La polémica tribuna de Anduva
La remodelación del campo, de propiedad municipal como sucede en Zaragoza y cesión al Mirandés, ha abierto una batalla en la que el máximo accionista del club amenaza con vender su paquete accionarial si el consistorio no aumenta una aportación para las o
Con el Ayuntamiento de Zaragoza y el club de la mano en la construcción de La Romareda tras muchos años en los que el proyecto vivió demasiados atascos, el caso de Anduva y el consistorio de la localidad burgalesa, que no supera los 40.000 habitantes, tiene algunos paralelismos, como la titularidad municipal del campo y la necesidad de una remodelación, que en este caso solo afecta a la Tribuna Principal, donde se pretende realizar una obra de más de ocho millones de euros en la que el consistorio y la SAD no se ponen de acuerdo en la aportación de cada uno, lo que ha llevado a la amenaza del máximo accionista de la entidad, Alfredo de Miguel, de una «salida irrevocable» del equipo y vendiendo su paquete accionarial mayoritario, que es del 51%. En ese escenario, en un estadio en el punto de mira, dirime hoy el Real Zaragoza un partido vital.
Está por ver si De Miguel, que en su batalla con la institución no deja de mencionar otros ejemplos de colaboración entre un club y su ayuntamiento, Zaragoza entre ellos, cumple o no esa amenaza porque sí parece claro que esa Tribuna Principal presentada en diciembre, inspirada en el nuevo San Mamés y de un coste excesivo para la realidad de la ciudad y del club, no llegará en este verano, cuando acabe la competición.
El consistorio, que tiene firmado desde 2021 un contrato de cesión gratuita del campo por 75 años en el que el Mirandés se hace cargo de las obras, no supera en su aportación los 1,2 millones, financiados en 10 años y el club considera irrisoria esa cifra y no le vale el argumento de que la mitad de esa grada, que supondrá que el campo pase a tener unos 6.500 espectadores, se pague con los fondos CVC que el cuadro rojillo no ha estrenado, porque no dejan de ser parte de la entidad.
12 millones, el superávit
El Mirandés, en todo caso, tiene fondos más que suficientes para acometer esas obras, con un superávit en estos años de 12 millones tras una gestión ejemplar encabezada
El coste total es de 8 millones y el ayuntamiento paga algo más de un millón en 10 años
por el propio De Miguel y que ha tenido en el ahorro y el buen hacer económico los bastiones. Además, de un director deportivo como Chema Aragón, que estuvo hasta junio pasado, capaz de llevar eso a la práctica. La idea fija en estos años, cinco seguidos en Segunda, es que si el Mirandés ha tenido 4 para gastar, solo ha empleado 3. «No quiero jugadores que tengan un BMW sino aquellos que quieran comprarlo», era una de las frases de cabecera de De Miguel que Aragón aplicó a rajatabla. Equipos repletos de cedidos, muchos aprovechando el escaparate del Mirandés para dar el salto (Merquelanz, Vivian, Iván Martín, Guridi, Marcos André, Camello, Riquelme, Raúl García…), austeridad y seguridad económica.
La fórmula se ha repetido con menos éxito con Alfredo Merino en la dirección deportiva, con hasta 18 cesiones en este curso, algunas camufladas en altas y bajas de una temporada, y 6 en la fallida revolución invernal. El Mirandés, con 5 millones de límite salarial, el tercero más bajo, aún debe cerrar su próximo sexto año en Segunda y ese es otro motivo para que muchos no entiendan una tribuna tan faraónica que podría haberse estrenado con un recién llegado descenso a Primera RFEF .