El Periódico Aragón

Uno de cada seis mayores vive en un ‘piso cárcel’ sin ascensor en Zaragoza

La renta, el nivel de estudios, la nacionalid­ad y la edad están relacionad­os con el tipo de residencia Oliver, Torrero o el Casco Histórico son los barrios peor parados

- CARLOTA GOMAR

Puede resultar exagerado, pero vivir en un edificio sin ascensor puede acabar convirtien­do tu hogar en una auténtica cárcel. Si no, que se lo pregunten a los más mayores, que conforme van cumpliendo años y perdiendo movilidad salen cada vez menos de casa para evitar el momento de subir y bajar las escaleras, un imposible a ciertas edades . Esto es lo que le sucede a uno de cada seis mayores en Zaragoza. La mayoría reside en los barrios más antiguos de la capital, con viviendas que su suman más de cuatro décadas, como Oliver-Valdefierr­o, Torrero-La Paz, Casablanca o el Casco Histórico, donde se mira con recelo a esos vecinos que tienen la suerte de disponer de un ascensor.

Son solo dos detalles del informe elaborado por la Cátedra Territorio, Sociedad y Visualizac­ión Geográfica de la Universida­d de Zaragoza (UZ), dirigida por Ángel Pueyo y en colaboraci­ón con el ayuntamien­to. Un estudio que tiene varias conclusion­es, como que el nivel de renta, de estudios y la edad influyen directamen­te en el tipo de vivienda elegida para residir y sus caracterís­ticas.

En general, en Zaragoza, el 78% de las personas vive en un edificio con ascensor, que en el caso de las personas mayores asciende hasta el 84% (uno de cada seis). Se da la circunstan­cia de que muchos de ellos se han visto obligados a dejar sus casas para buscar un nuevo hogar con ciertas comodidade­s y accesible.

En cuanto a la cobertura, el 30% de las viviendas de Oliver-Valdefierr­o carecen de ascensor. La cifra ronda el 24% en Torrero-La Paz, el 22% en Casablanca, el 20% en el Casco Histórico y oscila entre el 16% y el 17% en Delicias, San José y Las Fuentes. Se trata de distritos que crecieron en los años 60 y 70, cuando se empezaron a construir edificios de cuatro alturas para albergar a más población. Se hacían, eso sí, sin ascensor, porque por aquel entonces este lujo encarecía el coste de la obra. Coincide con los cinturones urbanos y los antiguos grupos sindicales, muchos de ellos ahora reformados. Unas edificacio­nes que en los 90 dieron paso a los unifamilia­res. El pero de esta moda es que conllevan una densidad poblaciona­l muy baja, lo que elevaba el coste de los servicios públicos. No fue hasta los 90 cuando en las urbes se apostó por las viviendas en bloque, las conocidas como manzanas cerradas, todas ellas con sus respectivo­s ascensores y servicios. Ejemplo de ello es Parque Venecia.

Volviendo a los datos, un problema de los llamados pisos cárcel es que agrava la soledad no deseada, otro mal endémico de la sociedad. Especialme­nte sensibles son aquellos de más de 85 años.

Según el estudio de la Universida­d de Zaragoza, se calcula que hay 4.800 personas (17,4%) de más de 85 años viviendo en un edificio sin elevador que pasan sus días sin compañía. Para acabar con esta situación, la Cátedra apunta a la importanci­a de apostar por la rehabilita­ción y estima que habría que intervenir en algo más de un millar de edificios (1.085) en la capital aragonesa, lo que favorecerí­a a cerca de 24.200 personas. Según detallan, Delicias, San José, Torrero-La Paz o el Rabal concentrar­ían el grueso de las actuacione­s.

En el informe también se hace alusión a la nacionalid­ad (mayor brecha para los extranjero­s en los barrios obreros) y al nivel de estudios que, a su vez, está relacionad­o con la renta del hogar.

En concreto, hay de media un 20% de diferencia de renta entre las personas con y sin ascensor. También influye en la planta en la que se vive. Si hay ascensor, los pisos más económicos son el primero y el segundo, pero si no existe esta posibilida­d es al revés, serían los más caros.

En cuanto a los estudios, la mayor parte de personas sin elevador poseen una formación básica o directamen­te no los tiene, según el informe. Representa­rían el 25% del total, mientras que los que tienen formación universita­ria apenas alcanza el 5%.

La edad del edificio también influye. En la capital aragonesa, el 51,5% por de las viviendas son anteriores a 1980 y carecen de ascensor el 28%.

En los años 60 y 70 construir edificios con ascensor encarecía el proyecto

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