El Periódico Aragón

«Solo la fuerza de voluntad no sirve para no fumar»

Unas 180 personas acudieron en 2023 al Cmapa para abandonar el hábito tabáquico

- E. GARCÍA Zaragoza M. Á. Gracia

Dejar de fumar es complicado y «solo la fuerza de voluntad no sirve», pese a que muchas veces así se crea. Hace falta ayuda, «motivos, motivación», aunque no sean «muy grandes». Así lo asegura Irene Belloc, directora del Centro municipal de Atención y Prevención de las Adicciones del Ayuntamien­to de Zaragoza (Cmapa).

Unas 180 personas acudieron en 2023 a este servicio gratuito buscando la deshabitua­ción tabáquica, a través de un programa que lleva implantado 25 años. La mayoría fueron mujeres y en cuanto a la media de edad, entre 45 y 55 años. Pero también hubo de franjas inferiores. De 25, lo que Belloc califica como «una suerte que se den cuenta tan pronto»; y también de 75 u 80 años que lo siguen intentando.

En cuanto a las motivacion­es que verbalizan los usuarios, la más habitual es la salud. «Dicen que quieren estar mejor, subir escaleras sin agotarse, andar con más celeridad, no tener problemas en un futuro de pulmón, corazón o un cáncer», explica. Otros se decantan por la motivación psíquica: «No quiero depender de una sustancia, quiero ser libre, libre de comprar, de estar pendiente de fumar...». Y en ocasiones, también influye el dinero (cada vez cuesta más la cajetilla o el tabaco de liar) o el «modelado de los hijos» y qué se les quiere enseñar.

Miedo a recaer

El programa del Cmapa tiene «muy buena acogida». Una vez que llegan al centro se realiza una valoración, se le dan unas recomendac­iones y se organizan reuniones grupales. El programa es multicompo­nente, señala Belloc , ya que también se abordan los hábitos que llevan a la adicción y se ponen en marcha terapias sustitutiv­as de relajación, reducción de la nicotina y el factor psicológic­o. El plan dura tres meses y el objetivo final es que «se deje de fumar del todo, porque la nicotina es incontrola­ble, no se puede reducir su consumo» de forma programada, insiste.

«Reforzamos lo positivo. Qué es lo que mejoró cuando se intentó dejar de fumar», asegura. También se aborda «el miedo a volver a recaer o a coger peso»; pero siempre haciendo hincapié en los aspectos positivos de dejar de fumar, sin insistir en el miedo a las enfermedad­es. Tiene claro que «muchas veces no va a salir como queremos».

De los que empiezan el programa, entre un 60 y un 70% logran dejar de fumar. Pese a que hacen revisiones, algunos recaen.

«Les da vergüenza volver pero estamos para eso, hay que seguir intentándo­lo», señala.

A diferencia de otras sustancias, la percepción de riesgo del tabaco y de otras sustancias legales es «baja». Existe «miedo al consumo de heroína y de cocaína, pero no al tabaco», es lo que se conoce como «adicción silente», afirma, por lo que cuando se percatan de que están enganchado­s «superan la treintena».

Muchos jóvenes se inician con los vapeadores porque creen que no les afecta: «es glamuroso, sobre todo en las chicas», reconoce Belloc, ya que creen que no es nocivo. «Incluso se ha convertido en un regalo de comunión». Pero son «mecanismos de la industria tabaquera para que después se pasen a los otros». Los vapeadores son el camino directo para luego comenzar a fumar. «Y tampoco ayuda a los fumadores a dejar el tabaco», concluye.

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Un hombre fuma en una terraza.

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