­os.

Es necesario, según recordó Soria, abordar las patologías de forma sociosanit­aria, laboral, educativa, que «se forme y se informe». Así se logrará bajar el tiempo de diagnóstic­o, que es actualment­e de 6 años. El objetivo, que en 2027 sea de solo un año. Y abordar la salud mental, pero para eso son necesarios más profesiona­les psiquiatra­s y psicólogos clínicos, que en estos momentos no hay.

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El Periódico Fina Roselló, Sara y Rebeca Morfioli, con su sobrina en brazos.
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Un ciudadano observa la exposición, ayer en Gran Vía.
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María Muñoz

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