Las elecciones congelan las relaciones del Gobierno con ERC y Junts
Ni reuniones en Ginebra con Junts ni mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat. Pedro Sánchez ha pactado con las formaciones independentistas un paréntesis en su relación hasta después de las elecciones catalanas del 12 de mayo. La suspensión de los diferentes espacios de negociación comprometidos con Junts y ERC va en la misma línea de la renuncia a presentar Presupuestos. Por un lado, obedece a la tendencia de todos los partidos a abrazar posiciones de máximos en el contexto electoral. Por otro, mantiene el juego de equilibrios al que se ve obligado el Gobierno ante la espiral competitiva entre posconvergentes y republicanos para rentabilizar sus negociaciones. No se hará «nada que unos u otros puedan aprovechar electoralmente», justifican fuentes de la Moncloa.
La pugna permanente entre ERC y Junts tiene una de sus principales expresiones en las mesas de negociación. «¿Cuántas veces ha fallado la mesa de diálogo?», se preguntaba Carles Puigdemont el jueves durante la presentación de su candidatura a los comicios, para contraponer su estrategia con un mediador internacional. Frente a ello, en el comunicado del viernes para explicar la decisión conjunta de PSOE y ERC de no celebrar este espacio entre gobiernos hasta después del 12-M, se aludía a una mesa de negociación preparatoria que «cuenta con un mecanismo internacional».
La Moncloa observa con inquietud las posibles repercusiones de la cercana cita con las urnas. Las expectativas depositadas en el resultado del candidato del PSC, Salvador Illa, son altas: los colaboradores de Sánchez confían en que esta vez no solo gane en votos, como en 2021, sino también en escaños, y que las formaciones independentistas no sumen mayoría, acercando la llegada del socialista al Palau de la Generalitat. Pero un desenlace de este tipo, reconocen las mismas fuentes, también puede provocar que ERC y Junts tengan menos incentivos a la hora de pactar con el Gobierno central.