«Las renovables deben reindustrializar Aragón»
cuarta parte de lo que pedía en el anterior Perte VEC y de lo concedido a iniciativas similares como las de Seat o Envisión. ¿Cuándo llegarán esos fondos?
— Cuando se presenten a las diferentes convocatorias. Hay que recordar que tenemos tercer Perte VEC, que hemos ampliado hasta 500 millones, y habrá un cuarto.
— ¿Peligra esta gran inversión?
— No quiero especular sobre esto. Tengo confianza en que los procesos irán bien. Le toca a la empresa presentar los proyectos, que tienen una gran importancia. Deseo y espero que todo vaya bien y sea una realidad.
— ¿Puede escaparse el proyecto?
— Creo que no. No puede ser, digamos. Entre otras cosas porque España tiene muchas plantas que son muy competitivas. Venimos de una enorme y larga trayectoria de Stellantis en nuestro país. Solo espero que le podamos añadir muchas décadas de fabricación, ahora con claves nuevas, de movilidad eléctrica.
— ¿Se ha reunido con el CEO del grupo, Carlos Tavares?
— No. Me he reunido con ejecutivos europeos. Tenemos mesas permanentes de trabajo con Stellantis, al igual que con otras empresas. Hay una relación permanente. Hace dos meses recibimos a máximos responsables europeos. Lo que nos expresaron es que las plantas de Figueruelas y Vigo son muy competitivas y que tienen la voluntad de afrontar su transformación, para lo cual se presentan a los Pertes porque, como es lógico, precisan ayudas públicas.
— El arranque del coche eléctrico en España va lento.
— Somos un gran país productor de automóviles, el segundo de Europa. La verdad es que los resultados de las diferentes marcas en España han sido muy positivos en 2023. A esto hay que añadirle un empuje en la demanda nacional. Esto pasa por generar un plan de estímulos e incentivos que sea claro para el mercado y nos permita ir ganando cuota de movilidad electrificada. También en dar soporte a toda la infraestructura de recarga, que ha tenido una evolución positiva, pero hay que dar claridad y certeza al consumidor. Si logramos estas dos cosas daremos un salto.
—Las empresas están también muy pendientes del Perte de descarbonización.
— Hasta el 17 de abril está abierta la línea uno, de 1.000 millones. Mi mensaje es que se presenten las empresas, a esta línea y a las que vendrán. Los Pertes están para agotarse. También el del Agro, que tendrá una segunda convocatoria en el segundo semestre dotada con 300 millones. Y la empresas que se beneficiaron del Agro 1 cobrarán íntegramente las ayudas en abril.
—¿En qué ha quedado el Perte Chip y la inversión de Broadcom, a la que aspira Aragón?
— Hay miles de millones dedicados a esta industria que nos parece estratégica. Forma parte de un elemento fundamental para la industria del futuro. Hace unas semanas anuncié una comisión de verificación que aprobará próximamente las resoluciones provisionales del Perte Chip de microelectrónica que gestiona nuestro ministerio, que suponen ayudas por 125 millones. Habrá una segunda convocatoria con 200 millones adicionales.
— En las empresas industriales preocupa la propuesta de Trabajo de reducción de la jornada laboral.
— El aumento de la productividad en muchos sectores hace que, sin el debate político de ahora, ya haya habido reducción. En muchos convenios esto es una realidad. Otro tema es cómo se implementa. Deseo que sea a partir del diálogo entre los agentes sociales, que tan buenas lecciones nos han dado al tomar decisiones por acuerdos.
— ¿Hay negociaciones para la llegada de empresas a Aragón?
— Aragón tiene suelo, agua, gran capacidad de generación de energías renovables… Son puntos fuertes para la atracción de inversión de proyectos industriales. Es un magnífico espacio donde, a una tradición automovilística y una agroalimentación ascendente, estoy seguro de que se sumará una industria más tecnológica y digital, donde puede jugar un papel muy importante.
— Ha nombrado las renovables, donde esta tierra es un líder nacional, pero existe una creciente reivindicación de que haya un mayor consumo de energía allí donde se produce y poder así generar riqueza, por ejemplo, con comunidades energéticas en los polígonos para
rebajar el coste eléctrico.
— Sí, es un buen principio. Es absolutamente legítimo el que se diga: si somos grandes productores de energía, está bien exportar a otras zonas, pero tiene que ser también un recurso para la reindustrialización y el fomento de la industria en Aragón.
— El turismo tiene un peso creciente en Aragón, ¿cuáles son sus prioridades en esta materia?
— España es un país líder. Cuando uno tiene esta posición, uno podría optar por no hacer nada porque todo va bien, o ir generando políticas para mantener este liderazgo, como estamos haciendo, a través de una sostenibilidad triple: económica, ambiental y social.
— ¿Cómo encaja nuestra comunidad en esa estrategia?
— Puede ser muy beneficiosa para Aragón desde el punto de vista turístico. Estamos trabajando para desestacionalizar, diversificar productos y redistribuir flujos. Una comunidad con tantos valores naturales, históricos, culturales… es una de las beneficiarias de esta visión. ¿Por qué? Porque luchamos contra la hiperconcentración y por redistribuir. Aragón tiene un gran potencial en este sentido. Hay que recordar que hemos invertido en los últimos años 110 millones en Aragón en planes de sostenibilidad turística, en mejorar el producto, crear nuevos elementos .... Hay un gran potencial turístico pero se debe generar más producto desde Teruel a los Pirineos, valores hay que poner en el mercado y en el circuito, sobre todo, internacional.
— ¿Se trata de no morir de éxito?
— No morir de éxito en algunos sitios y, al mismo tiempo, repartir equitativamente los beneficios del turismo. Por eso en Aragón hemos invertido en patrimonio histórico o estamos reformando e impulsado paradores. Necesitamos desconcentrar, que los que nos visitan del mundo descubran los mil y un valores que hay en España y que no son tan conocidos. Esto beneficia a aquellas comunidades que históricamente no han sido epicentro del turismo.
— En su visita a Binéfar se ha hecho visible la protesta agraria, ¿cómo ve los problemas del campo?
— Hay una creciente conciencia de que el ámbito rural es estratégico, sobre todo tras todo lo vivido en los últimos años. El sector agroalimentario es básico y no se puede dar por sentado. El reto demográfico, que pasa por afianzar población en el territorio, se basa en que haya prosperidad, lo que depende en gran medida de la sostenibilidad de la agricultura y la ganadería. Es un debate europeo porque allí se marcan las reglas. Hay que escuchar y trabajar con los interlocutores sociales. Hay retos importantes: todos los componentes de la cadena de valor se tienen que ganar la vida. Esto es un principio fundamental. Tenemos la suerte tener un ministro de Agricultura como Luis Planas, que se bate el cobre en Europa y tiene un conocimiento profundo de estos asuntos.
— ¿Qué relaciones mantiene con el Gobierno de Aragón?
— Muy constructivas. Tenemos un sentido muy institucional de las relaciones. Estamos colaborando con Aragón y lo haremos en muchos de los retos que tenemos. La relación es buena, como es obligado que sea. Una cosa es el debate político y otra la colaboración en el día a día.
Al automóvil y una agroalimentación ascendente, esta tierra va a sumar una industria más tecnológica y digital
— ¿Qué espera de las elecciones catalanas?
— Una apuesta decidida por pasar página y empezar una nueva época. Cerrar una etapa que ha tenido costes para Cataluña y España y abrir una nueva de un gobierno que se dedique a impulsar políticas muy necesarias y concretas, que restablezca los valores de la unidad de los catalanes y fortalezca también la inserción de Cataluña en España. Esto pasa por tener un presidente que se llama Salvador Illa.
La comunidad tiene un gran potencial en turismo pero se debe generar más producto