«Nueva York te enriquece por todos los estímulos que recibes»
La Fundación CAI le ha concedido una beca artística que le permitirá residir tres meses en Nueva York. En septiembre de 2024, Monge vivirá en su propia piel el sueño americano que le permitirá prosperar como profesional.
-Empezó en el mundo de la escultura por casualidad, ¿cómo fueron sus inicios?
–En bachillerato tenía clarísimo que quería estudiar diseño de interiores pero inglés se me daba fatal, suspendí y me quedó para septiembre. Las plazas de diseño de interiores se terminaban en la primera convocatoria y no pude entrar. Me apunté a escultura como un año de transición, pero me gustó tanto que decidí que ese fuera mi camino. Empecé en el mundo de los concursos a nivel regional y nacional y poco a poco me fui introduciendo en el mundo del arte. Primero me centré en la pintura y luego pasé a la escultura. Al principio me sentía inseguro. Cuando eres joven nunca sabes si estarás haciendo lo correcto. Una vez conoces a más gente y tienes más recorrido todo es más fácil.
-Suele definirse como un «hijo de su tiempo». Cuando acabó sus estudios en 2008 tocaba mucho el tema del dinero a causa de la crisis. ¿Cree que el arte siempre está ligado a las circunstancias de su época? –Con el arte puedes tocar cualquier tema, sea contemporáneo o no. En mi caso, he intentado siempre tratar temas de mi época, porque me interesa la actualidad y la política. Me considero un hijo de mi tiempo porque soy un cronista de lo que me ha tocado vivir. Igual que en su día Goya pintó Los fusilamientos para retratar los horrores de su tiempo, yo también creo que tengo la responsabilidad de reflejar aquellas cosas que representan a mi generación.
-Hoy en día ¿qué temas le obsesionan?
–Durante años trabajé mucho sobre el concepto del dinero, del valor
que le damos y cómo condiciona la sociedad actual. Pero últimamente estoy más interesado en un arte costumbrista. Intento representar a las personas de mi generación y el estilo de vida actual.
-¿Cómo ha definido su estilo como artista?
–Yo creo que es un proceso natural que no se lleva a cabo de manera consciente. La evolución llega sin que te des cuenta. Cuando creces como artista ocurre lo mismo que cuando creces físicamente, no te das cuenta de cuando pasas de 1,50 a 1,60, es una evolución progresiva.
-Contar con referentes parece imprescindible para esa evolución. ¿Qué artistas le inspiran?
–Al principio me influenciaba mucho el arte clásico, sobre todo el Barroco, que me ha encantado siempre. Bernini como escultor y Caravaggio como pintor son dos grandes inspiraciones para mí. En cuanto a artistas contemporáneos, me gustan todo tipo de estilos, como el de Ugo Rondinone.
-¿Cómo ha sido el proceso de presentarse a esta beca?
–El año pasado me enteré de su existencia pero no me dio tiempo a apuntarme. Me pareció muy interesante porque había estado en Nueva York un par de veces pero no por temas artísticos. Me gusta muchísimo la ciudad y, en mi segunda visita, ya pensé que me encantaría mudarme allí una temporada. Este año, decidí apuntarme a la beca en el último momento. Preparé todo corriendo porque me coincidió con unas ferias y que me escogieran fue una sorpresa enorme, la verdad, no me lo esperaba para nada.
-¿Qué espera de su estancia en Nueva York?
–Lo primero, quiero verlo como una experiencia vital. Vivir en Nueva York te enriquece como artista por todos los estímulos que recibes. También quiero mejorar el inglés. Además, nunca he vivido fuera de Zaragoza. Empecé a dedicarme a esta profesión desde muy joven y jamás he tenido la oportunidad de parar. Yo tengo aquí mi estudio, unos gastos y una infraestructura sin la que no puedo trabajar. No me podía permitir el lujo de dejarlo todo. Llevo trece años viviendo de esta profesión y siento que ahora me toca parar, vivir esta experiencia y volver con más energías. A parte, quiero aprovechar el viaje para tejer relaciones con galerías y organizar alguna exposición.
-¿En Estados Unidos el arte está mejor valorado que en España? –No, no creo. Yo trabajo bastante con algunas galerías americanas, sobre todo en Miami. Considero que en Estados Unidos lo que hay son más oportunidades. Quizás las puertas están más abiertas a cualquier persona que quiera empezar. Aquí somos más clásicos y allí más abiertos. A mí me gusta mucho su mentalidad a la hora de concebir el mundo del arte, por eso me hace ilusión ir.
-¿En Aragón hay artistas potentes? Porque 42 proyectos se presentaron a la beca de Fundación CAI y el jurado recalcó la calidad de todos ellos.
–Sí, hay buenos artistas pero muchos se tienen que ir fuera de Aragón para dedicarse profesionalmente al arte. Quedan pocos en la comunidad porque apenas hay galerías con proyección internacional ni que expongan en ferias internacionales. Sin esta infraestructura, es muy complejo que los autores aragoneses puedan venderse en el extranjero. Por eso muchos se ven obligados a mudarse a Madrid. Yo alguna vez me lo he planteado pero Zaragoza también me aporta cosas buenas. Es una ciudad que está entre Madrid y Barcelona, y mi galería está en Barcelona. Además puedo permitirme un estudio grande que en otras ciudades sería inviable.
-Hoy en día, existen activistas que reivindican sus causas dañando obras de arte icónicas, como ‘La Gioconda’ de Da Vinci o ‘La primavera’ de Botticelli. ¿Qué opina de este tipo de protestas? –Me parecen una estupidez. Esos activistas necesitan llamar la atención de la opinión pública y la forma que encuentran para hacerlo es dañar las obras de arte. Ni siquiera lo considero un ataque al arte, solo un sinsentido. Es meramente una moda que pasará. Todo el mundo tiene el derecho y la libertad de expresar su opinión, pero si tu mensaje por sí solo no llama la atención, replantéate otras formas de reivindicarlo o cambia tu mensaje.