La Semana Santa en la provincia: 11 propuestas fuera de Zaragoza
ENTRE TODAS LAS CELEBRACIONES, LAS DE ALAGÓN, ATECA, ARIZA, CALATAYUD, CASPE, EJEA DE LOS CABALLEROS, PINSEQUE, TARAZONA, TAUSTE, TORRIJO DE LA CAÑADA Y USED DESTACAN POR HABER SIDO DECLARADAS FIESTA DE INTERÉS TURÍSTICO DE ARAGÓN
Un año más, los municipios zaragozanos se van a volcar con la Semana Santa. La costumbre y la devoción se mezclan con el patrimonio y la gastronomía en una tradición que forma parte de la identidad de cada pueblo y que, en muchos casos, ofrece numerosos atractivos para los visitantes. De hecho, en once localidades estas celebraciones son fiesta de interés turístico de Aragón.
Alagón
La Semana Santa de Alagón es un elemento fundamental de la tradición popular de la localidad, de la que constan referencias históricas desde el siglo XIII y que se mantiene la tradición del “Paso de la muerte”. Organizadas por cada una de las cinco cofradías que participan, se celebran la procesión de bendición de ramos, la de las de las tres caídas, la del traslado del Ecce Homo, la de Longino, el vía crucis, la procesión de la Verónica y Marías, la del Santo Entierro, la de la Soledad y la del Encuentro.
Ariza
La Bajada del Ángel de Ariza se ce- lebra en la medianoche del Sábado de Gloria al Domingo de Resurrección. Es una tradición única en Aragón y solo se realiza en seis localidades de España. En Ariza presenta la singularidad de que el ángel recita una poesía para transmitirle el mensaje a la Virgen. Tiene su origen en 1902 y recrea la aparición de un ángel para anunciarle a la Virgen María la resurrección de su hijo. El ángel lo encarna un niño o una niña.
Ateca
El origen de la Semana Santa de Ateca se remonta al siglo XVI. No obstante, es a partir de 1660, con la fundación de la Hermandad de la Soledad, cuando toma una forma parecida a la actual. El acto principal es la procesión del Santo Entierro, que se realiza el Viernes Santo y que saca a las calles más de 40 escenas del Antiguo y el Nuevo Testamento. También destacan el pregón y la procesión de ‘El encuentro’. Los pasos más genuinos son el de ‘La muerte’, un esqueleto humano auténtico que salió por primera vez en 1661, y el ‘Cristo de la cuna’, obra de Bernardino Vililla del siglo XVII.
Calatayud
La Semana Santa de Calatayud es de las más antiguas. Diversos actos componen un programa que alcanza su punto álgido el Viernes Santo, cuando desde la iglesia de San Juan el Real parte la procesión del Santo Entierro, que data del si- glo XV. Participan 24 pasos reali- zados de los siglos XVII al XX por- tados por las 12 cofradías o her- mandades penitenciales y más de 300 personajes del Antiguo y el Nuevo Testamento. En la plaza de España se celebra el auto sacra- mental del entierro de Cristo.
Caspe
La de Caspe es una Semana Santa algo diferente de la del resto del Bajo Aragón histórico, más sobria y planificada. El ritual sigue unos estrictos protocolos. Los escena- rios por donde procesionan las cofradías son impactantes. Mu- chas de ellas se fundan en los años 40, y de ahí en adelante van vien- do la luz hasta llegar hasta las ac- tuales. Otras, como la de la Vera- cruz, tienen un origen mucho más antiguo y en el siglo XVIII ya es- tarían activas en cierto modo, también ligadas a otro tipo de ac- tos más allá de la Semana Santa.
Ejea de los Caballeros
La Semana Santa de Ejea fue declarada fiesta de interés turístico por tratarse de una celebración original, elemento fundamental de la tradición popular del muni- cipio, que viene celebrándose des- de el siglo XVI, momento en el que se crearon las primeras cofra- días. A lo largo de la semana se lle- van a cabo distintas tradiciones que la hacen singular, como son el concurso de tambores y bombos, el pregón y las procesiones. En esas celebraciones participan ac- tualmente unos 1.600 cofrades de nueve cofradías.
Pinseque
La Semana Santa de Pinseque es otra de las más singulares de la provincia. La cofradía de la Santa Cama del Señor y Dolores de Nuestra Señora se creó a princi- pios de 1940 y es la encargada de organizarla. En la noche de espe- ra de Jueves Santo, los jóvenes custodian el Cristo Yacente atavia- dos de alabarderos (soldados ro- manos). La Santa Cama, nombre con el que se conoce al paso prin- cipal, es un Cristo yacente realiza- do por la escuela de Olot. Duran- te el Viernes Santo, hasta la pro- cesión del Santo Entierro, los ala- barderos lo custodian cambiando la guardia cada media hora con un toque de tambores.
Tarazona
La belleza de los pasos de la Semana Santa de Tarazona atrae a muchos visitantes. Admirados, contemplan la procesión de imponentes figuras religiosas que, a hombros de los cofrades, recorren el municipio en respetuoso silencio, roto únicamente por los toques de tambores y bombos. Es conocida por su originalidad y la diversidad de sus actos, siendo el más espectacular la procesión del Santo Entierro, en la tarde-noche del Viernes Santo, con la participación de todas las cofradías.
Tauste
La Semana Santa de Tauste tiene lugar desde 1589, con la llegada de los franciscanos a la villa. Cuenta con diversas tradiciones que la singularizan de otras celebraciones, como la procesión de los Siete Dolores de la Virgen María, la procesión de la Burreta, la procesión del Encuentro o la presencia de Longinos. También destacan otros actos como la rompida de la hora, la vela nocturna y el cambio de guardia de los judíos en la ermita del sepulcro.
Torrijo de la Cañada
Cada uno de los actos de la Semana Santa de Torrijo de la Cañada desprenden autenticidad e historia. La representación comienza el Viernes Santo con la lectura de la Pasión. El momento del silencio se rompe con la irrupción en el templo de la guardia romana. Después tienen lugar el vía crucis por las calles y la crucifixión en la plaza, protagonizada por el Cristo articulado. Tras la muerte, la representación vuelve a la iglesia y luego es el momento del ‘abajamiento’, que da paso a la procesión del Santo Entierro. La tradición sigue al día siguiente con el Sábado de Gloria.
Used
Las procesiones de la Semana Santa de Used se recuperaron en 2007. Tuvo lugar por primera vez en 1911 y había dejado de realizarse a mediados de siglo. Era afamada la compañía de soldados romanos, así como la gran cantidad de personajes que intervenían. Antaño se ponía el monumento en la iglesia, y tanto los pasos como los personajes eran los mismos que en la actualidad, solo que entonces los trajes eran diferentes. Los tambores son una adición contemporánea.