... a la apuesta por la sostenibilidad del PSOE y Zaragoza en Común
La izquierda zaragozana se mostró muy receptiva para aprobar el texto del PP sin demasiados cambios Las políticas verdes son la base principal de su argumentario
«Hemos perdido una gran oportunidad para avanzar en sostenibilidad». Con estas palabras, Lola Ranera, portavoz del grupo municipal socialista en el Ayuntamiento de Zaragoza, lamentaba las últimas noticias que llegaban el jueves desde los despachos del consistorio. El PP llegaba a un entendimiento casi definitivo con Vox, su socio preferente, para así poder sacar adelante la nueva ordenanza de Movilidad de la mano de la ultraderecha.
Una decisión que no por esperada deja de ser definitoria de la situación actual que vive la política zaragozana. Y es que PSOE y ZeC, en mayor y menor medida, habían recibido con mejores ojos que Vox el anteproyecto lanzado por el Ejecutivo de Natalia Chueca. De hecho, los socialistas estaban dispuestos a apoyar la norma con tan solo pequeños matices, salvaguardando un fondo que consideraban positivo. «La música del texto nos suena bien», dijo el concejal socialista Chema Giral, para después mostrar a la alcaldesa y su equipo su disposición para no tuviese que depender de Vox y sus conocidas «líneas rojas». Máxime tras las palabras de la formación de Abascal, en las que iban frontalmente, no solo contra el planteamiento inicial del PP, sino contra todo lo que, según ellos, implicaba a nivel ideológico, en clara alusión a la Agenda 2030, presente en el preámbulo del borrador.
Precisamente, el preámbulo fue lo más elogiado por el grupo municipal socialista, que dijo al respecto que suponía «toda una declaración de intenciones que va en la dirección de las políticas de sostenibilidad que iniciaron gobiernos socialistas hace ahora 15 años». Chueca afirmó que era «de agradecer» la predisposición socialista, pero no quiso cerrar la puerta a introducir y aceptar enmiendas de otros grupos, tal y como ha sucedido con los últimos acuerdos alcanzados con Vox.
Desde el PSOE, por boca de Lola Ranera, se asegura que van a continuar en esa «política constructiva», mientras que Tatiana Gaudes, concejala al frente del área de Movilidad, tampoco cerró la puerta a un «consenso» que parece del todo improbable tras los últimos acontecimientos. «Todos tenemos asumido hacia dónde van las ciudades», añadió la edil popular, en referencia a la desaparición de la Agenda 2030 de la norma. De sus palabras se desprende que esta exigencia de Vox, que complacieron rápidamente, se ciñe únicamente a una cuestión terminológica, ya que en la práctica se seguirá apostando por estas políticas. Algo que, de la mano de la ultraderecha, no está nada claro.
Zaragoza en Común, por su parte, también había mostrado su «voluntad negociadora» para llegar a acuerdos con el Ejecutivo popular y poder darle su sí al texto, aunque introdujeron 30 propuestas al borrador, considerando «imprescindible atender los criterios marcados por la Agenda 2030», esa que ya no aparece por ningún sitio. Y es que la idea de la izquierda es apostar por un modelo de movilidad sostenible, acorde a los cánones europeos. Sin olvidar tampoco el proyecto de la segunda línea del tranvía, que en este momento parece más lejano que nunca.
con todo, se ha decantado por renunciar a parte de su propuesta, pese a que la izquierda le permitía sacarla adelante.
Desde la izquierda califican la situación de «oportunidad perdida» para conseguir avances