1.239 fragmentos para un mural cerámico con historia
Los ceramistas Javier y Juan Fanlo, de Muel, han creado el diseño que cuelga en la nueva Facultad de Filosofía
El mural de la nueva Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, de nada menos que 5x2 metros, realizado por los ceramistas de Muel Javier y Juan Fanlo, padre e hijo respectivamente, ya ocupa al fin su lugar. Su materialización es un homenaje a la cerámica, y obviamente al barro, un material esencial a lo largo de la historia. «Precisamente hemos querido que el barro hablara de algún modo», describen sus autores. El proyecto se desarrolló de hecho, prácticamente de principio a fin, en sus respectivos talleres.
«Nos hemos inspirado en los cuarteados naturales que se forman tras una tormenta de barro en los pantanos en épocas de sequía o en las barranqueras próximas al pueblo», relatan. «No queríamos fragmentarlo de manera artificial y lo dejamos secar naturalmente. El mural es una copia de un paño de barro líquido que, una vez seco, se ha cuarteado y roto. En este caso,
en 1.239 fragmentos», explican. Padre e hijo se limitaron a seleccionar formas de ese caos: «La gama de colores y las diferentes técnicas que empleamos posteriormente representan las diferentes culturas cerámicas y su evolución».
Proceso de elaboración
El mural comenzó a tomar forma en el taller La Huerva. Con la ayuda de Montserrat Mazas, «extendimos en el suelo una colada de barro, procedente de una antigua tejería abandonada en Botorrita, de más de 10 m2, y le aplicamos engobes. Copiamos entonces la imagen de la fragmentación, extrajimos las piezas una a una, las numeramos y bruñimos, y las volvimos a disponer en su estado original para que secasen del todo durante un mes».
Ya en el taller de Juan (La Cocona), «aplicamos sigilatas siguiendo el boceto, bizcochamos las piezas y les aplicamos diferentes esmaltes antes de cocer de nuevo el conjunto. La última de las tres cocciones a las que las sometimos, denominada etrusca, aporta a cada fragmento su carácter definitivo: los torna más sedosos y con una pátina que los hace parecer gastados, antiguos».
Juntos, padre e hijo han materializado este singular homenaje a la cerámica, si bien cada uno ha aportado su enfoque personal al proceso. Además de artesano, Javier es arqueólogo, historiador y estudioso de la cerámica: el proyecto recoge sin duda su experiencia y conocimiento de un material soporte presente en todas las civilizaciones. La aportación de Juan, licenciado en Bellas Artes, ha sido más de índole conceptual y artística.