Una gesta de otra galaxia
Hace exactamente 20 años, el Real Zaragoza firmaba una de las páginas más bellas de su historia al conquistar su sexta Copa del Rey tras derrotar en un excelsa final al Real Madrid de los ‘galácticos’. Un gol de Galletti en la prórroga dio el título a un
«Fue, sin duda, el gol más importante de mi carrera, el momento cumbre». La voz de Luciano Galletti se enciende para recordar su gran obra. Aquel tanto en Montjuic al Real Madrid más poderoso hasta la fecha permanecerá para siempre anclado en su corazón y clavado en su mirada. Fue su gran obra. El disparo con el que David venció a Goliat para firmar una gesta de otra galaxia y abrochar la conquista de la sexta Copa del Rey de un Zaragoza legendario. La noche de muchas vidas. «Me sigue pareciendo que fue ayer», confiesa el argentino, que tiene claro que «la final la empezamos a ganar fuera del estadio, era impresionante la llegada a Montjuic, que al calentar toda la zona zaragocista ya estuviera llena, eso fue un plus porque notamos el alma de todos ellos», recuerda Galletti cuando se cumplen 20 años de la gran hazaña.
Su gol, en el minuto 111, en plena prórroga después de aguantar las embestidas de la bestia durante media hora en inferioridad por expulsión de Cani, desataba la locura colectiva entre un zaragocismo tan orgulloso como incrédulo. «He visto repetido tantas veces ese gol… Hay una imagen con una cámara que parece que no va a entrar, que se ve toda la comba terrible que hace. Claro que es el gol más importante de mi vida, dio un título, en un torneo tan querido en Zaragoza y ante ese rival, el momento… Se juntó todo, ese sumatorio lo convierte en el momento cumbre de mi carrera», sentencia el autor de la obra maestra, suplente en aquella final.
Galletti había saltado al campo en el minuto 60, apenas dos después de que Láinez obrara el milagro al evitar, con una intervención prodigiosa, el tanto de Zidane con 2-2 en el marcador. «Me recuerdan mucho aquella parada. Por el momento que fue, a quién fue y cómo fue, la trascendencia es mucho mayor. Aquella final permanecerá siempre en la memoria porque fue la primera vez que el Madrid juntaba tantas estrellas en un equipo y el Zaragoza, con jugadores de Segunda que acababan de llegar, le derrotó», recuerda el exportero aragonés. «Ganó el Zaragoza porque siempre ha sido un equipo grande. Partiendo de eso, se juntaron varios factores: mucha calidad en la confección de la plantilla, mucha ambición merced a esa juventud y a la experiencia que aportó la llegada de Dani y Movilla y eso se conjugó bien para amenazar a cualquiera que se ponía por delante a pesar de ser un recién ascendido», subraya.
Al cerrar los ojos, una imagen acude puntual a la mente del zaragozano. «Lo primero que me viene a la cabeza es aquella curva llena de aficionados del Zaragoza en la que estaban como locos Aragón y Garitano entre la gente y enfervorecidos, gritando a pleno pulmón como dos forofos. Pasar de ser jugador a aficionado y vivirlo con esa intensidad se me quedó grabado y me hizo recordar lo que Santi me dijo antes de la final de Sevilla. ‘César, esto no se juega, se gana’».
En aquel Zaragoza bendito, Savio era uno de los más destacados. El brasileño, titular en Montjuic, celebra «una de las conquistas más importantes de mi carrera, por la situación y la dificultad del partido. De 10 personas que fueran a verlo, casi las 10 pensaban que iba a ganar el Madrid. Muy poca gente creía en nosotros, más allá de nuestra afición y de nosotros mismos».
Y eso que la cosa pintaba mal. «Recuerdo que en los primeros minutos casi ni pudimos jugar, el Madrid nos dominó, me acuerdo del escalofrío tras el golazo de Beckham, de la roja de Cani… Cuando se la mostraron el primer pensamiento fue un ‘¡Dios mío, qué hacemos!’. Nos miramos y sabíamos que teníamos que multiplicarnos en el campo en ese momento. La fuerza que cogimos nos transformó y también lo hizo la ayuda de la afición. En el Madrid lo gané casi todo, pero no había logrado la Copa y conseguirlo era un deseo muy fuerte», asegura Savio, que desvela que «cuando llegué al Zaragoza en mi fuero interno, aunque solo se lo dije a mi familia, vine porque quería hacer algo grande, dejar mi nombre en la historia del club».
Inseparable de Savio era su compatriota Álvaro, central de talla
EXPULSADO EN LA SEGUNDA PARTE DE LA FINAL
«Me recuerdan mucho aquella parada a Zidane»
PORTERO TITULAR EN MONTJUIC
que bordó aquella final. «Recuerdo lo mal que lo pasamos tras el gol de Galletti, fueron diez minutos eternos, defendiendo por arriba, por abajo, contra Zidane, Beckham, Raúl, Figo, Roberto Carlos… Gaby y yo nos multiplicamos. Es sin duda mi mejor recuerdo en España, mi gran día en el fútbol allí», asevera. «A Luiz Gabriel, mi hijo pequeño que nació en Zaragoza, y al mayor, Álvaro Calebe, les he puesto muchas veces ese partido, también a mis amigos, porque además de la victoria y el título es un partidazo, con emoción, cinco goles … Lo he visto cientos de veces», afirma.
Algunas más que Cani, cuya expulsión al comienzo de la segunda parte, con dos tarjetas casi seguidas, amenazó ruina. «Lo pasé muy mal hasta que acabó el partido. Sabía que la había cagado y que esa metedura de pata podía provocar que el equipo perdiera la final. El sentimiento de culpa era horroroso, pero Galletti me salvó el culo y conseguimos ganar», celebra el aragonés, que tiene claro que aquella gesta evitó días de mucha zozobra. «No le di más vueltas porque ganamos. Pero, si hubiésemos caído, habría estado mucho tiempo dándole a la cabeza, pero por suerte se quedó en un susto».
Cani tiene claro que la final empezó a ganarse fuera del campo. «El primer gol lo marcó nuestra gente, a la que teníamos fuera del hotel sin parar de apoyarnos hasta el punto de no poder dormir la siesta. Fuimos súper motivados al partido. Un recuerdo maravilloso», asegura.
«Fue el gol de mi vida, el momento cumbre de mi carrera»
GALLETTI AUTOR DEL GOL DEL TRIUNFO
«Vine al Zaragoza porque quería hacer algo grande, dejar mi nombre en la historia del club»
SAVIO TITULAR EN LA FINAL
«Lo pasé muy mal tras mi expulsión, la había cagado, pero Galletti me salvó el culo»
CANI
LÁINEZ