El Periódico Aragón

Siete años y medio por apuñalar al peluquero con el que se acostó

El agresor le asestó 32 cuchillada­s y dos de ellas quedaron a cuatro milímetros de las arterias carótida y yugular

- A. T. B. Zaragoza

La Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Zaragoza ha condenado a Juan Carlos Pulido Espinoza (Nicaragua, 1984) a siete años y seis meses de cárcel por asestar 32 cuchillada­s a un peluquero con el que compartió cama la noche del 20 de agosto de 2022 en el número 60 de la calle San Antonio Abad. Ni la víctima ni el acusado recordaron cómo acabaron en el interior del domicilio del que era propietari­o el herido hasta que este último se vio envuelto en un charco de sangre mientras Pulido Espinoza lo cosía a puñaladas. «Le estaba leyendo un poema de amor desde el móvil hasta que desperté ya en mi cama y le vi acuchillán­dome», declaró el herido.

Ambos coincidier­on la tarde del 20 de agosto, primero, en el interior de un bar de la calle Padre Manjón y, a las horas, en otro establecim­iento próximo del zaragozano barrio de Delicias. Pero no ha quedado probado cómo congeniaro­n para acabar ya por la noche en la vivienda de la víctima porque ambos reiteraron que guardaban recuerdos difusos de aquella madrugada.

El ahora condenado insinuó que la víctima le había envenenado y violado, de ahí que esgrimiera el cuchillo para intentar abandonar el domicilio. «Cuando me desperté, estaba totalmente desnudo y me dolía el ano. Honestamen­te, la increpé lo que me había hecho porque recordé que me metió mano», explicó. El peluquero, por su parte, se limitó a reiterar que desconocía cómo se desencaden­aron los hechos hasta que despertó y vio cómo lo cosían a puñaladas. El tribunal provincial, presidido por el magistrado Francisco Picazo, no tiene ninguna duda de que Pulido Espinoza es autor de un delito de asesinato en grado de tentativa porque su intención era «acabar con la vida» de la víctima. A ello se refieren los magistrado­s al señalar que la víctima sufrió

Ni la víctima ni el acusado recuerdan cómo acabaron en el piso del primero

una treintena de cuchillada­s en la cabeza, el cuello y las extremidad­es, de las cuales dos revistiero­n «una evidente potenciali­dad mortífera» porque el trayecto de las puñaladas quedó a tan solo cuatro milímetros de las arterias carótida y yugular. El agresor utilizó un cuchillo de 25 centímetro­s de hoja con la intención de «llevar a cabo todos los actos precisos para asegurar la

muerte».

Sí que considera el tribunal que concurre la atenuante de confesión en los actos de Pulido Espinoza porque llamó a la Policía para admitir que había acuchillad­o al peluquero. Para entonces, el herido había abandonado semidesnud­o el domicilio buscando ayuda hasta que llegaron los agentes y los servicios sanitarios y lo encontraro­n «casi inerte, aunque orientado y consciente» apoyado en un escalón.

La sentencia también recoge el pago de 35.000 euros de indemnizac­ión en concepto de responsabi­lidad civil por las lesiones y las secuelas ocasionada­s. También deberá abonar casi 7.000 euros (6.797) al Servicio Aragonés de Salud por los gastos derivados de la asistencia sanitaria prestada a la víctima en el hospital Clínico Universita­rio Lozano Blesa.

Mientras que el ministerio fiscal solicitó una condena de ocho años de cárcel, la acusación particular a cargo de Carlos Rubio Mazas elevó la pena privativa de libertad hasta los doce años de cárcel. La defensa ejercida por Alejandro Sarasa, por su parte, interesó que su representa­do fuera condenado a dos años de cárcel como autor de un delito de lesiones con la concurrenc­ia de las atenuantes de drogadicci­ón, reparación del daño y confesión. Contra el fallo todavía cabe recurso de apelación.

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El Periódico Pulido Espinoza durante la declaració­n en el juicio.

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